Esquejes: c¨®mo reproducir las plantas que ya tenemos en casa
Cualquiera puede obrar esta transformaci¨®n, ya que los pasos a seguir son muy sencillos. Las plantas de interior son perfectas para aprender este m¨¦todo, como el poto, la begonia maculata o la costilla de Ad¨¢n
Divide y vencer¨¢s. Esta frase, asociada muchas veces a la iniquidad, en el jard¨ªn y en la terraza, se convierte en vida. Y eso es porque, con unos pocos conocimientos y algo de pr¨¢ctica, de una sola planta se pueden generar miles. La reproducci¨®n vegetal es otro de los temas que originan una fascinaci¨®n enorme, por lo distinta que es a la de los animales, en muchos casos. Por supuesto, desde la guarder¨ªa y el colegio los ni?os convierten casi en un acto de fe el hecho de que, de aquella piedrecita inerme que parece una semilla, pueda brotar el milagro de la vida. Cuando surge la ra¨ªz ¡ªm¨¢s bien rad¨ªcula¡ª en la simiente de la lenteja o de la jud¨ªa, a continuaci¨®n, tambi¨¦n se dibujan dos preciosas ventanas brillantes, muy abiertas y coloridas, en el rostro de los chiquillos: sus asombrados ojos. Acaban de poner en funcionamiento la rueda reproductiva de las plantas, con tan solo un poco de agua y de paciencia.
Este es el m¨¦todo reproductivo que primero se aprende de estas compa?eras vegetales. Pero, acostumbradas como est¨¢n las plantas a asombrar a todo aquel que se asome a su universo, guardan muchas m¨¢s sorpresas en su chistera. Una de ellas es la amplia capacidad de las c¨¦lulas vegetales para ser totipotentes, es decir, capaces de generar otras c¨¦lulas que den como resultado una nueva planta completa. En eso consiste un esqueje, que es una porci¨®n de una planta de la que se espera que produzca una ra¨ªz. As¨ª, cuando Liz baja al mercado a comprar, y encuentra un trozo de geranio tirado en la calle, sin saberlo, est¨¢ a punto de obrar un milagro. Es un acto sencillo: recoger ese pedazo vegetal, llevarlo a casa, realizar un corte en la parte inferior del tallo y meterlo en una maceta con sustrato. Pero la complejidad de lo que ocurre a continuaci¨®n es magia, es una danza de c¨¦lulas al son de la qu¨ªmica, es un canto a la creaci¨®n. Donde hab¨ªa un fragmento, se convierte en un todo: el esqueje se transforma en planta al asomar su primera ra¨ªz.
En casa cualquiera puede obrar esta transformaci¨®n, que pudiera parecer alqu¨ªmica. Los pasos a seguir son sencillos. Lo primero es elegir una planta madre que proporcione el material vegetal que se quiera reproducir. Hay que tener en cuenta que casi cualquier parte de esa planta que consiga enraizar generar¨¢ un clon de s¨ª misma. Es decir, si la planta madre produce flores blancas y frutos rojos, as¨ª ser¨¢n tambi¨¦n en el esqueje, una vez que tenga su propia ra¨ªz y alcance a florecer. De esta forma, se debe elegir una planta fuerte y vigorosa, libre de enfermedades, para cortar el esqueje. Un tama?o apropiado es de unos 10 cent¨ªmetros, aunque puede ser menor o mayor, ya que es un factor muy variable que depende de la especie, entre otras circunstancias.
Una vez cortado el tallo, se ha de tener claro por d¨®nde es m¨¢s f¨¢cil que ese esqueje origine su primera ra¨ªz. Por ello, hay que localizar los nudos. Un nudo es el punto del que salen otros ¨®rganos de la planta, como una hoja. En muchas ocasiones, presenta un ligero engrosamiento. Una vez detectado ese nudo, hay que cortar con unas tijeras afiladas justo por debajo del mismo, sin da?arlo, para lo cual es conveniente dejar un peque?o margen de uno o dos mil¨ªmetros. A continuaci¨®n, se quitan las hojas que salgan de ese nudo en la parte baja. Si el siguiente nudo por encima de este est¨¢ muy pr¨®ximo, tambi¨¦n se le quitan las hojas, tirando con suavidad hacia abajo para separarlas del esqueje. As¨ª preparado, introducimos el esqueje en un vaso con agua o en un sustrato en una maceta peque?a. Al menos, se debe enterrar o sumergir un nudo, que es por donde se formar¨¢ la ra¨ªz; y, de nuevo, al menos debi¨¦ramos dejar un nudo o dos con hojas sobre la tierra o el agua: por esta ¨²ltima parte es por donde el esqueje emitir¨¢ la brotaci¨®n de un nuevo tallo.
