Dami¨¢n, el cin¨¦filo sin hogar que ha visto m¨¢s de cien pel¨ªculas en la tienda de Apple de Sol
Un hombre encuentra refugio para el fr¨ªo y el hast¨ªo en un ordenador de la tienda m¨¢s c¨¦ntrica del kil¨®metro 0. Ha logrado ganarse la confianza de los empleados y miembros de seguridad, a quienes ayuda en la vigilancia del establecimiento si es necesario.
Nadie salvo el guarda de seguridad de turno sabe que entre la multitud ansiosa por el ¨²ltimo iPhone 16 Pro hay una persona, un hombre obsesionado con el s¨¦ptimo arte, que ha encontrado un cinema paradiso en la puerta de su casa, que es tambi¨¦n la Puerta del Sol. Nadie alrededor de Dami¨¢n Catalin sabe nada de Dami¨¢n Catalin, entre otras cosas, porque en este lugar en el que cada tarde se camufla entre clientes de medio mundo, nadie sabe nada de nadie. Catalin, de 40 a?os, convive con la impersonalidad y la locura de la tienda Apple de la Puerta del Sol con la tranquilidad de quien est¨¢ d¨®nde quiere estar y hace lo que quiere hacer sin importarle lo m¨¢s m¨ªnimo a lo que se dedica el resto. En su caso, a Catalin le ¡°conmueve¡± ver cine, m¨¢s de una pel¨ªcula al d¨ªa a ser posible. Le gusta hacerlo siempre que puede en un MacBookPro de 16 pulgadas de color negro, el mejor ordenador port¨¢til que la marca fundada por Steve Jobs ofrece en el kil¨®metro 0 de Madrid, que se puede comprar desde 2.949 euros.
Desde ah¨ª, en un lateral del establecimiento, junto a la cristalera, Dami¨¢n ¡°puede vigilar¡± el colch¨®n en el que duerme a pocos metros, entre una helader¨ªa y una tienda de turrones, en la entrada de un local con el cierre echado que ha colgado ya el cartel de ¡°disponible¡± para quien quiera alquilarlo. Tambi¨¦n, desde ah¨ª, r¨ªe con las comedias de Mr. Bean, se emociona con las de acci¨®n del Hollywood de los 90, y llora con algunas m¨¢s existencialistas como Gabriel (2007), que trata de un arc¨¢ngel que lucha por brindar nuevamente luz al purgatorio. Seg¨²n sus c¨¢lculos, lleva m¨¢s de un centenar de pel¨ªculas vistas ah¨ª dentro. Catalin cuenta con el benepl¨¢cito de los trabajadores de Apple y tambi¨¦n de los ¡°seguratas¡±, que saben que si bien este hombre de origen rumano no podr¨ªa comprar ni el adaptador m¨¢s barato, que se vende por 25 euros, es un ciudadano responsable, educado y ¡°muy atento a los ladrones¡±. ?l asegura que la semana pasada ayud¨® en la detenci¨®n de un turista que se hab¨ªa guardado unos cascos en el bolsillo.
Hace un a?o aproximadamente los d¨ªas empezaron a atragant¨¢rsele a Dami¨¢n Catalin. Su historia, desde que naci¨®, parece no dejar lugar a la esperanza. Hay algunas partes de su biograf¨ªa que cuenta con todo lujo de detalles mientras que otras parecen estar sumidas en el olvido. Dami¨¢n, en una pausa de su tarde cin¨¦fila, empieza por el principio:
¡ªMi madre me dej¨® a los 5 a?os entre la basura.
