El peque?o gran mundo de las miniaturas, un microcosmos de talento y creatividad m¨¢s all¨¢ de las casas de mu?ecas
Meticulosas reproducciones a escala de muebles de ¨¦poca, dioramas con tantos detalles como un cuadro de El Bosco o platos de comida en versi¨®n diminuta conviven en el universo de las maquetas a peque?a escala, un sector en evoluci¨®n donde la pericia y la paciencia van de la mano
Pocas personas llegan a hacer de su afici¨®n de la infancia una forma de vida. David Iriarte no solo lo ha conseguido, sino que ha logrado ser uno de los mejores del mundo en su ¨¢mbito: las miniaturas. ¡°Todo empez¨® en mi infancia, cuando fabricaba todo tipo de maquetas y enseres en madera en la carpinter¨ªa familiar¡±, explica acerca de sus primeros pasos. Con solo 38 a?os se ha convertido en uno de los grandes referentes del miniaturismo dentro y fuera de Espa?a gracias a sus minuciosas reproducciones a escala de todo tipo de mobiliario, con especial peso de ¡°los muebles ingleses y franceses de los siglos XVII y XVIII¡±, apunta Iriarte. El proceso detr¨¢s de cada pieza ¡ªcreadas a escala 1/12, la medida est¨¢ndar m¨¢s habitual¡ª es laborioso y no se limita a la fabricaci¨®n como tal, sino que hay toda una etapa previa de investigaci¨®n y preparaci¨®n. Seg¨²n detalla, todas las obras comienzan creando sus planos y un amplio reportaje fotogr¨¢fico. ¡°En ocasiones, los propios museos [donde se encuentran algunas de las piezas originales] colaboran¡±, asegura. El tiempo depende de la dificultad de las t¨¦cnicas de ebanister¨ªa aplicadas, con piezas que implican m¨¢s de siete meses de trabajo.
Igual que la caligraf¨ªa creativa, la costura o la cer¨¢mica se han convertido en aficiones en auge en una ¨¦poca donde el trabajo manual sirve como ant¨ªdoto frente al estr¨¦s, el miniaturismo tambi¨¦n tiene algo de terap¨¦utico y de rom¨¢ntico. Se ponen en pr¨¢ctica laboriosas t¨¦cnicas que pueden desaparecer m¨¢s tarde o m¨¢s temprano. Esa era una de las grandes preocupaciones de Cristina Noriega, miniaturista desde hace 47 a?os: ¡°He sido siempre autodidacta y, aunque he impartido alg¨²n curso, me daba mucha pena que todos los conocimientos y t¨¦cnicas que he ido adquiriendo a base de ensayo y error se perdieran, pero mi hija ha comenzado a trabajar conmigo desde hace dos a?os¡±, cuenta Noriega, enfermera de profesi¨®n. Comenz¨® realizando maquetas de barcos antes de pasarse a las casas de mu?ecas y asegura que todos sus muebles, aparatos y habitaciones son fieles r¨¦plicas de otros que est¨¢n en palacios o museos. En muchos casos, realiza piezas bajo pedido, pero, en general, ella elige las obras que hace y cada a?o las presenta en ferias internacionales, como la de Chicago (EE UU), una de las m¨¢s importantes del sector junto con la de Londres.
En la feria de Chicago tambi¨¦n suele dejarse ver Fernando Seti¨¦n para mostrar al p¨²blico sus piezas. ?l dej¨® atr¨¢s 26 a?os dedicado a la carpinter¨ªa para volcarse por completo a las miniaturas de muebles hace un lustro. Pero, a diferencia de la obra de Iriarte, en su caso prefiere crear piezas contempor¨¢neas, algo poco habitual que demuestra c¨®mo el miniaturismo empieza a transitar hacia nuevos horizontes. Seti¨¦n trabaja la madera maciza con t¨¦cnicas propias de la fabricaci¨®n convencional. ¡°Intento aplicar el procedimiento de la fabricaci¨®n de un mueble a escala real a la miniatura. El resultado final permite que la miniatura sea lo m¨¢s realista posible¡±, apunta este microcarpintero de origen uruguayo y afincado en Barcelona. Sus muebles bien podr¨ªan formar parte de una casa actual, si no fuera porque las sillas tienen una altura de siete cent¨ªmetros y las mesas una dimensi¨®n de unos seis cent¨ªmetros. Los precios de las piezas, vendidas principalmente a trav¨¦s de internet a clientes de Inglaterra y Estados Unidos, oscilan entre los 400 euros de un armario ropero a los 135 euros de una silla de nogal tapizada en cuero.
