El restaurante de Drago: brasas por delante, metanfetamina por detr¨¢s
La polic¨ªa desmantela un laboratorio oculto en un asador de carretera en el que hallaron droga en tuppers y que adem¨¢s era lugar habitual de reuniones entre presuntos delincuentes de todo tipo
Chuletas y parrilla, eso pone en el letrero del enorme arco que da la bienvenida al restaurante. Lo que no se anuncia por ning¨²n lado es lo que se cocina en la trastienda. Es un asador de carretera que cosecha cr¨ªticas razonablemente buenas en las redes sociales, que presume de una amplia terraza bajo el techo de bamb¨² y en el que se comenta que los bocadillos tampoco est¨¢n nada mal. Hace unos d¨ªas, la polic¨ªa irrumpi¨® en este establecimiento a las afueras de Madrid, en el distrito de Barajas, esperando hallar algo m¨¢s. Y ese algo m¨¢s se encontraba al atravesar un agujero oculto tras unas sillas. No era lo que esperaban. Buscaban coca¨ªna, pero se toparon con un laboratorio de metanfetamina cuyo olor llegaba a confundirse, en ocasiones, con el de la propia carne. Hab¨ªa casi cinco kilos de producto preparado para la venta y almacenado en tuppers.
Los investigadores de la Unidad Central de Droga y Crimen Organizado llevaban ya tiempo detr¨¢s de esta organizaci¨®n, capitaneada por Drago, un veterano de este mundillo. M¨¢s o menos desde verano de 2023, un equipo de investigaci¨®n hab¨ªa detectado la actividad de un grupo criminal dedicado a la importaci¨®n y distribuci¨®n de coca¨ªna y que utilizaba empresas y negocios tapadera. Eso era lo que persegu¨ªan, en un principio, los agentes: el polvo blanco.
Los polic¨ªas se percataron de que este cabecilla y sus secuaces frencuentaban un asador rodeado por muros, al que pr¨¢cticamente solo se puede acceder en coche y que cuenta con una laber¨ªntica entrada trasera. La finca est¨¢ dotada adem¨¢s de numerosas c¨¢maras de videovigilancia. En cuanto entraba por la puerta trasera alguien que no ten¨ªan planeado, el coche era detenido y obligaban a los ocupantes a identificarse inmediatamente.
No era la primera vez que el nombre de este restaurante emerg¨ªa en las investigaciones de la brigada de estupefacientes. En asuntos que no ten¨ªan nada que ver con este ya hab¨ªa salido como un punto en el que otros presuntos delincuentes del mundo de las drogas o los robos se hab¨ªan sentido seguros previamente para mantener sus reuniones de trabajo.
Los polic¨ªas detectaron que muchos posibles miembros de la organizaci¨®n o bien relacionados con ella entraban al restaurante, permanec¨ªan entre 15 y 20 minutos, y abandonaban. Presuntamente acud¨ªan a recibir indicaciones o a recoger producto. El cabecilla y sus estrechos colaboradores siempre se sentaban en una mesa especial, apartados del resto de comensales.
As¨ª, con un trabajo artesanal de complicadas vigilancias y mucha paciencia, los investigadores determinaron que el punto de llegada de los estupefacientes era el puerto de Valencia, desde donde eran trasladados hasta la capital. Madrid era el centro log¨ªstico desde el que organizar la distribuci¨®n, seg¨²n las pesquisas. Los importadores de la droga eran de origen colombiano, residentes desde hace a?os en Valencia, mientras que los receptadores y distribuidores eran nacidos en Ruman¨ªa.
Fue a principios del mes de mayo, un d¨ªa en el que el restaurante estaba cerrado al p¨²blico, cuando los agentes observaron un inusual trasiego de veh¨ªculos. Los polic¨ªas que observaban la escena desde lejos, sospecharon que se pod¨ªa estar produciendo una entrega de sustancia estupefaciente, aprovechando la ausencia de clientela. Adem¨¢s, detectaron movimientos de bolsas entre los investigados. Esto precipit¨® la entrada de los investigadores al local para pillar in fraganti a los miembros de la organizaci¨®n y sus distribuidores.
Estaban a punto de descubrir que el grupo hab¨ªa diversificado sus actividades, una intuci¨®n que al principio les lleg¨® en forma de un fuerte olor a productos qu¨ªmicos en el ambiente, similar al del azufre. Un aroma que ellos saben identificar perfectamente. En ese punto, los polic¨ªas desalojaron el interior del local, precintaron y acordonaron la zona, y establecieron un dispositivo de seguridad para evitar riesgo para la integridad f¨ªsica de vecinos, transe¨²ntes y polic¨ªas.
En el laborioso registro de todo el terreno, los agentes se fijaron en un mont¨®n de sillas apiladas. Al arrastrarlas descubrieron un butr¨®n realizado en una pared. Se encontraba en una edificaci¨®n anexa a la principal, cercana a la cocina, en la que tambi¨¦n resid¨ªan algunos de los trabajadores del restaurante. En la finca, tambi¨¦n se encontraba la vivienda del l¨ªder de la organizaci¨®n, en la que los agentes intervinieron una pistola el¨¦ctrica, unos grilletes, una defensa extensible, navajas y machetes, as¨ª como varios equipos radiotransmisores y balizas GPS.
Los investigadores creen que por la localizaci¨®n del establecimiento, al lado de una carretera y a las afueras, y el hecho de que estuviera rodeado de otros asadores ya disimulaba bastante el olor. Pero adem¨¢s, creen que en los momentos en los que el laboratorio estaba a pleno rendimiento, los miembros de la organizaci¨®n echaban m¨¢s carne a las brasas para potenciar el aroma de la parrilla frente al caracter¨ªstico perfume qu¨ªmico. En el local hab¨ªa dos parrillas de carb¨®n, una en el interior y otra en el exterior, de grandes dimensiones. Adem¨¢s, las instalaciones contaban con un sistema de ventilaci¨®n, semejante al que los narcos instalan en las plantaciones de marihuana.
Aparte de la metanfetamina, el bufete criminal que los agentes encontraron en el asador era muy completo: cinco kilos de hach¨ªs envasados al vac¨ªo, un cargador de pistola, armas blancas y un detector de balizas (dispositivos electr¨®nicos de seguimiento como los que se colocan en los coches, por ejemplo). Adem¨¢s, encontraron una caja fuerte empotrada en la pared en el doble fondo de un armario que conten¨ªa 60.000 euros en billetes falsos. Los polic¨ªas tardaron m¨¢s de tres horas en conseguir abrirla porque su mecanismo era complejo y sofisticado. Los investigadores sospechaban que pensaban utilizar los billetes para dar cambio en el restaurante y as¨ª introducirlos en el mercado.
La operaci¨®n finaliz¨® con la detenci¨®n de cinco personas, y el juez decret¨® el ingreso en prisi¨®n provisional de tres de ellas. Se escap¨® el l¨ªder, Drago, que en ese momento no se encontraba en la finca. Por ese motivo, la investigaci¨®n sigue abierta con el fin de localizar al cabecilla del grupo criminal. La que s¨ª se encuentra en la c¨¢rcel es su pareja y dos de los miembros encargados de vigilar y de la seguridad del recinto. Los otros dos individuos detenidos ten¨ªan acceso a la droga y al laboratorio y manten¨ªan la tapadera dotando de aparente legalidad al negocio.
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