Tras este suceso, el cual repite a cada rato como quien no deja de hurgar en una herida abierta, pasar¨ªa otros cuatro a?os en un orfanato de Timisoara, su ciudad natal, de unos 205.000 habitantes, al oeste de Ruman¨ªa. El orfanato, seg¨²n ¨¦l, se parec¨ªa m¨¢s bien a una c¨¢rcel. ¡°Era un lugar fr¨ªo, me costaba hacer amigos, en cuanto pude me apunt¨¦ a los planes de acogida¡±, relata. Tuvo, cuenta, ¡°varias experiencias¡± en este sentido. Primero en Ruman¨ªa, aunque no funcion¨® del todo. Despu¨¦s, a los 13 a?os, se le dio la oportunidad de venir a Espa?a, a Madrid, con un matrimonio del centro. ¡°Al principio t¨² ves que todo es genial, te dan muchas cosas, visitas un mont¨®n de sitios. Pero luego¡¡±. Luego sucedi¨® que Dami¨¢n era incapaz de hacerse con el castellano, apenas se pod¨ªa comunicar con el padre y la madre de acogida, y ni unos ni otros establecieron un v¨ªnculo emocional. ¡°Me escap¨¦ y jam¨¢s me buscaron¡±, asegura. A partir de ese momento, hay un espacio temporal de unos diez a?os, hasta los 25, que apenas menciona. ¡°Estuve en la calle, sobreviviendo, casi todo el tiempo solo o con gente de mi pa¨ªs¡±, admite. Despu¨¦s de un paseo por la Puerta del Sol, a punto de entrar de nuevo a la tienda Apple, al cruzarse con un hombre que pide cigarrillos mientras sostiene una cerveza, Dami¨¢n manifiesta que fue ¡°alcoh¨®lico y drogadicto¡±. ¡°La mala salud fue la que me sac¨® de ah¨ª. Ya no pod¨ªa con mi cuerpo. Los m¨¦dicos te dicen lo que se les dice a todos los que est¨¢n en ese estado, que si sigues as¨ª te va a quedar poco rato de vida¡±, explica.
Antes de encender ¡°su ordenador¡±, asegura que tras esos a?os se busc¨® la vida de una forma m¨¢s ¡°normalizada¡±. Eso lo contar¨¢ despu¨¦s de ver lo que siempre ve cuando no tiene claro por qu¨¦ pel¨ªcula decantarse. En Youtube ha encontrado una serie de v¨ªdeos de recomendaciones con los ¨²ltimos films del a?o que se llaman Estreno 2024 Mejor pel¨ªculas de acci¨®n en Espanol Latino HD. ¡°Internet es el lugar donde me gusta estar si no tengo sitio a donde ir. As¨ª paso de un d¨ªa a otro¡±, sostiene. Si en Youtube no le convence nada, entonces utiliza una p¨¢gina llamada Pelis24 donde tiene una cartelera bastante amplia. Mientras fuera llueve, se embelesa con El otro guardaespaldas (2017), protagonizada por Samuel L. Jackson y Ryan Reynolds. Dami¨¢n disfruta el cine de pie, enfundado en un chubasquero de camuflaje y escondido bajo una gorra a juego con un grabado que pone ¡°Madrid¡±. Apoya sus codos en la mesa y su mano derecha en el ment¨®n. Observa la trama con atenci¨®n y, para no hacer ruido, utiliza los cascos de su radio. Si algo le hace gracia, entonces se incorpora y r¨ªe en voz baja, a veces aplaude y rebobina la escena para recrearse en ella una vez m¨¢s. Su actor favorito es Tom Cruise. ¡°Es brillante, dicen que no ten¨ªa doble en las escenas de peligro. Aunque es cierto que siempre hace la misma pel¨ªcula, muchas son bastante banales¡±, reconoce.
