Cuatro peque?os gestos para cambiar el mundo desde la cocina
Supongo que a nadie le sorprender¨¢ saber que el sistema alimentario mundial es un desastre. No es una sensaci¨®n ni una opini¨®n: es un hecho. Mientras mil millones de personas pasan hambre, en los pa¨ªses industrializados m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n sufre sobrepeso y un tercio de la comida se va a la basura. La vida de los productores a peque?a escala y de los consumidores cada vez es m¨¢s complicada por los vaivenes de los precios, y los efectos en el medio ambiente de todo el tinglado alimentario ni son positivos ni auguran un futuro demasiado feliz.
La soluci¨®n al problema no es f¨¢cil. Y creo que si esperamos a que los gobiernos o las grandes empresas den con ella, lo llevamos claro. Por eso me parece interesante la campa?a que Interm¨®n Oxfam pone hoy en marcha bajo el nombre de CRECE, que apunta a lo que podemos hacer en casa para cambiar la situaci¨®n. "Los que compramos, cocinamos y comemos los alimentos somos m¨¢s poderosos de lo que creemos", aseguran en la ONG. "Si juntos decimos que queremos esto en lugar de aquello, nos convertimos en una fuerza que afecta al sistema. Los poderes existentes no pueden ignorarnos: o se adaptan para satisfacer nuestras demandas o, de lo contrario, otros ocupar¨¢n su lugar".
Estas afirmaciones pueden parecer muy te¨®ricas, pero la iniciativa no se va por las ramas. Crece explica cu¨¢les ser¨ªan los efectos concretos de cinco sencillos actos, bas¨¢ndose en un estudio realizado en ¨¢reas urbanas de dos pa¨ªses desarrollados (Estados Unidos y Reino Unido), tres en desarrollo (Brasil, India y Filipinas) y uno en v¨ªas de subdesarrollarse (Espa?a).
No dejar nunca que se estropee la fruta
Una de cada seis manzanas que se venden en los seis pa¨ªses analizados en el estudio acaba en la basura. Es decir, 5.300 millones de manzanas al a?o. Toda esa fruta desaprovechada no es inocua: "La energ¨ªa y los fertilizantes que se emplean para cultivar, recolectar, transportar y empaquetar todas esas manzanas tienen efectos sobre la atm¨®sfera y el medio ambiente y ejercen una presi¨®n innecesaria sobre el sistema alimentario", dice el informe. "Este desperdicio ser¨ªa responsable por s¨ª solo de tantas emisiones de gases de efecto invernadero como las que generar¨ªa quemar 10 millones de barriles de petr¨®leo".
Si compramos solo las manzanas que necesitamos, las conservamos en bolsas en la nevera y nos preocupamos de consumirlas todas, "estamos ayudando a proteger la capacidad de los agricultores de suministrarnos los alimentos que necesitamos", asegura Interm¨®n Oxfam. Obviamente, las manzanas son s¨®lo un ejemplo aplicable a todos los productos frescos: a nadie le gusta tirar comida, pero debemos hacer un esfuerzo por repudiar m¨¢s a¨²n esa pr¨¢ctica nociva y antiecon¨®mica.
Logo de la campa?a CRECE. / INTERM?N OXFAM
Comprar chocolate de comercio justo
Con que dos de las tabletas de chocolate que compramos al mes fueran de comercio justo, s¨®lo en las zonas urbanas de Brasil, Espa?a, el Reino Unido y EEUU se vender¨ªan cada a?o m¨¢s de 12.500 millones de tabletas. La venta de ese chocolate ayudar¨ªa a la gente que trabaja en 90.000 explotaciones agr¨ªcolas de cacao a peque?a escala. "El comercio justo puede transformar las vidas de las personas de los pa¨ªses en desarrollo", asegura el informe. "Ayuda a esas familias a salir de la pobreza, a lograr una independencia econ¨®mica y a tener acceso a la propiedad. Fortalece a los peque?os productores para mejorar su acceso a los mercados, y asegura que los compradores act¨²en teniendo en cuenta su bienestar social, econ¨®mico y medioambiental".
