Una muerte junto al tanatorio que queda impune
Dos hombres son absueltos de acabar a golpes y botellazos con la vida de otro por una discusi¨®n sobre cerveza. Cada a?o mueren asesinadas cuatro personas sin hogar en Madrid
Samir dio su ¨²ltimo suspiro de vida justo al lado de donde reposan tantos muertos, a unos pasos del tanatorio de la M-30 de Madrid. Bajo la sombra del imponente edificio, el hombre de 39 a?os falleci¨® una noche de verano de 2021, con un pulm¨®n perforado. Samir era una persona sin hogar, un marroqu¨ª instalado en Espa?a desde hac¨ªa una d¨¦cada y residente habitual de la colina junto al tanatorio en la que se reparten un pu?ado de infraviviendas que cada cierto tiempo son desalojadas. El 13 de junio de 2021, alguien lo golpe¨® con una tuber¨ªa y una botella de cerveza hasta provocarle unas heridas que lo mataron. Un crimen para el que no hay autor despu¨¦s de que un jurado popular haya declarado no culpables a los dos acusados del homicidio, a pesar de que hab¨ªa restos biol¨®gicos de uno de ellos en una de las supuestas armas homicidas.
La historia de Samir se repite regularmente con otros nombres y otros rostros. De media, cuatro personas sin hogar engrosan cada a?o la lista de las v¨ªctimas de homicidio de una gran ciudad como Madrid. Esta cifra supone el 10% de todas las muertes violentas en la capital. El 11 de enero de 2023, un hombre mat¨® a otro con el que conviv¨ªa en una casa abandonada en Aranjuez, a base de pu?etazos. El 6 de mayo, una mujer filipina de 37 a?os falleci¨® de un salvaje traumatismo en la cabeza en una infravivienda en el distrito de Tetu¨¢n. El 3 de julio, otra persona sin hogar, una mujer rumana, muri¨® quemada bajo un puente en Arganzuela tras una discusi¨®n con otros indigentes. Cr¨ªmenes, muchos de ellos, fruto de la inseguridad de vivir en la calle y envueltos en el remolino de las adicciones.
En el caso del asesinato junto al tanatorio, la noche en la que falleci¨® Samir, todo empez¨® con una discusi¨®n por una litrona de cerveza, seg¨²n la Fiscal¨ªa. Rondaba la una y media de la ma?ana, varios bancos estaban ocupados por personas que beb¨ªan y escuchaban algo de m¨²sica y, en la zona del aparcamiento, al lado de una pista de front¨®n, comenz¨® el enfrentamiento fatal. En medio del rifirrafe, la v¨ªctima acab¨® robando la litrona. Cuando algunos de los presentes en el parque se dieron cuenta, la emprendieron contra ¨¦l. Uno cogi¨® una tuber¨ªa y otro empu?¨® una botella rota. Seg¨²n los testigos, Samir fue incapaz de defenderse. Un minuto despu¨¦s, la v¨ªctima yac¨ªa sin vida entre las canchas de deporte del parque de la calle de Salvador de Madariaga.
Otra de las personas sin hogar que estaba por la zona, amigo del fallecido, se acerc¨® con otro hombre a la puerta del tanatorio para avisar al vigilante de que se hab¨ªa producido una pelea y un hombre estaba tirado en el suelo. Los empleados de seguridad fueron quienes dieron el aviso al 112. Cuando los servicios de emergencias acudieron al lugar, no hab¨ªa nada que hacer. La v¨ªctima hab¨ªa perdido demasiada sangre por un desgarro en el pulm¨®n izquierdo. La polic¨ªa acordon¨® la zona de inmediato y aislaron las supuestas armas del crimen. Poco despu¨¦s, los mismos testigos que hab¨ªan pedido auxilio en el tanatorio identificaron a los dos supuestos autores. Se trataba de otros dos hombres que pernoctaban en la colina y eran conocidos de la v¨ªctima, de 40 y 41 a?os. Ambos fueron detenidos en el momento y han pasado dos a?os en prisi¨®n hasta que los han absuelto. ¡°En esta historia hay tres v¨ªctimas, nosotros somos dos personas trabajadoras que no han hecho nada¡±, declar¨® Mohammed, uno de los acusados.
A pesar de que en la botella hallada junto al cuerpo hab¨ªa ADN y huellas de uno de los detenidos, el jurado popular tuvo muchas dudas sobre el testimonio clave, el del amigo de la v¨ªctima que avis¨® al guarda del tanatorio. Una de estas discrepancias entre su declaraci¨®n y las pruebas fue, por ejemplo, que ¨¦l solo recordaba haber visto c¨®mo golpearan a la v¨ªctima con la tuber¨ªa en el lado derecho, mientras que los forenses en la sala indicaron que la mayor¨ªa de los golpes se encontraban en el izquierdo. Detalles que se diluyen dos a?os despu¨¦s de una noche tr¨¢gica. Al otro testigo se le hab¨ªa borrado la memoria el d¨ªa que declar¨® en la vista oral. Esto pes¨® demasiado para el jurado popular. El cuerpo de Samir permaneci¨® dos meses en el Instituto de Medicina Legal de Madrid, hasta que alguien lo reclam¨®. Su familia no se person¨® en el juicio y la acusaci¨®n estuvo ejercida por el Ministerio P¨²blico.
¡°Es evidente que vivir a la intemperie aumenta el riesgo de desprotecci¨®n contra todo tipo de peligros¡±, apunta el director general de Hogar S¨ª, Jos¨¦ Manuel Caballol, quien a?ade que hay quien sigue viendo las vejaciones a estas personas como si se ¡°destrozara mobiliario urbano¡±. Seg¨²n datos del INE, el 50% de las personas sin hogar aseguran haber sido alguna vez v¨ªctima de un delito o agresi¨®n. Caballol compara la atenci¨®n y el tratamiento que se presta a estos delitos y cr¨ªmenes con el que se aplicaba a la violencia de g¨¦nero hace 25 o 30 a?os, cuando no se ten¨ªa en cuenta como un problema social.
La oscuridad de la madrugada de esa noche de verano borrar¨¢ el crimen de Samir, para el que, sobre el papel, no hay culpables. La declaraci¨®n del ¨²nico testigo que asegur¨® presenciar la pelea fue demasiado endeble para soportar por s¨ª misma toda una acusaci¨®n de asesinato. El jurado prim¨® la presunci¨®n de inocencia y crey¨® posible la justificaci¨®n de los acusados de que sus restos se hallaron en la botella rota porque hab¨ªan bebido de ella. El homicidio causado por una pelea por una litrona de cerveza quedar¨¢ impune.
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