Seis actitudes para tener mejores relaciones sexuales
Si el ¨®rgano sexual por excelencia es el cerebro, la habilidad er¨®tica residir¨¢ m¨¢s en nuestro talante que en nuestro f¨ªsico. Erotizar el d¨ªa a d¨ªa, seguir algunos de los rituales del sexo o mantener una mentalidad de principiante mejora las artes amatorias
Solemos relacionar el sex appeal, es decir, el atractivo sexual, con el f¨ªsico; lo que no siempre es correcto. Pero nuestro error va m¨¢s all¨¢ al pensar que ser sexy es igual a ser bueno en la cama. Tener el culo de las Kardashian, la cara de Scarlett Johansson, el cuerpo de ...
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Solemos relacionar el sex appeal, es decir, el atractivo sexual, con el f¨ªsico; lo que no siempre es correcto. Pero nuestro error va m¨¢s all¨¢ al pensar que ser sexy es igual a ser bueno en la cama. Tener el culo de las Kardashian, la cara de Scarlett Johansson, el cuerpo de Emily Ratajkowski o el six-pack de Chris Hemsworth no garantiza triunfar entre las s¨¢banas; lo que es una buena noticia para la mayor¨ªa de los mortales, desprovistos de estos encantos. Un buen chasis puede convertirnos en objetos de deseo; pero lo que realmente nos transforma en amantes deseables y experimentados es la actitud, el mobiliario mental con el que abordamos una relaci¨®n sexual, la manera que tenemos de hacer las cosas. Afortunadamente, la actitud se cultiva, se trabaja, se entrena y no requiere de cirug¨ªa est¨¦tica, gimnasios y largas sesiones de abdominales. He aqu¨ª algunas actitudes que comparten los entendidos en las artes amatorias.
Crear un clima de confianza y relajaci¨®n
Habr¨¢ parejas de larga duraci¨®n que nunca hayan conseguido crear una atm¨®sfera de confianza y relajaci¨®n y amantes de una sola noche que hayan logrado un nivel de entendimiento y complicidad envidiado por la mayor¨ªa. Solemos pensar que esto se debe a la qu¨ªmica, y que hay personas con las que conectamos y otras con las que no; lo que sin duda es cierto, pero no podemos contentarnos con pensar que esta sublime sincron¨ªa solo nos la puede proporcionar la diosa fortuna.
Una relaci¨®n sexual es una situaci¨®n vulnerable en la que, para dejarse llevar ¡ªrequisito esencial para el disfrute¡ª se precisa de un ambiente donde poder ser uno mismo, donde haya espacio para abrirse, donde no haya recelos para expresar las emociones o preferencias. Solo entonces se pueden explotar al m¨¢ximo las capacidades de dar y recibir placer. Y esto se consigue con el buentrato, palabra que habr¨ªa que escribir junta, aunque no existe como tal, en oposici¨®n al maltrato.
?A qu¨¦ nos referimos cuando hablamos de buentrato en el sexo? ¡°Son determinadas conductas de cuidado er¨®tico, como por ejemplo la empat¨ªa, que implica estar atento y abierto a las se?ales que nos manda la otra persona¡±, se?ala Miren Larrazabal, psic¨®loga cl¨ªnica, sex¨®loga, presidenta de SISEX (Sociedad Internacional de Especialistas en Sexolog¨ªa) y miembro del LYX, Instituto de Urolog¨ªa y Androlog¨ªa, en Madrid. ¡°La escucha es tambi¨¦n importante, saber escuchar y no solo con los o¨ªdos sino con los ojos, para captar la expresi¨®n de emociones, ya sea verbal o no verbal¡±, contin¨²a Larrazabal. ¡°Y, al mismo tiempo, emitirlas para que el otro/a est¨¦ al tanto de lo que estamos sintiendo. Los suspiros, silencios, jadeos no solo expresan un sentir, tambi¨¦n ayudan a la pareja a excitarse y a entrar en el juego er¨®tico. Uno debe sentirse bientratado para abrirse al placer y para dar placer al otro¡±, sentencia esta sex¨®loga.
Mantener la mentalidad del principiante
Si cada relaci¨®n sexual es ¨²nica e irrepetible, incluso con la misma pareja, las reglas fijas dejan de serlo porque hay una infinidad de variantes que dificultan su existencia. Sin embargo, abundan los expertos que creen saberlo todo sobre el arte amatorio. ¡°De hecho, hay m¨¢s expertos que expertas¡±, subraya Ra¨²l Gonz¨¢lez Castellanos, sex¨®logo, psicopedagogo y terapeuta de pareja del gabinete de apoyo terap¨¦utico A la Par, en Madrid, ¡°ya que, es muy com¨²n que el hombre haga galanter¨ªa de su expertise; ya sea porque se ha acostado con muchas mujeres a las que ha dejado plenamente satisfechas o porque est¨¢ licenciado en pornograf¨ªa¡±. ¡°Recuerdo una pareja que tuve en consulta. ?l, que era arquitecto, no entend¨ªa por qu¨¦ a su mujer no le gustaba la forma que ten¨ªa de acariciarle el pecho, cuando era algo alabado por sus anteriores parejas¡±, ejemplifica.