De los muebles de ¨¦poca a la comida diminuta
Las miniaturas forman parte de una pr¨¢ctica antigua, pero en transformaci¨®n, tal y como evidencian las nuevas corrientes que circulan por internet en torno a esta forma de artesan¨ªa. Las cl¨¢sicas casas de mu?eca de estilo victoriano y las maquetas de trenes cruzan nuestra mente al pensar en el miniaturismo, pero cualquier cosa es susceptible de recrearse en versi¨®n min¨²scula. En las redes sociales hay perfiles especializados que demuestran las posibilidades de este microcosmos m¨¢s all¨¢ de lo tradicional y, de paso, descubren este particular universo a un p¨²blico con una edad media mucho menor que la de los coleccionistas habituales. Desde aparatos tecnol¨®gicos hasta comida o plantas, la falta de destreza e imaginaci¨®n son los ¨²nicos l¨ªmites a la hora de encoger la realidad.
En la primavera de 2022, Stephanie Nguyen, junto a su marido y su hija, comenz¨® a compartir en TikTok e Instagram v¨ªdeos cocinando comida en miniatura. Una porci¨®n de pizza del tama?o de una u?a, una hamburguesa que se sostiene con la yema del dedo, unos rollitos de salm¨®n que cabr¨ªan en un dedal¡ recetas sencillas y otras m¨¢s complejas que, muchas veces, se rematan con una lata de cerveza, tambi¨¦n en tama?o reducido. La elaboraci¨®n de los platos no difiere de los procedimientos habituales, pero se necesitan utensilios adaptados. ¡°Encontramos las cosas en internet, en tiendas locales de manualidades, en la caja de juguetes de nuestros hijos¡ Si no encontramos algo, lo hacemos nosotros mismos¡±, dice la creadora de la cuenta. Toda la comida es real, por eso a veces lo complicado es ¡°encontrar ingredientes en miniatura¡±, se?ala Nguyen. ?La parte m¨¢s dif¨ªcil? Acertar con el punto de cocci¨®n de los minialimentos ¡ª¡±no hace falta decir que hemos quemado muchos platos¡±¡ª, ya que su fuente de calor no tiene ajuste de temperatura. ?Lo m¨¢s f¨¢cil? ¡°Lavar los platos cuando hemos terminado de grabar¡±, bromea. El ¨¦xito de esta curiosa tendencia no se limita a la esfera digital y ya hay programas de televisi¨®n centrados en la tem¨¢tica de la comida diminuta, como Tiny Food Fighter, una especie de MasterChef con platos en miniatura emitido en Estados Unidos en Discovery+.
Tampoco se amedrenta ante las dificultades t¨¦cnicas Susana L¨®pez del Toro, la periodista detr¨¢s del proyecto Biblioteca de Liliput. Su fascinaci¨®n por las maquetas y dioramas tambi¨¦n comenz¨® en la infancia. Afectada de fotosensibilidad desde ni?a, las largas tardes en casa despertaron su imaginaci¨®n y su habilidad para las artes pl¨¢sticas: ¡°Siempre me han atra¨ªdo las miniaturas, los objetos peque?os y los libros diminutos. De ni?a, mis juguetes preferidos eran los Hogar¨ªn y los mu?ecos Barriguitas, que cab¨ªan en la palma de la mano, y mis primeras lecturas fueron los cuentos de la colecci¨®n Microbio, que eran unos tomos troquelados de solo cinco cent¨ªmetros de alto¡±, recuerda de esos a?os infantiles de descubrimiento.
Despu¨¦s de varias d¨¦cadas dedicada al periodismo, desde hace algunos a?os el trabajo manual de los dioramas ocupa todo su tiempo. Todo comenz¨® en 2009, cuando la Biblioteca de Castilla-La Mancha le ofreci¨® exponer su colecci¨®n personal de libritos en una sala del Alc¨¢zar de Toledo. La muestra fue un ¨¦xito y, 14 a?os despu¨¦s, L¨®pez del Toro puede presumir de haber participado en m¨¢s de 50 exposiciones en espacios culturales y comerciales. Las construcciones que realiza son como El jard¨ªn de las delicias de El Bosco, obras salpicadas de diminutos detalles escondidos, trampantojos, elementos que conviene mirar dos veces y objetos reciclados que disfrutan de una segunda vida gracias al ojo creativo de la miniaturista. ¡°Soy yo quien se empe?a en poner dif¨ªcil las cosas porque siempre quiero ir un paso m¨¢s all¨¢. Cuando realic¨¦ El taller de Gutenberg me empe?¨¦ en cubrir el tercio inferior de las paredes con una piedra natural de pizarra rojiza similar a la de la cantera que estaba en Mainz, la antigua ciudad donde el primer impresor fund¨® su taller¡±, cuenta. Ante la imposibilidad de viajar a la ciudad alemana, busc¨® ¡°algo similar en Espa?a¡± y se march¨® hasta el cacere?o pantano del C¨ªjara ¡°para seleccionar piedrecitas¡±, que luego tuvo que tallar a mano para que encajaran. Tradici¨®n, t¨¦cnicas artesanas y nuevas tendencias que descubren el car¨¢cter m¨¢s l¨²dico de las miniaturas definen el horizonte pr¨®ximo de un trabajo donde la pericia y el talento siempre ser¨¢n requisitos imprescindibles.
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