?Una rayita de esp¨¢rrago?
Goya dec¨ªa que el sue?o de la raz¨®n produce monstruos. Y yo digo que los sue?os de Ferran Adri¨¤, Heston Blumenthal y otros titanes de la vanguardia culinaria, tambi¨¦n. El ¨²ltimo delirio de Bubble Foods, una pij¨ªsima empresa de Londres que ofrece c¨¢terings de cocina molecular para eventos, es el polvo de esp¨¢rragos. Nada demasiado novedoso si se espolvoreara, es un decir, sobre una menestra de verduras. Pero no. Se trata de esnifarlo.
La rayita en cuesti¨®n se sirve con todos los sacramentos: tarjeta, espejo y tubito hecho con billete (falso) de 100 d¨®lares. La sustancia en cuesti¨®n fue creada con t¨¦cnicas propias de la cocina experimental para una cena de dise?adores, al parecer con tanto ¨¦xito que la compa?¨ªa ha empezado a ofrecerlo a otros clientes. El gramo del producto, cuya f¨®rmula no ha querido ser revelada, cuesta 50 libras (unos 58 euros), m¨¢s o menos lo que cuesta la misma cantidad de coca¨ªna.
?Y cu¨¢l es el objeto de este disparate? Seg¨²n ha declarado el director de Bubble Foods, Michael Collins, al diario londinense 'Metro', el polvo "mantiene el olor del esp¨¢rrago pero proporciona una experiencia sensorial ¨²nica". "No creo que la pongamos en todas las cenas que organicemos, pero hemos empezado a hacer cocina molecular para hacer los eventos m¨¢s divertidos e interactivos", asegura.
Todo apunta a que los "esp¨¢rragos blancos colombianos" (as¨ª se llama el plato) no son m¨¢s que una maniobra promocional de Bubble Foods, que sin duda ha logrado su objetivo. La noticia ha saltado a los tabloides brit¨¢nicos, y las cr¨ªticas de las asociaciones anti-droga no se han hecho esperar. Justo lo que la empresa deb¨ªa de buscar: pol¨¦mica y publicidad gratuita.
Sea un juego culinario, un gui?o humor¨ªstico o una estupida banalizaci¨®n del consumo de estupefacientes, el polvo de esp¨¢rragos es un signo m¨¢s de hasta d¨®nde se puede llegar con una interpretaci¨®n excesiva -y probablemente err¨®nea- de las ense?anzas de Adri¨¤, Blumenthal y otros visionarios de la cocina tecnoemocional. Dudo mucho de que meterse este producto por la nariz sea una actividad agradable, cuando no insana. Adem¨¢s, me surgen preguntas: ?ser¨¢n agradables los mocos con sabor a esp¨¢rrago? ?Te cambiar¨¢ tambi¨¦n el olor de la orina como cuando los comes? ?No es irresponsable dar nuevas ideas a los camellos para adulterar a¨²n m¨¢s las drogas?
En cualquier caso, hay que se?alar que la idea de la comida aspirable no es nueva. Los inhaladores Le Whif, creados por un cient¨ªfico estadounidense con aspecto de profesor chiflado llamado David Edwards, se comercializan por la Red en cuatro sabores: caf¨¦, chocolate negro, con menta y con frambuesa. El belga Dominique Persoone vende desde hace tiempo en su tienda de Brujas unas m¨¢quinas para dispararte tiros de cacao por la nariz, al parecer con efectos bastante placenteros. Desde aqu¨ª propongo una versi¨®n ca?¨ª del asunto, en la que alguien liofilice y pulverice unos callos a la madrile?a para esnifar. Eso da subid¨®n seguro.
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