La Vella Flor, la sofisticada tienda de muebles del heredero de una vaquer¨ªa que apost¨® por su pasi¨®n en un pueblo de monta?a
¡°Ten¨ªa una manera de ver las cosas y unos intereses que no compart¨ªa con la gente de mi pueblo¡±, reconoce Mart¨ª Angrill. Pero todos sus sue?os los ha realizado en su tierra: tras el ¨¦xito de su mas¨ªa de lujo La Vella Farga ha abierto un establecimiento de decoraci¨®n en Solsona, en el interior de Catalu?a
Mart¨ª Angrill se sinti¨® diferente desde bien peque?o. Poco ten¨ªa que ver con aquellos chavales de pueblo de monta?a que eran sus compa?eros en Oliana (Solson¨¨s), en el coraz¨®n de Catalu?a. Pero ser el heredero de una ganader¨ªa marca, y en su primera juventud acept¨® el destino familiar con resignaci¨®n. Despu¨¦s de unos a?os trabajando en la vaquer¨ªa, decidi¨® dar un tumbo a su vida y apostar por su verdadera pasi¨®n: la decoraci¨®n. Primero rehabilit¨® dos mas¨ªas para convertirlas en alojamiento de turismo rural, despu¨¦s abri¨® un hotel de lujo llamado La Vella Farga y hace poco m¨¢s de un mes inaugur¨® una tienda de decoraci¨®n en Solsona, La Vella Flor, convertida en el sofisticado almac¨¦n de su pasi¨®n, el interiorismo.
Tard¨® unos cuantos a?os en seguir su verdadero camino, pero al final hizo caso de su instinto y parece que todo le va saliendo muy bien. Mart¨ª Angrill (Oliana, 50 a?os) fue un apasionado del interiorismo, la moda y el dise?o desde bien peque?o. ¡°Disfrutaba m¨¢s yendo a tiendas de muebles y ropa con mi madre que a jugar al f¨²tbol¡±, cuenta en uno de los exquisitos salones de La Vella Farga, que este 2025 cumplir¨¢ 10 a?os y es de los pocos hoteles en Catalu?a con el sello Relais & Ch?teaux.
Como no era buen estudiante, pronto se puso a trabajar en la explotaci¨®n familiar. Era el heredero de una familia de ganaderos y agricultores de toda la vida, con varias fincas en la comarca del Solson¨¨s, a las puertas del Pirineo catal¨¢n. ¡°No me sent¨ªa identificado con este mundo desde peque?o, me sent¨ªa un bicho raro¡±, reconoce siempre que mira atr¨¢s. As¨ª que cuando se acercaba a la treintena decidi¨® hacer lo que realmente le apasionaba: jugar con muebles, l¨¢mparas, tejidos... para crear ambientes elegantes y sofisticados, donde sentirse especial.
Con la fortuna de que su familia pose¨ªa varias fincas agr¨ªcolas, lo primero que hizo fue restaurar una de las mas¨ªas abandonadas que hab¨ªa en estas tierras para convertirla en un negocio de turismo rural. As¨ª naci¨® L¡¯Avellana, que ¨¦l mismo se encarg¨® de decorar habitaci¨®n por habitaci¨®n para dar encanto a esta gran casa del siglo XVIII. Poco despu¨¦s, reform¨® la segunda mas¨ªa que destina a alquiler rodeada de campos y monta?as, Cirera d¡¯Avall & Spa. En cada detalle se adivina el estilo inconfundible de Angrill, que ha ido reforzando en los proyectos que han venido despu¨¦s.
Con estos dos negocios en marcha, quiso so?ar m¨¢s alto y fue cuando se lanz¨® a montar un hotel. Junto a su mujer, Gemma Ribera, se encargaron de la reforma y decoraci¨®n de otra mas¨ªa en ruinas situada en unos terrenos de la familia, en la localidad leridana de Lladurs, que abri¨® con el nombre de La Vella Farga. Un alojamiento con mucho encanto, donde cada una de sus 15 habitaciones est¨¢ decorada con la misma armon¨ªa, pero muebles y disposici¨®n totalmente diferentes, y a las que ha dado el nombre de las figuras clave de la historia de este entorno: el moss¨¨n (el capell¨¢n), els padrins (los abuelos), la tieta (la t¨ªa), la mestra (la maestra), el mosso (el mozo), el pastor o el masover (masovero).
