Los 12 mandamientos para no enloquecer ni arruinarse con las comidas de Navidad
1. Planifica con antelaci¨®n
Para alcanzar el ¨¦xito en las comidas navide?as y que no salgan por un ojo de la cara y dos o tres ri?ones hay un mandamiento b¨¢sico: decidir qu¨¦ vamos a comer lo antes posible. Cuanto antes cerremos los men¨²s a cal y canto y sepamos qu¨¦ cosas hay que comprar y preparar, m¨¢s tareas podremos hacer con antelaci¨®n, mejor las podremos repartir entre los miembros de la familia y menor ser¨¢ el estr¨¦s de los d¨ªas navide?os propiamente dichos. Y adem¨¢s, ahorraremos dinero.
La planificaci¨®n tiene unos enemigos intr¨ªnsecos, a los yo que yo denomino "radicales libres". Me refiero a esos familiares, generalmente madres ansiosas o padres a su pedo, que insisten en torpedear cualquier proyecto con cambios o platos a?adidos de ¨²ltima hora. Tras muchos a?os lidiando con una madre y una t¨ªa muy bienintencionadas, pero radicales libres furiosas especialistas en dar al traste con cualquier plan, os aconsejo derivarlos a los aperitivos y a los postres para que se explayen. No ced¨¢is ni medio mil¨ªmetro en los platos principales, bajo amenaza de largaros a Cayo Coco la siguiente Navidad.
2. Encarga lo que puedas
Una vez cerrado el men¨², conviene encargar lo antes posible los ingredientes principales de carne, pescado o marisco de los platos: es la mejor manera de garantizar al 100% ese carr¨¦ de cordero incre¨ªble o ese besugo estratosf¨¦rico. Los pedidos previos, aceptados en estas fechas por gran parte de los puestos de los mercados, las tiendas y los supermercados, nos aseguran un buen producto preparado seg¨²n nuestras intenciones culinarias, y nos evitan ausencias desagradables de ¨²ltima hora que nos fuercen a cambiar el men¨².
3. Congela sin temor
No es noticia que a los se?ores que ponen los precios se les va la bola en Navidad, sobre todo en los productos frescos. Una manera de ahorrar es comprar con antelaci¨®n los alimentos que se puedan congelar sin que su calidad merme. Es el caso de las carnes: envueltas en papel de cocina y despu¨¦s en pl¨¢stico (si ya se tiene una envasadora al vac¨ªo es para nota), se pueden meter al congelador y sacarlas tranquilamente un par de d¨ªas antes a la nevera.
Con los pescados, el asunto es un poco m¨¢s peliagudo, porque por desgracia no saben igual despu¨¦s de congelados. Eso s¨ª, podemos reducir al m¨ªnimo ese cambio con periodos cortos de congelaci¨®n, envoltorios adecuados (los mismos que los de la carne), descongelaciones lentas en la nevera y preparaciones en las que no se note tanto el efecto del fr¨ªo.
4. Elige platos de temporada
?Cu¨¢l es la mejor forma de que nuestras facturas en comida se disparen? Pretender comer en en estas fechas verduras, frutas o pescados frescos que no son propios de la ¨¦poca invernal. As¨ª que s¨¦ inteligente y d¨ª s¨ª a las alcachofas, las acelgas, la coliflor, la lechuga, las naranjas, las manzanas, la pi?a, el bacalao, el besugo, el mero o los salmonetes, y no al tomate, la berenjena, los esp¨¢rragos, los melocotones, las fresas, el at¨²n, el lenguado o el rape. Y por supuesto, un gran S? al marisco, que para eso diciembre es un mes con erre.
5. Apuesta por la humildad y la simplicidad
Uno de los mayores errores que se cometen en estas fechas es pensar que si no comes algo car¨ªsimo y/o complicad¨ªsimo de hacer no est¨¢s celebrando la Navidad como se merece. Rep¨ªtete a ti mismo mil veces: no quiero ser una Carmen Lomana de la cocina, los platos emperifollados y liosos ya no se llevan, y unos ingredientes humildes, combinados en una receta correcta, pueden ser mil veces m¨¢s satisfactorios para m¨ª y para mi familia que unos lujosos.