En el extremo opuesto al experto deber¨ªa ir el inexperto; pero yo prefiero llamarlo inseguro. Son los que dicen ¡°pero t¨² tienes que ir gui¨¢ndome, dici¨¦ndome lo que te gusta y lo que no¡±, lo que convierte la relaci¨®n er¨®tica en una llamada a tu proveedor de telefon¨ªa m¨®vil, con el interrogatorio previo a cargo de un contestador autom¨¢tico. Cuando hablo de mentalidad de principiante no me refiero a olvidar todo lo aprendido por la experiencia; sino a tener muy claro que toda esa valiosa informaci¨®n puede descartarse en un momento dado. No a todas las mujeres, ni a todos los hombres, les gustan las mismas cosas. Incluso las preferencias de una persona pueden cambiar con el tiempo o en circunstancias determinadas. La filosof¨ªa con la que hay que llegar a una relaci¨®n sexual es la del explorador. Hay que ir bien equipado, con comida, cantimplora, herramientas y estar abierto a cualquier sorpresa o descubrimiento que ocurra.
No tener metas, disfrutar del recorrido
La tradici¨®n de dividir la relaci¨®n sexual entre preliminares y coito ha arruinado y acortado muchas vidas sexuales, que solo contabilizan como v¨¢lidos aquellos encuentros completos que acaban con orgasmo. Esto crea tambi¨¦n una cierta ansiedad. Lo explica Antoni Bolinches, licenciado en Filosof¨ªa, Psicolog¨ªa, sex¨®logo y profesor del m¨¢ster en Sexolog¨ªa Cl¨ªnica y Salud Sexual en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, as¨ª como autor de varios libros sobre sexualidad: ¡°Las preocupaciones del hombre frente a una relaci¨®n sexual tienen que ver con su control eyaculatorio y el tama?o de su pene; mientras que en la mujer sus inseguridades son m¨¢s de origen psicoest¨¦tico (?me encontrar¨¢ deseable?) y de respuesta org¨¢smica¡±.
Esto hace que muchos y muchas se enfrenten a un encuentro er¨®tico como si fuera un examen final que hay que aprobar y, por supuesto, llegar al orgasmo. ¡°En el capitalismo sexual tiene que haber rendimiento, competitividad, rentabilidad y cuenta de resultados¡±, comenta Larrazabal, quien recuerda que, en consulta, una frase muy t¨ªpica es la siguiente: ¡°Aunque he tenido mucho placer no he llegado al orgasmo¡±. ¡°Deber¨ªamos desterrar la palabra preliminares, que tanto da?o ha hecho. Lo ideal ser¨ªa disfrutar del viaje y no centrarnos solo en alcanzar la meta, porque esa ansiedad anticipatoria es la que, a menudo, merma nuestra capacidad de disfrute. Besar, abrazar, chupar, lamer, estimular deber¨ªan ser metas en s¨ª mismas¡±. Bolinches aboga por un sexo c¨®modo, que ¡°sin demasiada inversi¨®n de tiempo y energ¨ªa consigue que los dos satisfagan sus respectivas necesidades. No hay que forzar, ni vivir el encuentro como una prueba suprema, sino reforzar la pareja¡±. Y Ra¨²l Gonz¨¢lez propone reivindicar todas esas pr¨¢cticas no coitales y darle el enorme valor que tienen en la vida er¨®tica.
Erotizar el d¨ªa a d¨ªa
Dec¨ªa la psicoterapeuta y escritora belga Esther Perel que ¡°los preliminares empiezan al final de tu ¨²ltimo orgasmo¡±, haciendo alusi¨®n a que la dimensi¨®n er¨®tica deber¨ªa desparramarse de la cama para inundar el mundo y el d¨ªa a d¨ªa. Porque una caracter¨ªstica de la sexualidad del siglo XXI es que est¨¢ cada vez m¨¢s desprovista de erotismo. Hollywood hace tiempo que ha suprimido las escenas subidas de tono de sus pel¨ªculas. Ese erotismo para todos los p¨²blicos de los taquillazos de los ochenta y noventa. A cambio, tenemos el porno puro y duro y, entremedias, alguna que otra serie a destacar. Algo parecido ocurre con la vida real, que oscila entre el automatismo y el descontrol. ¡°Sociol¨®gicamente, ha sido tan f¨¢cil todo lo referente a la sexualidad que el sexo se ha deserotizado. Ya lo dec¨ªa Antonio Gala: ¡®La sociedad nos da facilidades para hacer el amor, pero no para enamorarnos¡¯. Se ha perdido la capacidad de seducci¨®n y, a menudo, llegamos a la relaci¨®n despose¨ªdos de un requisito previo: el deseo orientado al sujeto. Es lo que yo llamo una sexualidad atl¨¦tica, con mucha t¨¦cnica y poca emoci¨®n¡±, se?ala Bolinches.
