Solomillo de cerdo con pasas y nueces

El uso de la nata l¨ªquida en la cocina salada se puso muy de moda en Espa?a en los ochenta. Supongo que por influjo de la nouvelle cuisine francesa, de repente no hab¨ªa cosa m¨¢s chic en los restaurantes que realzar las salsas para pastas y carnes con crema de leche. El m¨¢gico producto no s¨®lo les daba cuerpo y ligaz¨®n, sino que les proporcionaba un placentero regusto l¨¢cteo.

Como suele pasar, lo que empez¨® como una moda se convirti¨® en un agobio. Empezaron a abundar los espaguetis carbonara flotantes y los lomos de cerdo recubiertos con una cremorra gorda que s¨®lo de verla ya corr¨ªas a por un Almax. Por indigestos, insanos y engordantes, los platos con nata adquirieron mala fama y perdieron terreno frente a los elaborados con ingredientes menos empalagosos y sin tanto colesterol.

Yo no uso demasiado la crema de leche en la cocina, pero tampoco veo raz¨®n para renunciar a ella por completo. En determinados casos puede transformar una salsa en irresistible, siempre que la manejes con moderaci¨®n y sentido com¨²n. Si puedes acceder a una nata ecol¨®gica y m¨¢s o menos artesanal, algo complicado en un pa¨ªs de proverbial pobreza en la secci¨®n de l¨¢cteos, consid¨¦rate afortunado: la efectividad se multiplica y te ahorras el repugnante sebo que incorporan muchas natas industriales.

Uno de mis platos favoritos con crema de leche son los solomillos al oporto que hace mi cu?ada May. La receta es de lo m¨¢s simple, pero hay algo en la mezcla del cerdo, el vino dulce y las pasas que la convierte en una delicia. Tambi¨¦n me gusta porque es un poco viejuna y porque lleva dos productos satanizados por la secta ortor¨¦xica de las comidas saludables, como son la mantequilla y las pastillas de caldo de carne.