Cestas de pescado sostenible: c¨®mo comer del mar sin esquilmarlo
Ser¨¦ un pusil¨¢nime, pero en los ¨²ltimos tiempos no lo paso bien en las pescader¨ªas. S¨¦ que este tipo de tiendas no tienen por qu¨¦ ser el festival de la diversi¨®n, pero mi experiencia de compra, como d¨ªr¨ªan los cursis del m¨¢rketing, no es todo lo gratificante que desear¨ªa. Por un lado, a veces me encuentro con precios con los que no s¨¦ si estoy comprando una merluza o un Ferrari. Por otro, cualquiera dir¨ªa que la fauna marina se ha visto reducida a unas 10 especies, ya que al menos en las pescader¨ªas de Barcelona no hay forma de salirse de los atunes, los rapes, los calamares y las sardinas de siempre. Ahora bien, lo que m¨¢s inquietud moral me crea es no saber si con mis adquisiciones estoy potenciando la destrucci¨®n de la vida en el mar, m¨¢s amenazada que nunca por la sobrepesca.
Por eso me alegr¨® enterarme v¨ªa M¨°nica Escudero de una nueva iniciativa puesta en marcha por Submon, una plataforma formada por bi¨®logos, veterinarios, submarinistas, ingenieros y educadores que lleva a cabo proyectos de conservaci¨®n y estudio del medio marino. Son las cestas de pescado sostenible, que de alguna manera llevan al mar el esp¨ªritu de las ya muy implantadas cestas de frutas y verduras ecol¨®gicas compradas directamente a productores o cooperativas.
El invento funciona de la siguiente manera: dos martes al mes, puedes comprar cestas de dos o cuatro kilos de pescado fresco capturado por pescadores artesanales de Arenys de Mar. Las encargas por correo electr¨®nico, las recoges en el local de Submon en Barcelona, y las pagas al muy competitivo precio de 10 euros el kilo, m¨¢s dos euros por cesta destinados a cubrir los gastos de gesti¨®n. No eliges el tipo de bichos que incluye la cesta porque depende de lo que haya en el mar, pero los impulsores prometen fresqu¨ªsimos y suculentos salmonetes, sargos, besugos, chicharros, sonsos, ara?as, mojarras, bonitos o melvas.
"La idea surgi¨® hace unos seis meses como parte integrante de un proyecto de custodia marina, el de Canyons del Maresme", explica la responsable del proyecto, Carla ?lvarez. "Nuestro objetivo era el de ofrecer un pescado de calidad, de proximidad y pescado de forma artesanal, que proviniera de la zona de custodia, y que fuera una explotaci¨®n del recurso compatible con otras especies frecuentes, como los cet¨¢ceos". Para los que no sep¨¢is qu¨¦ es la custodia marina -como yo antes de escribir esta entrada-, explicaremos que se trata de una estrategia para preservar zonas marinas estableciendo acuerdos con todos los implicados: las instituciones, el sector pesquero, el n¨¢utico y el tur¨ªstico. "Puesto que en el mar no existe la propiedad privada, b¨¢sicamente, se trata de cuidar entre todos lo que es de todos".
En este momento, unas 50 familias que participan en el proyecto de cesta de ¡°pez de custodia¡±. Con un ¨¢mbito de actuaci¨®n limitado al barrio barcelon¨¦s de Gr¨¤cia, el objetivo a corto plazo de Submon es poder distribuir semanalmente y llegar a 200 familias. ?Cuatro gatos? Puede, pero lo importante de estas iniciativas es su valor como ejemplo. ?lvarez reconoce que ser¨ªa dif¨ªcil que un proyecto as¨ª creciera hasta convertirse en una opci¨®n masiva: "Al igual que ocurre con las cestas de verduras ecol¨®gicas, se trata de un consumo local. Los barcos de pesca artesanal no tienen la misma capacidad que la flota industrial".
Creo que uno de los mayores aciertos del proyecto consiste en acompa?arlo con talleres de limpieza de pescado. Nos hemos acostumbrado tanto a comprar las cuatro especies de turno, cuando no directamente filetes dentro de un envase de porexp¨¢n, que hemos olvidado ese arte fundamental para variar nuestra dieta y ahorrar dinero. "El Mediterr¨¢neo es un mar con mucha diversidad, que ofrece m¨¢s de 500 tipos de peces comestibles, as¨ª que intentamos dirigir nuestro consumo hacia los menos conocidos pero m¨¢s abundantes, para disminuir la presi¨®n sobre aquellos m¨¢s amenazados", asegura ?lvarez. "Por eso organizamos talleres gratuitos donde los mismos pescadores nos ense?an a limpiar, filetear y cocinar el pescado. Adem¨¢s, cuando las familias vienen a recoger su cesta reciben un correo electr¨®nico con fotograf¨ªas que les ayudan a identificar la especie, y en ellos a veces incluimos alg¨²n consejo de conservaci¨®n o preparaci¨®n, o incluso alguna receta". La idea es aprender a hacerlo todo, menos pescar.
M¨¢s all¨¢ de vender pescado, el objetivo final de las cestas es implicar a los consumidores en la conservaci¨®n del medio marino. Hacerles entender verdades tan b¨¢sicas como semiolvidadas: "El d¨ªa que hace mala mar, no hay pescado; no elegimos a las especies, si no que van por temporadas; respetamos las vedas, y el pescado no viene en filete". De esta forma, cuando las familias van al local compran algo m¨¢s que una cesta: "Se llevan la posibilidad de conocer a los pescadores, de hablar sobre especies que nunca hab¨ªan visto y de consumir de forma responsable".
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