?Es el an¨ªs el nuevo gin-tonic?
Cuando crees que ya no queda en este mundo producto comestible alguno por convertir en exquisito, en moderno y en chic, en definitiva, por gourmetizar, surge uno nuevo que te vuelve a sorprender. No habi¨¦ndome repuesto a¨²n de la noticia de la dignificaci¨®n del kalimotxo en un campeonato de cocteleros en la Escuela de Hosteler¨ªa de Vitoria, el otro d¨ªa lleg¨® a mi mail un correo promocional que me anunciaba la pr¨®xima conversi¨®n del an¨ªs en una bebida cool.
El improbable cambio est¨¢ promovido por la empresa de bebidas navarra Baines, que ha lanzado al mercado una marca de esta bebida llamada Inopia. Nada en el dise?o de la botella recuerda a las casas cl¨¢sicas del licor, como El Mono o La Asturiana. Su etiqueta no muestra hom¨ªnidos ni se?oras con traje regional, ni luce ese aire como de principios del siglo XX que parec¨ªa inherente a los envases de an¨ªs, sino unas nubecillas estilosamente grabadas en el vidrio. La gr¨¢fica del logotipo es contempor¨¢nea y, seg¨²n la empresa que lo ha perge?ado, tiene como objetivo gustar al p¨²blico femenino.
En la web del producto se asegura que el Inopia es ¡°incoloro y transl¨²cido¡±, ¡°en su aroma envolvente destacan las notas anisadas con un agradable fondo cremoso¡± y ¡°tiene una sensaci¨®n predominantemente dulce¡±. Vamos, que es an¨ªs. La p¨¢gina tambi¨¦n propone de forma muy visible que lo usemos para c¨®cteles, reposter¨ªa o infusiones, casi como reconociendo de manera impl¨ªcita que as¨ª, a pelo, es material hardcore.
Me pregunto si un cambio de look y una buena calidad ser¨¢n suficientes para atraer a nuevos consumidores j¨®venes y urbanos hacia esta bebida, asociada por muchos a las bisabuelas, los aldeanos o, como mucho, los obreros que se calzan un sol y sombra antes de entrar a currar a las 7 de la ma?ana. Imagino que a una empresa que hace an¨ªs no le queda otra que renovarse, estando todos esos grupos humanos en v¨ªas de extinci¨®n o de transformaci¨®n en clases sociales bebedoras de whisky, ron, ginebra o vodka. Es una cuesti¨®n de pura supervivencia.
Para m¨ª, el recuerdo del an¨ªs est¨¢ indisolublemente asociado a 'Ra¨ªces', un programa sobre folclore de la televisi¨®n de mi infancia en cuya cabecera sal¨ªa una viejuca tocando una botella con una cuchara como si fuera un instrumento. Era empezar a sonar el crin-crin-crin y ya te entraba la bajona, porque sab¨ªas que en vez de dibujos animados, una serie o algo divertido te esperaba una hora de tradiciones populares que no te interesaban lo m¨¢s m¨ªnimo.
Quiz¨¢ por este trauma infantil, unido a mi aversi¨®n generalizada a los alcoholes dulces, siempre he aborrecido el an¨ªs. Por eso lo dicho al principio: no me hace falta probar el Inopia para saber que no me va a gustar. Lo que no significa que no valore el intento de esta empresa por sacar la bebida del mundo de los puros, las tardes de domin¨® y las mesas camilla. Al fin y al cabo, si el gin-tonic ha vuelto, el an¨ªs tambi¨¦n podr¨ªa quitarse la caspa. Pero algo me dice que lo va a tener m¨¢s complicado.
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