¡°La sexualidad es algo bio-psico-social, es decir, que todo lo que ocurra en la sociedad tambi¨¦n le afecta; por eso acusa los mismos pecados de hoy en d¨ªa, como la inmediatez¡±, apunta Larrazabal. Y contin¨²a: ¡°Pasas de estar en la oficina a un encuentro er¨®tico que debe ser perfecto. Ya no hay cabida para el juego er¨®tico o la seducci¨®n, que es la incertidumbre. No podemos perder el tiempo con esas cosas, queremos certezas y quedar con alguien sabiendo ya que va a haber sexo, porque el fin se ha puesto por delante. Perdemos as¨ª las habilidades de seducci¨®n, incrementadas por el abuso de la tecnolog¨ªa, donde no funcionan los mismos c¨®digos que en el cara a cara¡±.
Ejercitar el sano ego¨ªsmo
Entre el ego¨ªsta, que solo busca su placer, y el altruista, que vive para satisfacer al otro, est¨¢ el buen amante, que se sit¨²a en el medio. ¡°Alguien dijo que la uni¨®n de dos personas era la uni¨®n de dos deseos y dos ego¨ªsmos. Yo lo ampl¨ªo a cuatro, ya que cada persona tiene dos deseos (el de desear y ser deseado) y dos ego¨ªsmos (quiero pas¨¢rmelo bien y quiero que el otro disfrute conmigo). Y compaginar todos estos elementos no siempre es f¨¢cil¡±, argumenta Ra¨²l Gonz¨¢lez.
Las t¨¦cnicas de supervivencia ense?an que, primero, hay que estar a salvo para intentar luego salvar a los dem¨¢s. Ese mismo orden de prioridades es extrapolable al sexo, y numerosos estudios confirman que estar atento a las propias sensaciones f¨ªsicas y emocionales puede mejorar la relaci¨®n sexual y de pareja. Los objetivos centrados en uno mismo son compatibles con la preocupaci¨®n por el bienestar y el placer del otro. Esto es lo que predica el mindfulness aplicado a la sexualidad, que propone cambiar la relaci¨®n desde un trabajo personal.
El sano ego¨ªsmo, la persecuci¨®n del propio placer durante el sexo, hace que uno se vea aliviado de la ansiedad de satisfacer al otro. Sin contar con que ver c¨®mo alguien disfruta puede contribuir a calentarnos a¨²n m¨¢s. Se ha comprobado que los hombres segregan m¨¢s testosterona cuando la mujer est¨¢ excitada y pas¨¢ndoselo bien.
¡°Que los malos sean un poco buenos y los buenos un poco malos, y todos se curar¨¢n¡±, sentenci¨® Walt Whitman. Para muchos, tal vez sea hora de dejar de dar tanto y empezar a coger. Porque, adem¨¢s, el que trata de perseguir su bienestar est¨¢, en parte, contribuyendo a un mundo mejor. Mientras el altruismo es, en muchas ocasiones, una forma disfrazada de arrogancia.
Observar los rituales del sexo
Algunos relacionan la liberaci¨®n sexual con la banalizaci¨®n del sexo. Naturalizar la sexualidad es para ellos/ellas abandonar todos y cada uno de los rituales que hab¨ªa en torno a la interacci¨®n er¨®tica. Olvidan que una buena relaci¨®n sexual debe tener sus rituales y su teatralizaci¨®n, que nada tienen que ver con fingir o pretender ser lo que no se es. ¡°A los seres humanos nos encantan los ritos¡±, puntualiza Larrazabal, ¡°y la sexualidad tambi¨¦n tiene los suyos: cuidar el cuerpo, perfumarse, vestirse de una manera especial, seducir al otro, hablarle de una determinada manera... Hay que entrar en el juego e interpretar un papel, pr¨¢ctica que contribuye a crear un clima er¨®tico, excitarse y provocar al otro. En psicolog¨ªa se utiliza mucho una herramienta que llamamos ¡®actuar como si¡¯, y que consiste en teatralizar una situaci¨®n a la que queremos llegar¡±. Y la psic¨®loga termina con un ejemplo: ¡°A los depresivos se les suele decir que act¨²en como si estuvieran alegres y que finjan la risa. La mayor¨ªa acaban riendo de verdad. De igual manera, en los casos de anorgasmia proponemos a las mujeres, como parte de la terapia, que finjan orgasmos y que act¨²en, giman y se muevan como si estuvieran teniendo uno real, porque la conducta puede modificar las emociones¡±.