Whisky del caro, reservados exclusivos y una falsa cita con Inditex: la vida de mentira del estafador Darwin
A sus 28 a?os, la polic¨ªa tiene en su punto de mira a un hombre que acumula denuncias por fingir ser hijo de un empresario canadiense y alquilar alojamientos, veh¨ªculos con ch¨®fer e invitar a bebidas con trasferencias que nunca llegan
A mediados de enero, Teresa, una simp¨¢tica y dulce propietaria de una casa rural en Asturias, recibi¨® un mensaje de un n¨²mero extranjero. Un hombre que aseguraba ser un empresario reservaba uno de sus alojamientos entre los d¨ªas 21 y 29 para su hijo. Garantizaba el pago del 100% por adelantado y ped¨ªa a la propietaria que hiciera la compra antes de su llegada, para lo que le ofrec¨ªa pagarle 1.000 euros, 300 m¨¢s de lo que costaba la reserva por ocho d¨ªas. ¡°Me ped¨ªa helados del Mercadona, Nesquick, un pack de 12 coca-colas, chocolate...¡±, recuerda la mujer. A los pocos d¨ªas, apareci¨® en un taxi de la marca Tesla un hombre que se present¨® como un ingeniero, hijo de un importante gestor de minas canadiense que deb¨ªa pernoctar esos d¨ªas en Asturias para entrevistarse con varios alcaldes. Durante una semana convivieron con un hombre al que la polic¨ªa ha perseguido por toda Espa?a. Incluso le prepararon caldos y llevaron medicinas cuando se resfri¨®.
¡°A nosotros se nos present¨® como Luis Eduardo¡±, apunta el hijo de Teresa. ¡°Trajo un champ¨¢n muy caro y tambi¨¦n un whisky que le gustaba beber a ¨¦l, un Macallan de un a?o en concreto¡±, recuerda la mujer. Permaneci¨® en su alojamiento una semana en la que el tal Luis Eduardo y la familia de Teresa llegaron a hacer buenas migas, incluso pasaron una tarde juntos tomando un vino comprado por ¨¦l. En esas conversaciones, el hu¨¦sped les ense?aba fotos de su supuesta familia en Canad¨¢, en las que por supuesto ¨¦l nunca sal¨ªa, y les contaba que su madre hab¨ªa tenido una empresa de construcci¨®n en Madrid, pero que la vendi¨® cuando gan¨® las elecciones Pedro S¨¢nchez. ¡°No callaba la boca¡±, resume el hijo. Presum¨ªa de comprar bolsos de 4.000 euros e incluso lleg¨® a regalar unos pantalones valorados en 900 a Teresa. ¡°A¨²n los conservo, pero no me los pongo por si es ilegal¡±, dice la mujer medio en serio, medio en broma.
El problema es que el dinero de la transferencia que supuestamente hab¨ªa hecho el padre del hombre nunca llegaba. Su cliente se excusaba en que al ser una operaci¨®n de un banco canadiense tardaba unos d¨ªas. Ella acudi¨® esa semana varias veces a su entidad, en la que no ve¨ªan nada extra?o en los documentos que le hab¨ªa hecho llegar su hu¨¦sped como prueba del pago. En esos d¨ªas dio tiempo a todo, incluso a que el supuesto ingeniero se pusiera enfermo y la bondadosa Teresa le preparase un caldo casero. ¡°Mi hijo s¨ª que empez¨® a ver algo raro y se enfrent¨® a ¨¦l porque no llegaba el dinero, entonces se asust¨® y se march¨®¡±, cuenta Teresa. Poco despu¨¦s, el ch¨®fer del taxi en el que hab¨ªa viajado desde Madrid los llam¨® preocupado porque ¨¦l tampoco hab¨ªa recibido el pago. As¨ª confirmaron que todos hab¨ªan sido v¨ªctimas de un estafador.
Cuando este caso lleg¨® a conocimiento de la Brigada Provincial de Extranjer¨ªa y Fronteras de Madrid, sus miembros supieron perfectamente que se trataba del hombre cuyo rastro llevaban siguiendo desde hace m¨¢s de dos a?os. Su nombre real es Darwin, tiene 28 a?os y est¨¢ lejos de ser millonario. ¡°No pasa m¨¢s de una semana en el mismo sitio y ahora se dedica a ir m¨¢s a pueblos, porque piensa que es m¨¢s dif¨ªcil de rastrear en peque?os n¨²cleos¡±, detallan fuentes policiales. La primera vez que supieron de ¨¦l fue porque hab¨ªa falsificado un pasaporte para alquilar un alojamiento tur¨ªstico de Madrid. ¡°Nos dimos cuenta de que esta documentaci¨®n ya hab¨ªa sido utilizada en otras denuncias por estafa¡±, resume un agente. Desde ese momento, el objetivo de este polic¨ªa ha sido adelantarse a sus movimientos para detener su siguiente enga?o, algo que sucedi¨® el 15 de marzo en Lugo.
