La banda de la ropa sucia: c¨®mo meti¨® en Madrid el mayor alijo de coca¨ªna en el equipaje de un avi¨®n
La Polic¨ªa Nacional y la Guardia Civil investig¨® durante casi dos a?os a un grupo al que acusa de importar droga por el aeropuerto de Barajas tras infiltrarse en una empresa de limpieza
En agosto de 2022 un empleado de una empresa que se dedica a limpiar ropa sucia de los aviones descarg¨® un saco que pesaba demasiado para contener solo s¨¢banas y mantas. No se qued¨® con la duda, no quer¨ªa l¨ªos. Al abrirlo vio una maleta negra con varios paquetes dentro, tuvo bastante claro lo que pod¨ªa ser y lo denunci¨® a las autoridades policiales. Los agentes comprobaron que lo que aumentaba el peso de la bolsa eran 20 kilos de coca¨ªna. El saco hab¨ªa venido en un avi¨®n procedente de Guayaquil (Ecuador).
Despu¨¦s de ese saco anormalmente pesado, vinieron muchos m¨¢s y tambi¨¦n casi dos a?os de vigilancias al grupo al que la Guardia Civil y la Polic¨ªa Nacional cre¨ªa responsable de esas importaciones ocultas en mantas. Los acompa?aron en la distancia en sus reuniones en parques y restaurantes, en sus citas en aparcamientos, en sus compras en la Milla de Oro e incluso en sus escapadas del pa¨ªs cuando pensaban que estaban en peligro.
Las aspiraciones de esta organizaci¨®n fueron en aumento, incluso llegaron a tramitar la llegada de media tonelada de coca¨ªna escondida en ropa sucia de aeropuerto. Por desgracia para ellos, ese alijo tambi¨¦n fue intervenido por los agentes. ¡°La mayor incautaci¨®n de coca¨ªna, hasta la fecha en nuestro pa¨ªs, oculta en equipajes en un avi¨®n de pasajeros¡±, aseguran los cuerpos policiales responsables de la investigaci¨®n. A la cabeza de esta organizaci¨®n, un hombre apodado con un apelativo que no daba mucho lugar a equ¨ªvoco: el jefe.
En las primeras pesquisas, tras hallar el paquete envuelto en mantas, los investigadores se dieron cuenta de que, normalmente, la empresa dedica a esas labores de limpieza era otra, pero ese d¨ªa se hab¨ªa producido una especial sobrecarga de trabajo, as¨ª que hab¨ªan subarrendado ese servicio a otra. Puede que en este traspaso de funciones, el saco toc¨® al empleado que no deb¨ªa y fue el que descubri¨® el pastel.
Los agentes de la Guardia Civil comenzaron a rastrear entonces a la firma dedicada normalmente a esta tarea y descubrieron a un par de empleados con muchas posibilidades de tener algo que ver: dos nombres aparecieron en rojo en su ordenador, posiblemente relacionados con el narcotr¨¢fico, y que estaban en el punto de mira de otras pesquisas de la Polic¨ªa Nacional. En ese punto, casi al principio, los agentes de ambos cuerpos fueron conscientes de que hab¨ªan llegado al mismo grupo criminal y, desde entonces, dos equipos trabajaron de forma conjunta en la que acabar¨ªa siendo una ardua investigaci¨®n.
Con las miras puestas en los trabajadores sospechosos, los agentes observaron que en febrero de 2023 uno de ellos hab¨ªa accedido al aeropuerto a una hora a la que no le correspond¨ªa, no estaba en su turno de trabajo. Los investigadores observaron por las c¨¢maras de videovigilancia c¨®mo cargaba las bolsas de un vuelo procedente de Bolivia. Despu¨¦s, sal¨ªa de las instalaciones al volante de una furgoneta de la empresa y en nueve minutos regresaba. Esto dio a los investigadores una pista sobre el lugar en el que descargaba la mercanc¨ªa, no pod¨ªa estar muy lejos. La misma escena se produjo en abril: entraba fuera del horario de trabajo, cargaba el cami¨®n con bolsas de un vuelo de Bolivia, sal¨ªa y volv¨ªa. De nuevo, tarda nueve minutos en dejar el producto.
Los agentes estudiaron entonces en qu¨¦ puntos posibles hab¨ªa podido dejar las bolsas y concluyeron que solo hab¨ªa un espacio cerrado al que se llegaba y volv¨ªa en nueve minutos: un restaurante de men¨²s del d¨ªa al que acuden habitualmente empleados del aeropuerto y de los pol¨ªgonos de la zona. El nombre del due?o de ese bar se uni¨® al del entramado que hab¨ªa empezado a tejer el equipo de investigadores.
Fue en abril del 2023 cuando se produjo un hecho que dio un vuelco a la investigaci¨®n. Uno de los empleados sospechosos se dirigi¨® con el cami¨®n a los alrededores de una aeronave procedente de Bolivia, merode¨® durante varios minutos, y vio que no puede llevar adelante la misi¨®n. Al final desiste y se marcha. Entonces llegan los verdaderos trabajadores y encuentran lo que el investigado andaba buscando. Casi media tonelada de coca¨ªna, el mayor alijo incautado en los equipajes de un avi¨®n del aeropuerto Madrid Barajas. Llevan la marca BMW impresa, una se?a de identidad habitual en los narcos, que indican as¨ª su pertenencia. Otras veces usan el logotipo de Superman, el de un equipo de f¨²tbol o figuras de animales. Cualquier cosa vale para identificarse.
