Fer y Rub¨¦n: ¡°?ramos los mejores amigos y los mejores socios, pero ya no ¨¦ramos un matrimonio¡±
Se conocieron en 2002 y se casaron en 2009. La intensidad de compartir vida personal y profesional durante dos d¨¦cadas pas¨® factura: ¡°No pod¨ªamos llegar a casa y preguntarnos ¡®?qu¨¦ tal el d¨ªa?¡¯, porque lleg¨¢bamos a casa juntos y hab¨ªamos pasado el d¨ªa juntos¡±.
Este art¨ªculo empieza hace mucho. En 2009 fui a la boda de Rub¨¦n Paz y Fernando Fern¨¢ndez, una pareja de amigos que conoc¨ªa desde hac¨ªa varios a?os y que hab¨ªan puesto en marcha, desde muy j¨®venes, varios locales de copas de ¨¦xito en Pontevedra: The Fly, La Jugueter¨ªa, PTV. En cuanto supe que este verano mi compa?era Natalia Junquera y yo repetir¨ªamos la serie de historias de amor, pens¨¦ inmediatamente en ellos. Llevaban, que yo calculase, unos 20 a?os de relaci¨®n, y no s¨®lo: compart¨ªan vida personal y profesional, 24 horas juntos, siete d¨ªas a la semana. Se casaron no s¨®lo en 2009 sino tambi¨¦n en 2018 en Las Vegas y en 2019 renovaron sus votos. ?Cu¨¢l era el secreto?
El primer fin de semana de julio, en Pontevedra, me encontr¨¦ por la calle a Fer. Le cont¨¦ la idea. Me dijo que, desgraciadamente, ¨¦l y Rub¨¦n hab¨ªan roto unas semanas atr¨¢s, y que no estaban por la labor. Esa misma noche me llam¨®. Lo hab¨ªa estado pensando, dijo, y la suya hab¨ªa sido una historia de amor que una ruptura no pod¨ªa estropear. ¡°Dur¨® mucho y fue bonito, y estamos muy orgullosos de que fuese as¨ª. Las historias de amor, por el hecho de que se acaben, no dejan de serlo¡±.
Se conocieron en 2002 en un pub de ambiente de A Coru?a. Rub¨¦n bailaba en una tarima y Fer se fij¨® en ¨¦l. Se enrollaron esa noche. ¡°No fue nada rom¨¢ntico, el rollo de una noche, solo que esa noche dur¨® m¨¢s de dos d¨¦cadas¡±, me empez¨® a contar Fernando hace unos d¨ªas en una terraza del centro de Pontevedra. Est¨¢ solo. Ha hablado con Rub¨¦n, que, m¨¢s introvertido, prefiere no participar en el art¨ªculo, aunque accede a que Fer lo haga.
Fer, cuando se conocieron, estudiaba Bellas Artes en Pontevedra, y Rub¨¦n trabajaba en A Coru?a. Fue intenso todo desde el principio: se ve¨ªan casi todos los fines de semana. Y surgi¨®, pronto, la oportunidad de trabajar de encargados de un pub de ambiente de Pontevedra, Bolboreta. Antes, recuerda Fer, estuvieron viviendo en Londres: ¡°Me dieron una beca y estuvimos all¨ª cinco meses. ?l se vino conmigo. Alquilamos una habitaci¨®n, estuvimos en Kingston. Y cuando volvimos fue cuando empezamos a trabajar¡±. En 2007 montaron su primer local, un sitio que pronto se convirti¨® en emblem¨¢tico en Pontevedra: The Fly. Pronto averiguaron que las mismas sinergias que funcionaban con el amor, lo hac¨ªan con los negocios.
¡°Somos excesivamente atrevidos y emprendedores, y nos volcamos en lo que nos obsesiona. Nos obsesion¨® pronto el trabajo, y nos complementamos a la perfecci¨®n. El primer a?o del Fly fue una locura de facturaci¨®n y decidimos montar un segundo local: La Jugueter¨ªa, que tambi¨¦n fue como un tiro y decidimos montar un tercero con dos socios m¨¢s, el Leblanc¡±, cuenta Fer. La crisis hundi¨® la noche de una manera que Fernando resume as¨ª: ¡°Lo que facturamos habitualmente un martes era lo que est¨¢bamos empezando a facturar un s¨¢bado. Con lo cual ten¨ªamos tres locales en crisis. Tres alquileres, tres facturas de luz y agua, tres locales con sueldos¡±. Reaccionaron saliendo de uno de los locales y adaptando la licencia de uno para que funcionase m¨¢s durante el d¨ªa. Fue un pepinazo. Y poco a poco empezaron a descubrir que esas sinergias tan productivas en el trabajo empezar¨ªan a desgastarlos en su relaci¨®n.
