Al colegio con d¨¦ficit cr¨®nico de sue?o
Los tard¨ªos horarios sociales y laborales, y el auge del uso de pantallas a edades m¨¢s tempranas, entre las causas principales
Me cuesta mucho que se vayan a la cama por la noche y luego por la ma?ana no hay manera de despertarlos¡±, afirma Luciana, madre de dos ni?os de 10 y 6 a?os. Su opini¨®n la secunda Lara, madre de una estudiante de 4? de primaria: ¡°Todos los d¨ªas camino del cole va dormitando en el coche, como si alargase en el trayecto de 15 minutos el tiempo que le ha faltado en la cama¡±.
Seg¨²n los ¨²ltimos datos disponibles, entre 2006 y 2016 los ni?os espa?oles de entre 4 y 14 a?os habr¨ªan perdido 27 minutos de sue?o, pasando de una media de 9,19 horas de sue?o por noche en 2006 a solo 8,52 horas en 2016. ¡°Hablamos de una velocidad de p¨¦rdida de sue?o muy importante que, adem¨¢s, seguro que se ha incrementado en los ¨²ltimos a?os. Casi el 52% de los ni?os de educaci¨®n primaria van a clase con d¨¦ficit cr¨®nico de sue?o¡±, afirma Gonzalo Pin, coordinador del grupo de Sue?o y Cronobiolog¨ªa de la Asociaci¨®n Espa?ola de Pediatr¨ªa (AEP), que recuerda las recomendaciones de la National Sleep Foundation de Estados Unidos: un ni?o de entre 3 y 5 a?os deber¨ªa dormir entre 10 y 13 horas por d¨ªa, mientras que los estudiantes de educaci¨®n primaria (6-12 a?os) deber¨ªan moverse entre las 9 y 12 horas de sue?o nocturno.
¡°Aunque la situaci¨®n es mucho peor en secundaria, los estudiantes de primaria tambi¨¦n van muy justos de sue?o¡±, coincide ?scar Sans, coordinador del grupo de trabajo de Pediatr¨ªa de la Sociedad Espa?ola de Sue?o, quien se?ala que a esta falta de descanso contribuyen muchos factores. Entre ellos, los horarios culturales, sociales y laborales espa?oles, siempre tard¨ªos; el auge del uso de pantallas a edades m¨¢s tempranas, y la falta de unos buenos h¨¢bitos y rutinas de sue?o. ¡°Al final, lo que acaba pasando es que cenamos tarde y eso ya implica que les ponemos a dormir tarde, porque tenemos la falsa idea de que con 8 o 9 horas de sue?o ya les vale. Y no es as¨ª¡±, sentencia Sans.
Una opini¨®n que comparte Gonzalo Pin, quien suma otro concepto, la pobreza de tiempo, entendida como la ausencia de al menos dos horas diarias para hacer lo que uno quiere; algo que en su opini¨®n afecta de forma fundamental a las mujeres y a los ni?os. ¡°Cuando existe pobreza de tiempo, a la parte de vida a la que se suele quitar ese tiempo para compensar es al sue?o¡±, se?ala el experto, que considera que los estudiantes tienen su tiempo tan condicionado por los horarios escolares y extraescolares que no pueden aprender a gestionar su tiempo, entre el que se encuentra, obviamente, el de descanso. ¡°Si dificultamos ese aprendizaje, aumentamos las dificultades con el sue?o¡±, advierte Pin.
?El resultado? Problemas de aprendizaje, ya que durante el sue?o se consolida la memoria y lo aprendido, a lo que sumar que la falta de descanso incrementa la dificultad para mantener la atenci¨®n en clase. Hay m¨¢s, como problemas de conducta, pues los ni?os que duermen menos horas de las recomendadas presentan un peor control de sus impulsos. ¡°No es una cosa que nos podamos tomar a la ligera, porque las consecuencias a nivel cognitivo, conductual e, incluso, metab¨®lico est¨¢n muy bien descritas¡±, afirma ?scar Sans.
