Carlos Salvador Maneu conoce por nombre y apellidos a todas las personas a las que lleva el correo. Cartero durante casi medio siglo, asegura que los 700 vecinos de los cinco pueblos de la comarca castellonense de Los Puertos de Morella por los que reparte las cartas son como sus feligreses. "Los tengo a todos controlados: a los de antes, a los de ahora y a los que est¨¢n por venir", bromea. Especialmente en el ¨²ltimo mes, el trato de este trabajador de 59 a?os con sus habitantes se ha vuelto m¨¢s necesario que nunca. "En estos lugares despoblados hay mucha gente que te necesita, trabajadores con peque?as granjas que te llaman por tel¨¦fono para ver cu¨¢ndo puedes ir para recoger las facturas o cartas para la administraci¨®n, que son esenciales para que sus negocios sigan funcionando", cuenta Maneu. Como ¨¦l, miles de trabajadores de Correos recorren diariamente las zonas rurales para ofrecer el servicio postal b¨¢sico, especialmente en la Espa?a vaciada, con un alto porcentaje de personas mayores y, por ende, poblaci¨®n de riego.
Por esta raz¨®n, el trabajo de Maneu estos d¨ªas va m¨¢s all¨¢ del reparto postal. Cada d¨ªa llama a algunos vecinos para saber si est¨¢n bien o necesitan que les compre algo. "Somos el ¨²nico enlace diario que hay con Morella, la capital de la zona, y mucha gente mayor necesita productos que no venden en su localidad", expone. Una vez, cuenta, una mujer mayor que vive sola le pidi¨® que le comprase unas gafas en la ¨®ptica de la ciudad porque las suyas se hab¨ªan roto. "Me dijo: ¡®Yo me fio de ti, seguro que me traes las que me van bien", rememora Maneu emocionado.
La vocaci¨®n de cartero le viene de familia. Su padre fue el director de Correos de Villafranca del Cid (Castell¨®n). "Nac¨ª en la misma oficina. Viv¨ªamos en la planta de arriba, por lo que siempre pas¨¢bamos el d¨ªa tanto en casa como en ella. Siempre lo hemos llevado dentro", relata. Maneu describe su profesi¨®n como algo m¨¢s que ser repartidores. "Nosotros no repartimos las cartas, las dejamos. La relaci¨®n con los vecinos es estrecha, especialmente en los pueblos peque?os", asegura. Por eso, dice, los carteros en estas zonas forman parte de la comunidad y en situaciones como la que se est¨¢ viviendo ahora son de gran ayuda para las personas del mundo rural.
Muy atentos a la hora de llegada
Los recados a las tiendas de comida son una acci¨®n altruista que realizan muchos de los carteros, siguiendo las medidas de seguridad pertinente y por la tarde, cuando acaba su jornada laboral. Debido al estado de alarma, Correos ha modificado los horarios de sus oficinas (abiertas de 9.30 horas hasta las 12.30 horas) y las entregas, solo por la ma?ana y de lunes a viernes. Los empleados van a trabajar d¨ªas alternos. Por ejemplo, la jornada de trabajo de Sergio Fr¨ªas empieza a las ocho de la ma?ana en la oficina postal de Soria. All¨ª organiza sus cartas para repartirlas a lo largo de la ma?ana por 18 pueblos; algunos, como Lubia o Las Cuevas, tienen una media de 60 habitantes. "No solo conoces a todo el mundo, sino que les tienes mucho aprecio y ellos valoran tu trabajo. Se crean relaciones estrechas y cuando les llevas las cartas entras en sus casas y te invitan a un caf¨¦¡±, explica Fr¨ªas. Ahora, los protocolos de Sanidad han limitado el contacto entre estos trabajadores y los destinatarios. "Hemos pasado de meterte hasta la cocina porque los vecinos te ofrec¨ªan un rosquillo a sentirte un poco antip¨¢tico porque les dejas las cartas y nadie te ve", relata.
La mayor¨ªa de las personas de estos pueblos vive sola, es mayor y seguramente no han utilizado nunca una red social. El estr¨¦s de estar encerrado y el aluvi¨®n de noticias negativas les provoca, cuenta Fr¨ªas, la necesidad de hablar en persona con alguien. "Para ellos, hacerlo se ha vuelto algo relevante; es as¨ª. Conocen tu ruta y saben sobre qu¨¦ hora est¨¢s por su calle. Cuando sienten que llegas, salen a la puerta para preguntarte e intentan hablar sobre las cuestiones de la vida. Haces de psic¨®logo", explica el joven cartero, que subraya que todas las conversaciones se hacen desde la ventana a la distancia determinada por las autoridades para respetar las medidas de Sanidad.
?C¨®mo est¨¢n en el pueblo de al lado?
El confinamiento ha creado estampas curiosas: pueblos rurales fantasmas donde la hierba ha comenzado a crecer en las aceras. Para Ariadna Ravetllat, cartera en la comarca de Les Garrigues (Lleida), llevar las cartas se ha vuelto una tarea solitaria. En el ¨²ltimo mes, pasear por l¡¯Espluga Calba, Fulleda y Tarr¨¦s (entre los tres no llegan a los 600 habitantes) es como adentrarse en pueblos totalmente abandonados. "La semana pasada no me encontr¨¦ con nadie ni pude hablar con ning¨²n vecino; incluso los ayuntamientos estaban cerrados. Como si estuviera en pueblos desiertos", explica Ravetllat.
La preocupaci¨®n por el estado de algunos vecinos mayores lleva a esta cartera a llamar a las ventanas para preguntarles si est¨¢n bien o si necesitan algo. "Llevo un a?o trabajando en esas localidades. Es muy gratificante porque la gente te conoce y te explica cosas de su vida", reconoce. Y, claro, ahora te preocupas si ves que alg¨²n d¨ªa no abren las ventanas. Entonces dices: 'Ostras, ?estar¨¢ bien?'. Picas en la puerta y al final escuchas: 'S¨ª, estoy bien. No pasa nada¡±.
Ravetllat cuenta que, mientras hace su ruta, mucha gente mayor sale al umbral de su casa para consultarle sobre la situaci¨®n de los pueblos de los alrededores, por lo que tambi¨¦n les sirve como una mensajera de las noticias locales. "Me preguntan c¨®mo est¨¢ el ambiente de donde vengo, si ya hay gente por la calle, si se hace el mercado...¡±, enumera Ravetllat.
Servicios m¨ªnimos garantizados
Los servicios de Correos disponibles durante el confinamiento son los env¨ªos de cartas nacionales e internacionales de hasta dos kilos, los paquetes postales de hasta 20 kilos (conocidos como Paquete Azul), los giros postales y los servicios de certificado y de valor declarado. Debido a que solo trabaja el personal m¨ªnimo imprescindible, las entregas se realizar¨¢n exclusivamente por las ma?anas y se har¨¢n en el umbral del domicilio (o en el mostrador de la oficina correspondiente) y no ser¨¢ necesario firmar en las PDA.