Madrugar menos para rendir m¨¢s en el instituto
Unos horarios m¨¢s adaptados al ritmo biol¨®gico de los adolescentes mejorar¨ªa, seg¨²n varios expertos, su desempe?o acad¨¦mico
Podr¨ªa mejorar el rendimiento y los resultados acad¨¦micos de los estudiantes si se adaptasen los horarios de entrada a los centros educativos a los ritmos biol¨®gicos de los adolescentes? ?Podr¨ªa influir cu¨¢ndo se ponen determinadas clases, o los ex¨¢menes, en el desempe?o escolar? ?Podr¨ªa mejorar esto, incluso, el comportamiento de los alumnos y facilitar el trabajo de los profesores? Desde el campo de la cronobiolog¨ªa llevan a?os plante¨¢ndose estas preguntas y la respuesta a las mismas, basadas en la evidencia cient¨ªfica, parece clara: s¨ª.
El doctor Gonzalo Pin, coordinador del Grupo de Sue?o y Cronobiolog¨ªa de la Asociaci¨®n Espa?ola de Pediatr¨ªa (AEP), fue uno de los coordinadores del estudio europeo SHASTU (Sleep Habits in Student¡¯s Performance). En el mismo observaron que en la adolescencia, la capacidad de aprendizaje y la capacidad de mantener la atenci¨®n es m¨ªnima entre las 8.00 y las 10.30. Esta capacidad se incrementa a partir de las 11.00, vuelve a disminuir antes de la hora de la comida y tiene un nuevo pico despu¨¦s de comer, a primera hora de la tarde. ?Qu¨¦ propusieron? Distribuir las asignaturas en funci¨®n de este conocimiento, dando prioridad a asignaturas m¨¢s f¨ªsicas y creativas a primera hora de la ma?ana y dejando para los picos de concentraci¨®n las asignaturas troncales. ?El resultado? ¡°Vimos c¨®mo disminu¨ªan en un 50% los problemas de conducta dentro del aula, porque los chavales estaban m¨¢s atentos, a la vez que aumentaba de media un punto el rendimiento escolar¡±, responde Pin.
Adem¨¢s, en el estudio plantearon otra hip¨®tesis. Sabiendo que los ritmos biol¨®gicos de aprendizaje no solo tienen una variaci¨®n a lo largo del d¨ªa, sino tambi¨¦n a lo largo de la semana, se preguntaron cu¨¢ndo ser¨ªa mejor poner los ex¨¢menes. La conclusi¨®n fue que a mitad de semana ¡ªmi¨¦rcoles o jueves¡ª a partir de las once de la ma?ana. ¡°A menudo se ponen los ex¨¢menes los lunes a primera hora de la ma?ana, porque se piensa que as¨ª los chavales tienen todo el fin de semana para estudiar, pero lo que sucede es que los adolescentes suelen padecer durante el fin de semana lo que se conoce como jet lag social, se acuestan y se levantan m¨¢s tarde, as¨ª que el lunes a primera hora es el peor momento posible para examinarles¡±, reflexiona Pin.
Este experto es consciente de que es imposible tener a un profesor de Educaci¨®n F¨ªsica disponible para que todos los cursos den esta asignatura a primera hora de la ma?ana, pero considera que s¨ª es viable dedicar los primeros 10 minutos de clase a actividades como cantar, bailar, subir escaleras o correr alrededor del patio. ¡°Esa p¨¦rdida de 10 minutos de clase correlaciona con un incremento en el rendimiento y en la eficiencia del aprendizaje, porque esta dosis de actividad f¨ªsica elimina los neurotransmisores del sue?o y activan la serotonina y el cortisol¡±, explica el pediatra.
?Y si entrasen m¨¢s tarde¡?
Hoy en d¨ªa, en la mayor¨ªa de institutos de Espa?a el horario de entrada habitual est¨¢ fijado a las ocho de la ma?ana. Esto, seg¨²n Gonzalo Pin, ¡°va contra natura de la evoluci¨®n biol¨®gica¡± de los adolescentes. Su opini¨®n la comparte Mar¨ªa ?ngeles Bonmat¨ª, investigadora del Laboratorio de Cronobiolog¨ªa de la Universidad de Murcia, que recuerda que durante la adolescencia se produce un retraso en el reloj circadiano, lo que provoca que se retarde el inicio de la secreci¨®n de melatonina, la conocida como hormona del sue?o. ¡°Ese retraso hace que los chicos y chicas tengan todos sus horarios desplazados hacia la noche. Es decir, se duermen m¨¢s tarde, pero luego la entrada a su centro escolar es m¨¢s temprano, as¨ª que es muy habitual que arrastren un d¨¦ficit de sue?o que en ¨²ltima instancia impacta en su rendimiento acad¨¦mico¡±, desgrana Bonmat¨ª.
Seg¨²n datos relativos a Espa?a del estudio HBSC 2022 de la OMS, en 2010 el 75% de los alumnos de entre 11 y 18 a?os dorm¨ªa las horas recomendadas. En 2022 esa cifra hab¨ªa ca¨ªdo estrepitosamente hasta el 30%. Como se?alan los expertos consultados, en estas cifras tiene mucho que ver el uso compulsivo de las pantallas por la noche. Para Gonzalo Pin, no obstante, el horario acad¨¦mico tambi¨¦n tiene su impacto, ya que va en contra de los ritmos biol¨®gicos de los adolescentes. La prueba, seg¨²n el pediatra, son los resultados de estudios llevados a cabo en pa¨ªses como Estados Unidos, Alemania o Israel, que han demostrado que retrasar entre 30 y 60 minutos el horario de entrada reduce la somnolencia y mejora el comportamiento y el rendimiento acad¨¦mico de los adolescentes. ¡°En estudios realizados en Estados Unidos, por ejemplo, se ha visto que los chavales dedican al sue?o aproximadamente el 88% del tiempo extra que ganan al retrasar la hora de inicio de las clases¡±, apunta Pin.
Bonmat¨ª, por su parte, destaca la importancia de que, en todo caso, ese retraso no sea demasiado grande, ya que de ser as¨ª esto podr¨ªa empeorar el problema que tienen muchos adolescentes para dormirse por la noche. ¡°Hay expertos que se?alan que esto ser¨ªa como una pescadilla que se muerde la cola, ya que la regulaci¨®n del ritmo de sue?o-vigilia tambi¨¦n influye las horas que llevamos despiertos, lo que se conoce como presi¨®n de sue?o. Cuantas m¨¢s horas llevemos despiertos, m¨¢s propensi¨®n a dormir tendremos por la noche, as¨ª que si a estos adolescentes les retiramos la presi¨®n por madrugar es probable que tengan un horario todav¨ªa m¨¢s vespertino¡±, reflexiona la investigadora, que ser¨ªa partidaria de mantener el horario de entrada actual, pero dejando las primeras horas del d¨ªa libres de asignaturas y materias m¨¢s exigentes a nivel cognitivo.
Saturaci¨®n de extraescolares
“Observamos que muchos adolescentes, sobre todo los de más alto nivel económico y sociocultural, están saturados de actividades. Y en muchos casos eso les implica no llegar a casa hasta más allá de las nueve de la noche para luego ponerse a hacer deberes”, alerta Ángeles Bonmatí, investigadora de la Universidad de Murcia. Coincide el pediatra Gonzalo Pin, quien reclama especial cuidado con las actividades deportivas a última hora de la tarde. “Si un adolescente acaba de entrenar a las 21.30, va a tardar entre dos y tres horas en que todo ese nivel de excitación vuelva a una situación normal, lo que va a retrasar todavía más el inicio de secreción de melatonina”, advierte.