¡°El d¨¦ficit cr¨®nico de sue?o en los ni?os deja huella¡±, a?ade por su parte Gonzalo Pin, que se?ala que, a corto plazo, esta carencia de descanso nocturno se manifiesta en s¨ªntomas como mayor irritabilidad, cambios de humor o una sintomatolog¨ªa parecida al trastorno por d¨¦ficit de atenci¨®n e hiperactividad (TDAH). Despu¨¦s, a medio y largo plazo, esa falta de sue?o puede dar lugar a problemas de salud m¨¢s graves como obesidad, diabetes, trastornos de aprendizaje o trastornos mentales: ¡°Cuidar la salud del sue?o de los ni?os es cuidar la salud del adulto que ser¨¢n¡±.
Hay que darle importancia
El sue?o est¨¢ considerado como un pilar b¨¢sico para una buena salud, tan importante o m¨¢s que la alimentaci¨®n saludable o el ejercicio f¨ªsico. Sin embargo, se?alan los expertos consultados, como sociedad a¨²n no hemos asimilado su importancia. ¡°Si consigui¨¦ramos que las familias piensen en el sue?o al mismo nivel que piensan en la nutrici¨®n, ya habr¨ªamos avanzado mucho¡±, asegura a este respecto Gonzalo Pin.
Para ?scar Sans, darle la vuelta a la tortilla en este ¨¢mbito pasa, necesariamente, por intentar mantener unas buenas rutinas y h¨¢bitos de sue?o, para blindar, al menos, un m¨ªnimo de 10 horas de descanso por noche. ¡°Esto no pasa solo por saber la teor¨ªa de a qu¨¦ hora debemos ponerles a dormir, sino que hay que hacer una buena organizaci¨®n previa, ser muy rutinarios y reducir la incertidumbre. A partir de las siete de la tarde, por ejemplo, no habr¨ªa que hacer actividades deportivas, habr¨ªa que retirar las pantallas e intentar tener en casa una iluminaci¨®n m¨¢s c¨¢lida. Todo eso nos permitir¨¢ empezar una desconexi¨®n, hacer una especie de rutina presue?o para que luego el sue?o empiece de una manera natural¡±, recomienda.
Gonzalo Pin, por su parte, destaca la necesidad de que se vayan dando pasos para introducir el concepto de sue?o y descanso dentro del curr¨ªculo escolar, ¡°para que los alumnos conozcan su importancia desde que son peque?os¡±. Y se?ala como fundamental que desde los centros escolares se adecuen los horarios de las asignaturas a los conocimientos actuales en cronobiolog¨ªa.
¡°Los ni?os no aprenden igual a todas las horas. Sabemos que a primera hora nuestra capacidad de aprendizaje es m¨ªnima (por lo que poner educaci¨®n f¨ªsica puede ser una buena idea para activar a los estudiantes) y que esa capacidad de aprendizaje alcanza dos picos, uno sobre las once de la ma?ana y otro despu¨¦s de la comida, por lo que lo m¨¢s sensato ser¨ªa poner en esas horas las asignaturas m¨¢s importantes¡±, concluye Pin.
Adolescencia y poco descanso: una tormenta perfecta
Si el déficit de sueño en los niños de entre 6 y 12 años es algo que preocupa a los expertos, las alarmas se encienden del todo al hablar de adolescentes. “Son los que más déficit de sueño presentan”, señala Óscar Sans, para quien esto se debe a una confluencia de factores biológicos y de estilo de vida. A partir de los 14 años, más o menos, los adolescentes presentan lo que se conoce como retraso del inicio del sueño, es decir, se vuelven más búhos y tienden a dormirse más tarde. Sin embargo y pese a esto, apunta el portavoz de la SES, son los primeros en empezar las clases. A las ocho de la mañana ya están en el aula. “Si a eso le añadimos las extraescolares deportivas, que como son los mayores acaban muy tarde, lo que todavía les dificulta más la conciliación del sueño; y la adicción a la pantalla del móvil, que con su luz azul inhibe la secreción de melatonina, la hormona del sueño, tenemos la tormenta perfecta”, reflexiona.
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