?Y c¨®mo es la vida de los productores si el comercio es injusto? Pues para decirlo en plata, muy puta, en buena parte por los vaivenes cada vez m¨¢s frecuentes de los precios. Cuando bajan cobran menos, y cuando suben, los beneficios se suelen quedar en los intermediarios. "El comercio justo ayuda a garantizar que, incluso en esta situaci¨®n, tengan dinero para poder comprar alimentos para sus familias y establezcan planes a largo plazo para sus explotaciones", explica el informe. Que, por cierto, incorpora un mal dato para Espa?a: m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n no compra nunca o casi nunca caf¨¦ de comercio justo, frente al 40% de Gran Breta?a o el 20% de Brasil.
3. Ahorrar energ¨ªa al cocer verduras
Reducir en un 70% la cantidad de energ¨ªa que empleamos al cocer una verdura es sencillo. Basta con seguir tres normas: utilizar s¨®lo el agua suficiente para cubrirlas, usar una cazuela baja y taparla, y reducir el fuego cuando empiece a hervir. Si todos los hogares urbanos de Espa?a y los otros pa¨ªses analizados por el estudio llevaran a cabo estos pasos, se ahorrar¨ªan cada a?o m¨¢s de 30 millones de megavatios-hora de energ¨ªa. "El beneficio para el medio ambiente ser¨ªa a¨²n mayor que si cada uno de estos hogares plantara la semilla de un ¨¢rbol y la dejara crecer durante 10 a?os", dice el informe. Hablamos de 540 millones de ¨¢rboles.
Otro frente es el de los electrodom¨¦sticos encendidos en reposo. "Hasta la mitad de la electricidad que utilizan los microondas, por ejemplo, se puede gastar en el reloj que llevan incorporados, en lugar de para calentar alimentos". Yo ya he desenchufado el m¨ªo, horrorizado tras conocer este dato.
Ma¨ªz listo para ser molido en Guatemala. / PABLO TOSCO-INTERM?N OXFAM
4. No tomar carne en una de las comidas semanales
En alguna ocasi¨®n he hablado de la iniciativa Lunes Sin Carne, y de mis dificultades para seguirla por mi p¨¦sima memoria. Lo que s¨ª he logrado es reducir de forma notable mi consumo de este alimento, algo que mi salud, mi bolsillo y mi planeta me agradecen. Seg¨²n Interm¨®n Oxfam, si los hogares urbanos de EEUU, el Reino Unido, Espa?a y Brasil tomaran una comida sin carne una vez a la semana, cambiando la carne de vacuno por legumbres, se criar¨ªan cada a?o cerca de nueve millones y medio menos de vacas. "Eso significar¨ªa que se dejar¨ªan de producir m¨¢s de 900.000 toneladas de metano al a?o [generado por los gases de los animales y su esti¨¦rcol], lo que tendr¨ªa el mismo impacto en el medio ambiente que si se quitaran 3,7 millones de coches de las calles durante un a?o".
Nos podemos tomar a risa lo de los pedos de las vacas, pero el ganado es responsable del 18% del total mundial de emisiones de gases de efecto invernadero. Por si fuera poco, la ganader¨ªa tambi¨¦n emplea una enorme cantidad de agua: "Cerca de un 8% del uso mundial de agua que realizan los seres humanos se destina a cultivar alimentos solo para las reses".
Si comparamos, producir medio kilo de carne de vacuno requiere 6.810 litros de agua, mientras que cultivar la misma cantidad de alubias s¨®lo requiere 818. 6.000 menos en una sola comida. 17 ba?eras llenas hasta el borde. "Elegir alubias en lugar de carne puede ayudar a aliviar la inmensa presi¨®n a la que ya se ven sometidos nuestros recursos h¨ªdricos y contribuir a garantizar el suministro de alimentos seguros para el futuro de todo el mundo", explica el estudio.
Ademas de estos cuatro gestos, Interm¨®n Oxfam recomienda consumir productos locales y de temporada. No insistir¨¦ demasiado porque en los dos a?os que lleva online este blog ya he dado suficientemente la caca con este asunto. S¨®lo dir¨¦ que no hacerlo es una absoluta memez: lo estacional sabe mejor, es m¨¢s barato y castiga menos el medio ambiente. Esto no significa renunciar a los alimentos lejanos si es que no se producen en tu regi¨®n: es una cuesti¨®n de puro sentido com¨²n.
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