El sustrato ideal ser¨ªa aquel que primero tuviera una alt¨ªsima capacidad de aireaci¨®n y muy buen drenaje, pero que, a la vez, mantenga la humedad, con fibras gruesas si se trata de un sustrato org¨¢nico con base de fibra de coco, de compost o de turba. Tal es la necesidad de esa aireaci¨®n, que en los viveros se utiliza arena de r¨ªo al 100%, o mezclada al 50% con perlita (que es ese sustrato inorg¨¢nico que parece hecho de bolitas de poliestireno expandido o poliexpan, pero que nada tiene que ver con aquel derivado pl¨¢stico). Una vez en este punto, es vital que el sustrato no se seque nunca, o de lo contrario el esqueje se deshidratar¨ªa irremediablemente. Para ello, se riega todos los d¨ªas, intentando no mojar los tejidos de la futura planta.
El lugar para colocar el vaso de agua o la macetita con el esqueje ¡ªen los que hay que vigilar que ninguna hoja se haya quedado sumergida o enterrada, para no favorecer una pudrici¨®n¡ª es aquel donde haya una luz muy intensa, pero sin sol directo. No se puede olvidar nunca que el esqueje es un proyecto de planta, a¨²n incompleta, a la que le falta su ra¨ªz, por lo que se mantiene en un precario equilibrio que puede verse desestabilizado por un sol agresivo. Con una temperatura de unos 20 ¡ãC y esa iluminaci¨®n mencionada, se animar¨¢ al esqueje a producir la deseada primera ra¨ªz. Si est¨¢ en agua, cuando luzca una buena cabellera de ra¨ªces, de al menos un par de cent¨ªmetros de largo, se podr¨¢ trasplantar a una maceta con sustrato; si est¨¢ esquejado en sustrato, habr¨¢ que esperar a que haya una buena brotaci¨®n en la parte a¨¦rea, con la formaci¨®n de un nuevo tallo y de hojas (aunque esto no siempre es se?al de ¨¦xito).
Para ir ganando confianza con esta reproducci¨®n asexual, en la que no intervienen los ¨®rganos reproductores de la planta, es ideal comenzar por esquejes herb¨¢ceos, que tienen m¨¢s facilidad para enraizar. Estos no tienen tejidos endurecidos, e incluso se pueden cortar muchas veces al ejercer presi¨®n con las u?as. Los esquejes herb¨¢ceos tienen una consistencia blanda, al contrario que los semile?osos o los le?osos, en los que sus tejidos suelen tener presencia de lignina, que es la sustancia que proporciona firmeza, responsable de la formaci¨®n de la madera. Por ello, muchas de las plantas de interior, m¨¢s o menos herb¨¢ceas, son perfectas para comenzar y aprender de este m¨¦todo reproductivo: el poto (Epipremnum aureum), la alegr¨ªa de la casa (Impatiens walleriana), el iresine (Iresine diffusa f. herbstii), el c¨®leo (Coleus scutellarioides), la begonia maculata (Begonia maculata), la costilla de Ad¨¢n (Monstera deliciosa), el singonio (Syngonium podophyllum), el amor de hombre (Tradescantia spp.), las pileas (Pilea spp.), muchas peperomias (Peperomia spp.), la planta del dinero (Plectranthus verticillatus), los filodendros (Philodendron spp.)¡ Por supuesto, tambi¨¦n es una opci¨®n animarse primero con las plantas suculentas, como las cr¨¢sulas (Crassula spp.) o los sedum (Sedum spp.), que enraizar¨¢n r¨¢pida y f¨¢cilmente. Pero hay mucho m¨¢s de lo que hablar de estos m¨¦todos de reproducci¨®n. De momento, es buena cosa sentirse un demiurgo jardinero, esquejar, dividir y vencer, crear y creer en la vida.
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