Abascal no se contenta con que S¨¢nchez dimita y le amenaza con la c¨¢rcel
El l¨ªder de Vox busca hueco a la derecha de Casado cargando contra Ciudadanos e Iglesias
Haberse convertido en el tercer grupo parlamentario del Congreso tiene notables ventajas para Vox, pero tambi¨¦n alg¨²n inconveniente. Uno de ellos es que, en los grandes debates, Santiago Abascal sube a la tribuna inmediatamente despu¨¦s de Pablo Casado quien, tras haber declarado la guerra sin cuartel al Gobierno, le ha robado el espacio pol¨ªtico.
Abascal ha aprovechado este mi¨¦rcoles uno de los escasos huecos que le ha dejado su predecesor en el uso de la palabra: la cr¨ªtica a Ciudadanos, cuyo apoyo resulta indispensable para prorrogar el estado de alarma. Consciente de que Casado no puede meterse con su socio de Gobierno en Ayuntamientos y comunidades aut¨®nomas, Abacal ha arremetido contra el partido de In¨¦s Arrimadas al que ha acusado, parafraseando a Albert Rivera, de ¡°ser ¨²til a la banda de S¨¢nchez¡±.
El l¨ªder de Vox no oculta que tiene un contencioso particular con Ciudadanos: fue el informe negativo de la consejera de Sanidad de Castilla y Le¨®n, de dicho partido, el que facilit¨® al Gobierno prohibir las marchas convocadas por los ultras en las capitales de la regi¨®n.
Cs no ha sido la ¨²nica diana de los dardos de Abascal. De hecho, ha puesto m¨¢s empe?o en criticar al vicepresidente Pablo Iglesias que al propio Pedro S¨¢nchez. Entre otras alusiones, le ha retado a acudir a su casa para hacerle un escrache, en vez de enviar a sus ¡°lacayos¡±, y le ha reprochado que su renta triplique la media de los vecinos del barrio de Salamanca, donde se iniciaron las caceroladas contra el Gobierno.
No ha sido improvisado: Abascal sabe que Iglesias despierta m¨¢s animadversi¨®n en el electorado que se disputa con el PP que el propio S¨¢nchez. El problema es que el l¨ªder de Vox ha dado la imagen de actuar como si fuera el vicepresidente in p¨¦ctore de Casado y hubiera un reparto de papeles entre ambos similar al que se produce en los plenos de control, en los que el jefe de la oposici¨®n interpela al presidente y su portavoz, a la vicepresidenta.
En la r¨¦plica, S¨¢nchez ha reprochado a Abascal que su ¨²nico plan sea ¡°utilizar el virus para derrocar a un Gobierno leg¨ªtimo y democr¨¢tico¡±. El l¨ªder de Vox ha contestado que lo que busca es que el presidente asuma sus responsabilidades ¡°por una gesti¨®n criminal [de la pandemia] que ha costado miles de vidas y millones de empleos¡±. Despu¨¦s de haberle imputado el delito de homicidio imprudente, ha reprochado a S¨¢nchez que no tomara en serio sus amenazas. ¡°Tambi¨¦n se re¨ªa el se?or Junqueras de las denuncias de Vox¡±, ha recordado, en referencia al l¨ªder de ERC, condenado por el Supremo. Esa es una de las diferencias entre Casado y Abascal: ambos quieren que S¨¢nchez deje de La Moncloa, pero el segundo pretende adem¨¢s que acabe en prisi¨®n.
Como anticip¨® en las redes sociales, se ha erigido en portavoz de los manifestantes que reclaman a cacerolazos la dimisi¨®n de un Gobierno ¡°liberticida y social-comunista¡± y los ha puesto como ¡°ejemplo de civismo¡±, asegurando que cumplen (en contra de lo que muestran las im¨¢genes de las televisiones) con las normas de distanciamiento para evitar contagios. Abascal ha reprochado al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que ordene a la polic¨ªa identificar a los convocantes de esas manifestaciones y se ha mostrado escandalizado de que se les pueda responsabilizar de un eventual rebrote de la pandemia.
Tras recordar que se acus¨® a su partido de utilizar bots (m¨¢quinas) para extender bulos en las redes sociales, ha proclamado que ¡°toda Espa?a se est¨¢ llenando de bots¡± y que la ¡°revuelta de los balcones, las cacerolas y las mascarillas es imparable¡±. En palabras de Abascal, los manifestantes ser¨ªan por tanto revoltosos, pero no revolucionarios, como proclaman los sectores ultras que hablan de una ¡°revoluci¨®n de las mascarillas¡±.
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