Elige f¨®rmulas sencillas que tengan alguna t¨¦cnica o ingrediente distinto de alta calidad que los saque de la rutina, porque ¨¦se es el camino m¨¢s corto hacia el triunfo. Ejemplos a bote pronto: una crema de calabaza con unas gambas de primera de guarnici¨®n, una ensalada de espinacas cocidas y setas con un salm¨®n ahumado salvaje, o una buena pularda de corral rellena de higos secos y trufa.
6. Evita preparaciones de ¨²ltima hora
Cuantas menos cosas tengas que hacer en el ¨²ltimo momento, mejor. En t¨¦rminos pr¨¢cticos, esto se traduce en preferir los platos fr¨ªos, los asados y los guisos a los salteados, los fritos y la plancha. No ocurre nada porque haya un platillo que necesite un toque final justo antes de pasar a la mesa. Pero uno. Piensa que en las comidas navide?as suele haber muchos comensales, y si te l¨ªas con florituras lo m¨¢s probable es que no salgan bien o que el personal se las termine tomando medio fr¨ªas.
7. No te vuelvas loco con qu¨¦ van a comer los ni?os
Seg¨²n los expertos, la Navidad genera en los cr¨ªos un estado de excitaci¨®n similar al producido por el consumo de cinco gramos de coca¨ªna en una hora. Esto significa que necesitan comer mucho menos que lo normal, y que con que piquen un par de entremeses y se forren a postres y a dulces es m¨¢s que suficiente. Obvia los caprichosos gustos infantiles en el resto del men¨², porque no hacerlo te llevar¨¢ a una espiral de pesadilla que no conduce a nada. Y d¨¦jales levantarse de la mesa e irse a jugar en cuanto empiecen a dar la pelmada.
8. No te vuelvas loco con que todo guste a todo el mundo
No pasa nada porque Pepita no coma alcachofas y Pedrito no pruebe el pescado. Navidad es igual a sobreabundancia de comida, y que alg¨²n miembro de la familia se tenga que saltar un plato no es ning¨²n drama. Ya tomar¨¢ otras cosas. Eso s¨ª, no te pases con ingredientes demasiado ¨¦x¨®ticos que puedan causar un rechazo generalizado: los experimentos con carne y pescado crudo, algas o bichos extra?os los dejas para tu cumple, que pones lo que te da la gana y punto.
9. Modera las cantidades
El atiborramiento es el peor mal de la Navidad. S¨®lo hay una sensaci¨®n peor que la de sentirse como un cachalote inflado de comida despu¨¦s de un banquete, y es la de llegar al segundo y a los postres sin ganas y no poder disfrutarlos. Lo mejor es ir de menos a m¨¢s: aperitivos variados pero escasos, entrante ligero, segundo abundante por si hay alg¨²n trag¨®n y postres tambi¨¦n abundantes pero no pesados. Trata de superar el horror vacui que nos ataca siempre en estas fechas: a la pregunta "?habr¨¢ suficiente?" contesta "s¨ª" por principio.
10. No te sientas culpable si compras algo hecho
No, no eres lo peor si compras alg¨²n plato preparado en un sitio de confianza. Hacerlo nos puede liberar de parte de la presi¨®n y dejarnos tiempo para centrarnos al m¨¢ximo en el resto del men¨². Eso s¨ª, no hay nada m¨¢s triste que una cena o una comida navide?a encargada en su totalidad: cocinar un poco para los dem¨¢s, aunque sean cosas muy sencillas, es una muestra de amor.
11. Riega la familia antes de comer
Puede que "c¨®ctel de bienvenida" sea la expresi¨®n m¨¢s mo?a de la historia despu¨¦s devernissage. Pero es justamente lo que tienes que dar a la familia antes de comer si quieres que reine la diversi¨®n. Una dosis moderada de alcohol no s¨®lo lubrica las relaciones, sino que predispone a los comensales para disfrutar con m¨¢s alegr¨ªa de la comida y perdonar posibles errores. Insisto, una dosis moderada: no hay nada m¨¢s lamentable que sentarse cocido a una mesa.
12. S¨¦ consciente en todo momento de que la comida no es lo m¨¢s importante
Rel¨¢jate y reprime la Bree Van de Kamp que llevas dentro: el mundo no se acaba porque la fiesta gastron¨®mica no sea absolutamente perfecta. Date por satisfecho con acertar con unas cuantas cosas y t¨®mate a risa cualquier fracaso. Lo fundamental en Navidad es pasar un rato agradable con los tuyos en un ambiente de paz y armon¨ªa. Lo dicen los curas y los cursis, y tienen raz¨®n.
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