Para entonces, los agentes ya hab¨ªan situado como parte de la banda a un exempleado de la firma de limpieza del aeropuerto, que ten¨ªa una relaci¨®n estrecha con el trabajador que merode¨® alrededor del avi¨®n para tratar de hacerse con la media tonelada de coca¨ªna sin lograrlo. Tan cercana era la relaci¨®n, que en mayo, ambos abandonan Espa?a durante unos d¨ªas para borrarse del mapa hasta que todo se calme, tras la detecci¨®n de los estupefacientes en uno de los contenedores.
En esas fechas, en otro contenedor de un avi¨®n que llega de Bolivia, la polic¨ªa halla otro alijo de coca¨ªna. La intervenci¨®n sale en las noticias e incluso provoca un terremoto pol¨ªtico en el pa¨ªs andino porque es la prueba de la connivencia del narco y las autoridades policiales y aeroportuarias. Es un alijo diferente al de esta organizaci¨®n, pero aun as¨ª los miembros de esta banda de la ropa sucia se asustan porque creen que tiene que ver algo con sus negocios.
Pasado un tiempo prudencial, el 15 de diciembre de 2023, el mismo empleado acude a aer¨®dromo a las cinco de la ma?ana, una de las entregas se ha adelantado y el avi¨®n ha aterrizado antes de lo previsto. Ese d¨ªa tambi¨¦n libraba. Los investigadores lo siguen despu¨¦s de cargar y lo detienen justo cuando est¨¢ a punto de abandonar el aer¨®dromo. Al palpar las bolsas, los ladrillos de coca¨ªna son evidentes. ?l asegura que iba a tomar un caf¨¦ al bar cercano a las instalaciones y que no tiene nada que ver con el contenido del cami¨®n. Hay 62 kilos de coca¨ªna. Ese es el momento indicado para detener a toda la organizaci¨®n.
?Qui¨¦nes son los miembros de esta banda? La investigaci¨®n sit¨²a al mando del entramado a F. J. T., al que todos se refieren como ¡°el jefe¡±. Seg¨²n los investigadores, es el que tiene la relaci¨®n con los pa¨ªses exportadores de los estupefacientes y el que coordina las descargas y las entregas. En su restaurante, los agentes encuentran un arma corta, 25.000 euros en efectivo, munici¨®n y varios tel¨¦fonos m¨®viles. En su coche, los investigadores encuentran un escondrijo de dif¨ªcil acceso en el que hay otra pistola y un ladrillo que da positivo en coca¨ªna. En sus conversaciones se le escucha dar ¨®rdenes: ¡°Ma?ana tienes una misi¨®n, m¨¢s o menos ya te haces a la idea¡±.
Su mano derecha, seg¨²n las pesquisas, es su hermano. El hombre tiene un taller en Aranjuez al que los supuestos integrantes de la banda llevan regularmente los veh¨ªculos que utilizan para comprobar que no tengan sistemas de seguimiento.
J. H. es el encargado de la log¨ªstica, exempleado del aeropuerto y vecino de Fuenlabrada. Las pesquisas lo colocan como distribuidor de la mercanc¨ªa una vez que esta ha sido depositada en el bar. Tambi¨¦n hab¨ªa estado implicado presuntamente en un ajuste de cuentas con otro narcotraficante. Cuando los agentes entraron en su casa a detenerlo, empu?aba un arma preparada para usarse. El jefe estuvo a punto de mandarlo a Bolivia a modo de garant¨ªa, una pr¨¢ctica habitual en este tipo de organizaciones, como una especie de fianza que garantice que la transacci¨®n va a ser exitosa.
En el escalaf¨®n inferior, pero no menos importante, se encuentran los trabajadores de la empresa de limpieza, A. K., cuyo compromiso es innegable, porque afirma: ¡°No puedo pillar ninguna baja, somos un equipo y tengo que estar siempre disponible¡±. Y otro al que llaman ¡°mu?eco peque?o¡± o ¡°peque?o saltamontes¡±, defendido por el letrado Manuel Alonso, y que niega toda implicaci¨®n en la trama. Tambi¨¦n fue detenida la novia de uno de ellos como c¨®mplice y conocedora de la actividad criminal.
Ninguno escatimaba en lujos, les gustaban los coches caros, los reservados en las discotecas y las tiendas de lujo. Se mueven en Mercedes, pagan al contado en Louis Vuitton y cenan en marisquer¨ªas decoradas con palmeras. Vacaciones expr¨¦s en Ibiza: ¡°Party (fiesta), after (continuaci¨®n de la fiesta), playa y vuelta¡±. Uno de los integrantes lo tiene claro, como se recoge en una conversaci¨®n interceptada: ¡°Aqu¨ª hay para todos, la cuesti¨®n es organizarlo bien¡±.
Tampoco limitaban las medidas de seguridad, aunque no fueron suficientes para evitar su detenci¨®n. Se sol¨ªan reunir en parques a altas horas de la madrugada y hablaban mientras daban paseos para no estar parados mucho tiempo en el mismo lugar. Ten¨ªan un cambio constante de veh¨ªculos y citas en lugares alejados, como en gasolineras. Eran conscientes del peligro, en un momento dado uno de los detenidos recibe el consejo de tener cuidado con la polic¨ªa espa?ola, le advierten de que pueden estar investigando ¡°hasta seis meses¡±. El hombre que da ese consejo estaba en lo cierto y se qued¨® hasta corto. Todos est¨¢n en prisi¨®n, salvo la mujer.
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