¡°Ten¨ªamos un h¨¢ndicap¡±, dice Fer: ¡°todos nuestros amigos eran comunes. ?Eso qu¨¦ significa? Que yo no ten¨ªa mi propia pandilla y ¨¦l la suya, sino que ten¨ªamos la misma. Cuando hac¨ªamos planes, los hac¨ªamos todos juntos¡±. Tras su etapa en la noche, se reinventaron y montaron una empresa de organizaci¨®n de bodas, El mono con sombrero. Si empezaba a haber crisis entre ellos, ah¨ª se agrav¨® un poco. ¡°Empez¨® a quemarnos a nivel estr¨¦s. El volumen de trabajo era mucho. Y es un trabajo en el que no tienes un horario, que no descansas, que llegas a casa y sigues hablando. Y eso, en mi opini¨®n, nos desgast¨® de verdad: que nuestras conversaciones fuera del trabajo se ci?esen tambi¨¦n sobre el trabajo. Ideas que ten¨ªamos, proyectos que pod¨ªamos poner en marcha, perfeccionarlo todo¡±, cuenta Fer: ¡°No pod¨ªamos llegar a casa y preguntarnos ¡®?qu¨¦ tal est¨¢s?¡¯, porque lleg¨¢bamos a casa juntos y hab¨ªamos estado el d¨ªa juntos. Quiero decir: no nos cont¨¢bamos el d¨ªa¡±. Si hac¨ªan un viaje, trabajaban inconscientemente. En Nueva York, visitaban una cocteler¨ªa y se fijaban en lo que estaban bien y en lo que no, en las ideas que pod¨ªan aprovechar para sus negocios. ¡°Somos adictos al trabajo, ambos¡±, concluye Fer. ¡°Nuestro trabajo nos encanta y siempre fue nuestra pasi¨®n. Y cuando nos ha ido bien en algo, pens¨¢bamos en montar otra cosa¡±
El mono con sombrero fue un boom. ¡°Nos consideraron de las cinco mejores empresas a nivel mundial como wedding planner. Salimos en revistas internacionales, nos empezaron a llamar muchos clientes de fuera¡±, cuenta Fernando. Hoy en d¨ªa tienen dos grandes restaurantes con varios ambientes frente al mar, Los tres monos, uno en Samil (Vigo) y otro en Aguete (Mar¨ªn), que fue el primero y alcanz¨® r¨¢pida fama por recibir visitas como la de Dulceida, una de las influencers con m¨¢s seguidores en Instagram de Espa?a. Los restaurantes van viento en popa. La carga de trabajo se multiplic¨®. Hubo un momento en que, en medio de esa vor¨¢gine, Fer quebr¨®. Le diagnosticaron un cuadro depresivo, le recomendaron desconectar, le dieron una baja con la que sigue ¡ªaunque no puede evitar seguir pendiente del restaurante del que ¨¦l se ocupa¡ª y se march¨® diez d¨ªas a Barcelona a airearse. ¡°La posibilidad de la separaci¨®n surgi¨® hace tiempo hablando con mi terapeuta, y me dijo que no era el momento oportuno para tomar decisiones importantes porque yo no estaba bien como para decidir algo tan heavy. Pero bueno: se mascaba la tragedia. Los dos sab¨ªamos que ya no era lo mismo, que ¨¦ramos los mejores amigos del mundo, los mejores socios del mundo, que rem¨¢bamos en la misma direcci¨®n, que nos apoy¨¢bamos y nos ten¨ªamos para todo, pero que eso ya no era un matrimonio¡±.
?Alguna vez, o cu¨¢ntas veces, desde que empezaron su relaci¨®n tuvieron problemas por ser homosexuales? ¡°Los hubo, s¨ª. A m¨ª incluso en la mesa de un local me dejaron escrito con la llave ¡®maric¨®n de mierda¡¯. Pero siempre pas¨¦ much¨ªsimo del tema. Tambi¨¦n es verdad que Rub¨¦n y yo apenas nos damos nunca muestras de cari?o en p¨²blico. Si yo estoy aqu¨ª con mi marido y me doy un beso o un morreo, y la se?ora de al lado me mira con asco, me hace sentir mal, me jode el d¨ªa. Para evitar conflictos, para no sentirnos mal o para no dar una mala contestaci¨®n. Esto que te cuento es una putada pero lo hac¨ªamos as¨ª. Es verdad que tampoco somos una pareja muy empalagosa¡±.
Cuando Fernando volvi¨® de los d¨ªas que pas¨® en Barcelona, la ruptura se hizo patente. ¡°Fue como si de repente, al estar separados, pudi¨¦semos llevar otra vida, con m¨¢s libertad. Lo percib¨ª en Rub¨¦n. Todo hab¨ªa cambiado¡±. Viven separados, siguen hablando a diario (siguen siendo socios) y Fer tampoco se atreve a pensar en lo que ocurrir¨¢ en el futuro. ¡°Rub¨¦n y yo siempre nos amamos. ?ramos los que siempre nos d¨¢bamos a los dos el cacho de filete m¨¢s grande. Cuando ¨¦l ten¨ªa fiebre y estaba pachucho, yo prefer¨ªa ser el que estuviese pachucho y tener fiebre para no verlo mal. Y ¨¦l lo mismo conmigo¡±.
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