Ese d¨ªa, detectaron su presencia en un alojamiento rural del que estaba a punto de marcharse. ¡°?l dice siempre que es canadiense o chileno y otros datos que a nosotros nos hacen sospechar porque ya lo conocemos, as¨ª que tratamos de ir a por ¨¦l en cuando detectamos que puede estar en un alojamiento nuevo. Es una caza constante, una vez llegamos a un AirBnb en el que la empleada de la limpieza nos dijo que se hab¨ªa ido 15 minutos antes¡±, resume. En el caso de Lugo, contaron con la ayuda del due?o del hotel, que estuvo entreteniendo al falso hijo de millonario hasta que llegaron los agentes de la polic¨ªa nacional. En esos d¨ªas, el propio hotelero hab¨ªa llevado y tra¨ªdo a su cliente en coche varias veces a Santiago, donde hab¨ªa salido de fiesta. En esos trayectos, el hombre no paraba de hablar sobre su familia, sus negocios y sus lujos.
Cuando lo detuvieron en Lugo asegur¨® llamarse Benjam¨ªn y habl¨® a los agentes con un marcado acento latino, a pesar de que ¨¦l normalmente no habla as¨ª porque, aunque es de origen peruano, lleva desde los tres a?os en Espa?a. Despu¨¦s, en sede policial, reconoci¨® que ten¨ªa un problema, que no puede evitar mentir y prometi¨® devolver todo lo robado. La jueza lo dej¨® en libertad. ¡°Est¨¢ tan acostumbrado a mentir que le sale natural, no dice la verdad ni en su fecha de nacimiento o empieza a hablar de hermanos que no tiene¡±, cuenta una fuente policial que lo conoce muy bien.
Hace un a?o, lleg¨® al buz¨®n de reservas de un prestigioso grupo de ocio nocturno de Madrid un mensaje semejante al que recibi¨® la hostelera de Asturias. El empresario canadiense quer¨ªa, en este caso, que su hijo viviera una buena juerga para celebrar su cumplea?os. En este caso, el hijo se llamaba Arturo Bisbal. ¡°Primero pidi¨® un reservado y gastos de alcohol de hasta 5.000 euros, despu¨¦s recul¨® y subi¨® esta cifra hasta 7.000. Nos pidi¨® que no le faltara de nada¡±, relata Dani, uno de los responsables de las discotecas. El presunto Arturo lleg¨®, fingiendo el acento de un angloparlante poco acostumbrado al espa?ol y acompa?ado de tres chicas. ¡°Empez¨® a invitar como si no hubiera un ma?ana. Primero era t¨ªmido, pero conforme iba bebiendo se soltaba¡±, se?ala el afectado. Beb¨ªa, por supuesto, whisky Macallan reserva de 800 euros.
Cuando hab¨ªa consumido bebidas por valor de 14.000 euros, el doble de lo que supuestamente hab¨ªa pagado su padre mediante una transferencia, Dani se lo hizo notar. Arturo sac¨® entonces el m¨®vil para hacer supuestamente una transferencia delante de los ojos del responsable de la discoteca. ¡°Era una aplicaci¨®n que imitaba perfectamente la transacci¨®n, a la que llegaba incluso un mensaje de confirmaci¨®n¡±, puntualiza.
En los d¨ªas sucesivos, el presunto Arturo segu¨ªa escribiendo a Dani. En una ocasi¨®n lo llam¨® desde una garita de seguridad del exclusivo barrio de La Moraleja para pedirle que fuera a buscarlo y saliera con ¨¦l de fiesta. Cuando lleg¨®, el hombre le cont¨® que justo se acababa de ir Marta Ortega, la presidenta de Inditex, con la que llevaba desde la hora de la comida. Evidentemente, no era cierto. ¡°Es parte de mi trabajo, lo acompa?¨¦, estuve un rato con ¨¦l y me fui. Yo creo que en ese momento ya hab¨ªan empezado a sospechar en el alojamiento tur¨ªstico en el que se estaba quedando de que era un estafador y por eso no quer¨ªa estar ah¨ª¡±, resume el empresario nocturno. A¨²n repiti¨® una madrugada de fiesta m¨¢s. Se dej¨® 75.000 euros en esas tres noches, ped¨ªa constantemente a los empleados del establecimiento que invitaran a copas a chicas. Esos d¨ªas tambi¨¦n cont¨® a quien quisiera escucharlo que su padre era millonario gracias a las minas de metales preciosos.
La realidad de su vida es tan distinta a la que cuenta como dif¨ªcil de descifrar. De ¨¦l solo se sabe que naci¨® en Per¨² y lleg¨® a Espa?a con tres a?os. Tiene familia cerca de Madrid con la que tiene una relaci¨®n lejana. ¡°Va modificando ligeramente su estrategia. Hace un tiempo dec¨ªa que era estudiante de medicina, despu¨¦s pas¨® a lo del empresario canadiense¡±, a?aden estas mismas fuentes. Lo que es seguro es que acumula una veintena de antecedentes y que ha dejado su rastro en Catalu?a, Extremadura, Sevilla y Logro?o. Y puede que siga extendi¨¦ndose, porque vuelve a estar en la calle.
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