Rafael Maellas, de 46 a?os, es trabajador de la Asociaci¨®n Realidades de Madrid donde este invierno se ha iniciado una campa?a por el derecho a la cultura de las personas sin hogar. Para ¨¦l, el caso de Dami¨¢n es ¡°un bonito parche y un s¨ªntoma al mismo tiempo¡±. ¡°Que alguien acuda a una tienda, que cuente con la confianza de los trabajadores, y que esto le sirva para vivir mejor, es sin duda algo bueno. Pero no deja de ser un parche que en cierto modo romantiza y estereotipa. La realidad es que en Madrid sigue habiendo miles de personas en situaci¨®n de calle ¡ª4.146 en toda la Comunidad, seg¨²n los ¨²ltimos datos del INE¡ª para quienes la cultura es un recurso util¨ªsimo de integraci¨®n social. Lo normal ser¨ªa que todos los barrios contaran con centros p¨²blicos o bibliotecas donde estas personas puedan no solo refugiarse del fr¨ªo, sino participar de la cultura en igualdad de condiciones que el resto. La cultura es una v¨ªa de acceso a la sociedad muy estimulante para ellos. Pero no es as¨ª. Las ciudades, si se vuelven impersonales y turistificadas, terminan siendo lugares muy hostiles para quien vive en la calle. La clave del sinhogarismo es la p¨¦rdida de una red social. Esto afecta siempre al eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil¡±, comenta. Al mencionarle que en el caso de Dami¨¢n, uno de los factores que le motivan a acudir a Apple y no a alguna biblioteca cercana es que all¨ª tiene que entregar alg¨²n documento que certifique su empadronamiento, Rafael reconoce que ¡°ese es uno de los h¨¢ndicaps que tienen muchos de ellos¡±. ¡°Es un bucle. Muchos est¨¢n en un limbo jur¨ªdico, no tienen documentos o los han perdido. Entonces, a esta gente, ?por no tener papeles les negamos un libro o una tablet?¡±, se pregunta.
Tras una confusi¨®n a su lado entre una mujer brasile?a que se hac¨ªa un selfie y otro hombre celoso de su intimidad que pensaba que ella le estaba grabando, Dami¨¢n sale de la tienda. Recoge de entre los cartones algo m¨¢s de medio euro que la gente le ha dejado en monedas de uno, dos y cinco c¨¦ntimos. Esa es su principal fuente de ingreso en estos momentos. ¡°Tengo m¨¢s comida que dinero¡±, se lamenta. Al lado del colch¨®n guarda unas bolsas con sobras de comida que encuentra a la salida de los restaurantes o que los mismos trabajadores le guardan. Se paga un caf¨¦ con leche antes de que llegue la noche, una m¨¢s en la que no podr¨¢ dormir hasta que no cierre, a las seis de la ma?ana, La fontana de Oro, un bar detr¨¢s de la esquina cuyos clientes a veces le molestan e incluso orinan.
La existencia de Dami¨¢n es et¨¦rea y misteriosa desde el momento en el que decidi¨® no conservar ning¨²n recuerdo ni foto del pasado. Seg¨²n ¨¦l, solo tiene un perro, llamado Thor en honor al personaje de La Monta?a en Juego de tronos, que le espera en casa de un conocido en Barcelona, donde trabaj¨® en la construcci¨®n, cuidando personas mayores o como vigilante de seguridad en una empresa que lo traslad¨® a Madrid. Aqu¨ª volvi¨® a quedarse en la calle hace un a?o y unos meses atr¨¢s dice que perdi¨® su documentaci¨®n. Se ha prometido a s¨ª mismo que no tendr¨¢ hijos para no tener que contarles su historia. Cuando el operario del ¨¢rbol de Navidad que preside la Puerta del Sol todav¨ªa no ha colocado el ¨²ltimo bloque de luces, Dami¨¢n Catalin confiesa que hay noches que se despierta empapado en l¨¢grimas. ¡°Sue?o con mi madre, aunque no s¨¦ qu¨¦ cara tiene. No es que me d¨¦ pena, sino que simplemente no quiero despertarme de nuevo¡±. Antes de despedirse, de esquivar a los adelantados del Black Friday y de entrar un rato m¨¢s a la tienda para ver Terminator, Dami¨¢n pide que el final de su historia acabe con una frase que aprendi¨® de otro compa?ero de la calle:
¡ªNo s¨¦ qui¨¦n soy, pero soy.
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