Dos tigres siberianos llegan a Madrid, un ¨¦xito seg¨²n el zoo, ¡°una barbaridad¡± y un ¡°lavado de imagen¡± para los animalistas
Un portavoz de ADDA se?ala que estos f¨¦lidos viven en climas fr¨ªos y se trasladan a un lugar con veranos que superan los 40 grados. Madrid defiende que los dos ejemplares forman parte de un programa de conservaci¨®n europeo
De los 600 tigres siberianos que quedan en el mundo, dos viven ahora en Madrid. El zool¨®gico de la capital ha recibido a dos f¨¦lidos salvajes de dos a?os y 200 kilos, que forman parte del Programa de Conservaci¨®n de la Asociaci¨®n Europea de Zoos y Acuarios (EAZA). Los ejemplares tuvieron que salir del zool¨®gico Kolmarden, en el sur de Suecia, porque la manada ya contaba con un macho, su padre. El zoo de Madrid ha expresado en una nota de prensa que la llegada de los tigres busca ¡°concienciar a los visitantes sobre la amenaza a la que se enfrenta este gran felino¡±, que estuvo al borde de la extinci¨®n hace apenas unas d¨¦cadas. Sin embargo, diversas asociaciones defensoras de los animales han criticado la llegada de estos f¨¦lidos (de la subfamilia de los panterinos) a Espa?a y se?alan al zoo de forzar una campa?a publicitaria que esconde los peligros de mantener estas especies en cautiverio.
Altai y Dunay atravesaron el continente por carretera en un viaje de dos d¨ªas y m¨¢s de 3.000 kil¨®metros. Iban acompa?ados de un cuidador y ¡°en contenedores grandes e independientes, con suficiente espacio para moverse y estirarse¡±, seg¨²n ha detallado Mar¨ªa Delclaux, conservadora de mam¨ªferos terrestres del zool¨®gico de Madrid, quien explica que a los ¡°animales hab¨ªa que trasladarlos del parque de all¨ª [Suecia] porque ya ten¨ªan un macho, entonces hab¨ªa que sacar las cr¨ªas¡±.
El tigre siberiano es una especie solitaria y muy territorial. Las ¨²nicas manadas est¨¢n compuestas por madres y cr¨ªas menores de dos a?os. Los machos adultos viven y cazan solos. Delclaux, tambi¨¦n encargada de los Programas de Conservaci¨®n de Especies Amenazadas del zool¨®gico madrile?o, ha enfatizado que los panterinos no solo cumplir¨¢n ¡°un papel de educaci¨®n¡± para informar al p¨²blico sobre el estado de conservaci¨®n, sino tambi¨¦n servir¨¢n para adelantar estudios de comportamiento.
No obstante, algunos colectivos ambientalistas no consideran que el traslado de los tigres signifique un paso adelante en la lucha por la conservaci¨®n. La portavoz nacional del Partido Animalista Con el Medio Ambiente (PACMA), Yolanda Morales, acusa al zool¨®gico de greenwashing (lavado verde), anglicismo utilizado para se?alar aquellas pr¨¢cticas que, aunque perjudican al medio ambiente, son promovidas como actividades de responsabilidad ecol¨®gica. ¡°Para nosotros no es un ejemplo de convivencia armoniosa con los animales¡±, afirma la responsable de prensa del partido animalista, para quien la tenencia de animales encerrados ¡°no tiene ning¨²n tipo de justificaci¨®n, a menos que sea con fines de recuperaci¨®n de la especie y para reintroducir [en su h¨¢bitat]¡±, remarca.
El zool¨®gico de Madrid planea mantener indefinidamente a los panterinos en cautiverio, una pr¨¢ctica que Delclaux defiende en especies amenazadas. ¡°El programa de conservaci¨®n contempla mantener en cautividad a una poblaci¨®n para tener un stock gen¨¦tico en caso de que sea necesaria una reintroducci¨®n de los animales¡±.
En la misma l¨ªnea de PACMA, Neus Aragon¨¨s, miembro de la Asociaci¨®n Defensa Derechos Animal (ADDA), se?ala que las bondades exhibidas por el zoo son ¡°una operaci¨®n de maquillaje¡±. La activista es consciente de que en algunos casos la reintroducci¨®n al ecosistema de animales en cautiverio puede ser arriesgada para ejemplares que no est¨¢n acostumbrados a sobrevivir por sus propios medios.
Pero en estos casos, afirma, ¡°no hay que usar un zool¨®gico sino centros de recuperaci¨®n¡± que, al ser lugares pensados para los animales, m¨¢s que para los humanos, replican con m¨¢s precisi¨®n el entorno natural de las especies y, en consecuencia, aumenta su calidad de vida. Aragon¨¨s llama la atenci¨®n sobre el hecho de que la constituci¨®n biol¨®gica de estos animales responde a entornos de temperaturas bajo cero. ¡°Llevarlos a un zoo del sur de Europa con unos veranos que superan los 40 grados es una barbaridad¡±, ha concluido la animalista.
El f¨¦lido m¨¢s grande del mundo
El tigre siberiano o tigre de Amur ¡ªpor la regi¨®n a la que pertenecen en la frontera entre China y Rusia¡ª, es el f¨¦lido viviente m¨¢s grande del mundo, puede alcanzar los 3,6 metros de longitud y m¨¢s de 300 kilos de peso. Sus garras miden hasta 10 cent¨ªmetros y su pelaje es m¨¢s largo y grueso que otras subespecies de tigres, dadas las temperaturas extremas que debe soportar, que en la llanura de Siberia descienden m¨¢s de 30 grados bajo cero. Este tigre colosal, cuyo nombre cient¨ªfico es Panthera tigris altaica, estuvo al borde de la extinci¨®n en la d¨¦cada de 1940, cuando solo quedaban 40 ejemplares. Su poblaci¨®n actual se concentra en pa¨ªses de Asia como Rusia, China, Tailandia, Indonesia, Nepal y la India.
Las principales amenazas para los tigres siberianos son la caza furtiva, el tr¨¢fico ilegal de sus ¨®rganos (usados en remedios populares), la p¨¦rdida de h¨¢bitat, la disminuci¨®n de sus presas y los conflictos territoriales. Enrique P¨¦rez, director del Zoo de Madrid, ha celebrado la llegada de los ejemplares.
La entidad que ha hecho posible el traslado de los animales es EAZA, la asociaci¨®n profesional de zool¨®gicos y acuarios m¨¢s grande del mundo, con 345 miembros en m¨¢s de 40 pa¨ªses de Europa. Uno de sus integrantes es el Zool¨®gico y Acuario de Madrid, que opera en la Casa de Campo desde el 23 de junio de 1972. En su p¨¢gina web, el zoo se enorgullece de ejecutar ¡°63 programas de conservaci¨®n de especies en peligro de extinci¨®n¡±, como el rinoceronte blanco e indio, el orangut¨¢n de Borneo, el gorila de costa, el ¨¢guila imperial o las nutrias gigantes.
Ahora suma uno m¨¢s con la llegada de los tigres siberianos. Los f¨¦lidos salvajes que viven en cautiverio son m¨¢s longevos que los que viven libres, lo que quiere decir que, con su permanencia en el zool¨®gico, Altai y Dunay ganar¨¢n en promedio ocho a?os m¨¢s de vida¡ Algo bueno, si solo se tiene en cuenta la cantidad.
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