La extra?a dieta de Steve Jobs
Siempre que se muere alg¨²n personaje a quien admiro me pregunto c¨®mo comer¨ªa. No es morbo, sino m¨¢s bien mitoman¨ªa: los h¨¢bitos alimentarios dicen mucho sobre las personas, y uno siempre quiere saber m¨¢s sobre sus ¨ªdolos. La biograf¨ªa autorizada de Steve Jobs que acaba de publicar el escritor Walter Isaacson satisface con creces mi curiosidad, e incluso la desborda con una catarata de detalles a cual m¨¢s extravagante.
Que el creador de Apple era vegetariano era vox populi: ya en 2008 un art¨ªculo en la revista Forbes le describ¨ªa como un adicto a "las verduras verde oscuro como los esp¨¢rragos y el br¨¦col". Lo que no se sab¨ªa es que la piel se le llegaba a poner un poco naranja de tanto comer zanahorias, tal como cuenta un amigo suyo en el libro. Desde muy joven, Jobs se someti¨® a toda clase de purgas, ayunos y dietas extremas, algunas consistentes en comer s¨®lo uno o dos alimentos durante semanas. Las zanahorias ali?adas con lim¨®n, y poco sorprendentemente las manzanas, protagonizaban estas temporaditas de mononutrici¨®n con las que el estadounidense se castigaba el cuerpo. En 1977, segundo a?o de vida de Apple, no comi¨® m¨¢s que fruta.
La biograf¨ªa cuenta que la lectura de 'Diet for a small planet', todo un hit en los setenta en EEUU, llev¨® a Jobs a abrazar el vegetarianismo. Isaacson afirma que la influencia del libro tambi¨¦n tuvo algo que ver en sus dietas salvajes, de cuya eficacia trataba de convencer a los que le rodeaban. Jobs no perd¨ªa ocasi¨®n de evangelizar sobre las virtudes del veganismo y de las purgas, imagino que para horror de sus compa?eros de mesa. Incluso defend¨ªa que cuando estaba a dieta de fruta no necesitaba usar desodorante. Para ¨¦l el ayuno era purificador, y la digesti¨®n, un fastidio en el que desperdiciaba energ¨ªa.
Despu¨¦s de que le transplantaran el h¨ªgado, decidi¨® tomar s¨®lo batidos de fruta. Ped¨ªa siete u ocho diferentes, los pon¨ªa en fila y los iba probando tras hundir en ellos la punta de una cuchara. Ninguno le gustaba, hasta que su m¨¦dico le pidi¨® que dejara de pensar en ellos como "comida" y los viera m¨¢s como "medicina". Lejos de alejarse de las dietas, Jobs continu¨® con los ayunos cuando su enfermedad se agrav¨®, desoyendo los consejos de los m¨¦dicos. "Su mujer se enfurec¨ªa cuando llegaba a la mesa y se quedaba mirando en silencio su ordenador. 'Quer¨ªa obligarle a comer', dec¨ªa ella. 'El ambiente era incre¨ªblemente tenso en casa".
Isaacsons describe a Jobs como un ser muy exigente con lo que com¨ªa, y tambi¨¦n muy tiquismiquis. Su hija Lisa relata c¨®mo le vi¨® escupir una cucharada de sopa al enterarse de que llevaba mantequilla. Seg¨²n ella, sus obsesiones con la comida estaban relacionadas con su car¨¢cter asc¨¦tico, con la idea de que se pod¨ªa llegar a la iluminaci¨®n a trav¨¦s de la abstinencia estomacal. ?Influencia del hippismo y las filosof¨ªas orientales de su juventud? ?Genialidad de un ser diferente al resto? ?O trastorno alimentario de libro? Sea cual sea la respuesta, la exc¨¦ntrica dieta de Jobs encaja a la perfecci¨®n con su leyenda.
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