Sobre el ¨¢lamo negro columnar y su bella y aparente fragilidad
Esta planta enteramente masculina surge de una mutaci¨®n, y puede alcanzar con facilidad los 20 metros de altura. Apta para ser cultivada al pie de r¨ªos y arroyos, muestra una oto?ada m¨¢s precoz que otros ¨¢rboles caducos y su forma la ha hecho imprescindible en paisajismo
Las mutaciones en el reino vegetal regalan mucha belleza. En ocasiones, sin venir a cuento, una planta genera una rama con alguna caracter¨ªstica diferente a las habituales de la especie. Por ejemplo, si lo normal es que las flores de esa especie posean cinco p¨¦talos, de repente se activa una ramita que porta flores de seis p¨¦talos. Si la persona que est¨¢ al cargo de esa planta decide conservar esa gen¨¦tica inusual, puede reproducirla a trav¨¦s de un esqueje o de un injerto, propagando solamente esa rama para perpetuar esa rareza mutante. De esta forma, se ha conseguido tener una mayor variabilidad de plantas en los jardines, y tambi¨¦n en las huertas, que no dejan de ser unos jardines comestibles.
Estas mutaciones tambi¨¦n pueden afectar a todo el porte del ejemplar. As¨ª, un buen d¨ªa brotan un par de cotiledones de una semilla de ¨¢lamo (Populus nigra). La pl¨¢ntula se desarrolla con normalidad con el paso de las semanas, produciendo m¨¢s tejidos que alargan ese tallito juvenil, que ser¨¢ el futuro tronco cuando alcance un poco m¨¢s de tama?o. Pero, al cabo de unos meses, el cultivador percibe algo extra?o en el ¨¢lamo: sus ramas no se separan mucho del tronco. De hecho, crecen paralelas a ¨¦l, como si quisiera contar con varios troncos verticales. Aun as¨ª, hay una gu¨ªa central que marca la altura, y todas las otras ramas verticales tienen menor tama?o que el eje principal del arbolito. Como conclusi¨®n de esta mutaci¨®n, la naturaleza acaba de crear un ¨¢rbol columnar, muy cerrado, que parece un poste anclado en medio del campo, lleno de las peque?as banderolas que son sus hojas.
Esta peque?a historia bot¨¢nica y jardinera es la que podr¨ªa haber ocurrido en alg¨²n lugar de Asia central. All¨ª es donde surgi¨® la gen¨¦tica tan impactante del ¨¢lamo negro columnar, tambi¨¦n llamado ¨¢lamo de Lombard¨ªa. Este nexo con el norte de Italia proviene de su introducci¨®n documentada en el valle italiano del r¨ªo Po, en 1745, desde donde se propag¨® generosamente por toda la geograf¨ªa europea. Su forma fastigiada en extremo hizo de este cultivar una planta imprescindible en paisajismo, apta para ser cultivada al pie de r¨ªos y de arroyos al guarecer con su verticalidad las corrientes de agua. Al mostrar una oto?ada m¨¢s precoz que otros ¨¢rboles caducos, es maravilloso guiar la mirada por sus copas amarillentas serpenteando por el paisaje.
Es un ¨¢rbol perfecto para enmarcar una puesta de sol o como ¨¢rbol singular en alg¨²n espacio no tan amplio, gracias a su reducida copa. Por esto mismo, se ha plantado cerca de casas y de otros edificios, si bien esto no es muy recomendable, tanto por su madera blanda, que puede originar roturas, como por sus ra¨ªces exploradoras, que pueden causar problemas en cimientos d¨¦biles o en ca?er¨ªas. Tambi¨¦n se puede obtener un beneficio est¨¦tico de su cuerpo esbelto para generar bosquetes abiertos, con rodales de varios ejemplares aqu¨ª y de otros pocos all¨¢, dando un aspecto de naturaleza salvaje al lugar donde crezcan. Igualmente, se emplea como pantalla cortavientos, por sus copas cerradas y altas, que frenan el aire intenso y dominante de ciertas zonas. Este es un bien del que se aprovechan parques, jardines o lugares de cultivo, que se ver¨ªan afectados por este factor limitante tan desagradable. Al tener un crecimiento bastante r¨¢pido, y alcanzar con facilidad los 20 metros de altura, es ideal para esta funci¨®n benefactora.
Precisamente por su madera blanda es preferible no podar ninguna de sus ramas, a no ser que haya alguna rotura natural o se produzca la muerte de alguna de ellas, ya que no cierra bien los cortes de poda. De hecho, es un ¨¢rbol que, en general, no precisa ver la tijera ni la motosierra, salvo necesidad imperiosa.
Este primo cercano de los sauces ¡ªcon quienes comparte la familia de las salic¨¢ceas¡ª produce como aquellos unas inflorescencias conocidas como amentos, a finales del invierno o comienzo de la primavera. Una cosa curiosa es que se trata de una planta enteramente masculina, que solo produce amentos de ese sexo. As¨ª que, para propagarla, solo se puede hacer de manera asexual, a trav¨¦s de estaquilla o de acodo, por ejemplo.
Este cultivar ¡®Italica¡¯ cuenta con otro sin¨®nimo, Populus nigra ¡®Pyramidalis¡¯, que recalca con este apelativo su anatom¨ªa vertical que besa el cielo. Por esta raz¨®n, incluso hay personas que se han propuesto construir una catedral entera con ellos, como ocurre en Almere, en los Pa¨ªses Bajos. All¨ª, el artista neerland¨¦s Marinus Boezem plant¨® casi 200 de estos ¨¢rboles tomando como modelo la planta de la catedral de Nuestra Se?ora de Reims, en Francia. Hablando de catedrales y de arte, tampoco se puede olvidar el gusto del pintor Claude Monet por la rigidez de este ¨¢rbol, al que retrat¨® en numerosas ocasiones, como en la obra El deshielo en V¨¦theuil, que se puede admirar en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, en Madrid. En la distancia del paisaje helado se distingue una hilera de sus copas, con la corteza negra de sus troncos dibujada como una l¨ªnea desvanecida en medio del ramaje. Y es que su corteza es singular, con ese color oscuro y sus m¨²ltiples abultamientos aqu¨ª y all¨¢. Tambi¨¦n son peculiares sus hojas, que se mueven al m¨¢s m¨ªnimo soplo de aire, sujetas por sus peciolos aplastados y endebles. A pesar de esa sensaci¨®n de fragilidad que inspira la planta, es un cultivar muy resistente tanto al calor como al fr¨ªo, ideal para tierras con extremos clim¨¢ticos.
Dentro de muy poco, todos estos ¨¢lamos saludacielos estar¨¢n te?idos de oro. Habr¨¢n metido en su madera todo el sol que bebieron en los ¨²ltimos meses, para regresar en la primavera a cantar a la brisa.
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