Con lo que ¨¦l m¨¢s disfruta es con la b¨²squeda, compra y restauraci¨®n de todos los objetos de otra ¨¦poca que pueblan las estancias de este coqueto hotel, escondido entre campos y monta?as, donde la calma de la naturaleza se apodera de cada rinc¨®n. Las soperas de porcelana, las l¨¢mparas de l¨¢grimas o las mesas y sillas de madera maciza son algunos de sus fetiches, que encuentra recorriendo anticuarios y mercadillos. Muchos est¨¢n todav¨ªa en sus almacenes, esperando el momento de ser restaurados. Suerte que espacio no le falta.
Su singular estilo en decorar el hotel en seguida despert¨® la curiosidad de los clientes, que se interesaban por la procedencia del mobiliario y los objetos que llenan la mas¨ªa sin atiborrarla. Angrill respond¨ªa y daba n¨²meros a los hu¨¦spedes de sus pesquisas y contactos, hasta que un d¨ªa pens¨® que quiz¨¢ pod¨ªa abrir un peque?o espacio donde vender las piezas que m¨¢s se apreciaban. As¨ª naci¨® Heritage hace unos cinco a?os, en una de las c¨¢maras de la mas¨ªa. Un lugar que pronto qued¨® peque?o para tantos tesoros que Angrill acopiaba.
La idea de abrir una tienda de mobiliario y decoraci¨®n empez¨® a rondarle por la cabeza seriamente hace un tiempo, pero la empez¨® a materializar hace seis meses con la compra de un local de m¨¢s de 1.500 metros cuadrados en Solsona, el municipio de 8.000 habitantes que es capital de la comarca. A finales de noviembre se inaugur¨®, con una gran fiesta a la que invit¨® a todo el pueblo, adem¨¢s de algunos influencers, entre ellos la figura p¨²blica Antonia Dell¡¯Atte, una reciente amistad muy especial para Angrill. La mezcla de gentes dio al evento un toque muy aut¨¦ntico, como ¨¦l mismo. Los vecinos del pueblo eran los m¨¢s sorprendidos por la apertura de esta tienda que bien podr¨ªa estar en Barcelona o Nueva York.
Sabe que es un negocio arriesgado por el lugar donde est¨¢, pero Angrill conf¨ªa en su instinto y se deja llevar por su pasi¨®n. ¡°Quiz¨¢ me estoy equivocando, pero tambi¨¦n me dec¨ªan que La Vella Farga era una locura¡±, comenta este so?ador entusiasta, que ya no imagina su vida de otra manera que entregada al interiorismo. ¡°Conf¨ªo que la gente a quien le gusta este estilo vendr¨¢ a Solsona¡±, a?ade, pero tambi¨¦n que buena parte de sus productos, algunos antiguos y otros contempor¨¢neos, se vender¨¢n en la web.
Con tantos metros, La Vella Flor tiene tres espacios diferenciados. A pie de calle, la florister¨ªa y venta de objetos menores como velas o incluso cosm¨¦tica. Se trata de una concept store en toda regla donde confluyen las obsesiones de su fundador. En la parte de abajo se mezclan mesas, sillas y c¨®modas restauradas con sus manos con objetos modernos como grandes sof¨¢s, adem¨¢s de complementos como l¨¢mparas, vajillas o mantas, muchas de ellas con estampados de animal print, otra de sus debilidades. Y la tercera pata del establecimiento es un espacio gastron¨®mico, con cafeter¨ªa de d¨ªa y tapas de noche.
Suena todo muy loco para un pueblo de 8.000 habitantes en el interior de Catalu?a, pero la cabeza de Angrill no para y necesita dar rienda suelta a su creatividad, ocupando espacios de su lugar de nacimiento. La Vella Flor es la ¨²ltima locura de este chaval de Oliana que sigue creyendo que en la vida hay que apostar por uno mismo, aunque sea el m¨¢s raro del recreo. ¡°Ten¨ªa una manera de ver las cosas y unos intereses que no compart¨ªa con la gente de mi pueblo¡±, reconoce, pero todos sus sue?os los ha realizado en su tierra, porque eso s¨ª, ¨¦l es muy familiar y con los suyos quiere so?ar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.