Del Tulicrem al Frigur¨®n: productos que deber¨ªan volver
¡°?Que vuelva la Pepsi Crystal!" es un grito que dif¨ªcilmente desatar¨¢ una revoluci¨®n. Como tantos productos fallidos que las marcas han lanzado a trav¨¦s de los tiempos, la Pepsi con pinta de gaseosa pas¨® sin pena ni gloria por un mercado espa?ol no demasiado receptivo a esta clase de marranadas dulzonas que ni siquiera parec¨ªan lo que eran. Por el contrario, unos pocos productos borrados de la faz de nuestros supermercados siguen causando suspiros de nostalgia entre sus fanses, y quiz¨¢ haya llegado la hora de exigir su retorno.
Algunas de estas maravillas perdidas las fabricaban empresas que se hundieron. Otras no terminaron de ser rentables por no gustar a un p¨²blico masivo, y otras superaban en calidad a sus competidores pero no aguantaron el combate comercial. Todas tienen su culto, sobre todo entre los que eran ni?os o adolescentes cuando exist¨ªan y ahora, de adultos, sienten un doloroso mono por su ausencia.
Para seleccionar las desapariciones m¨¢s injustas, el equipo de investigaciones profundas de El Comidista, formado por M¨°nica Escudero et moi, ha reclutado a cuatro expertos en la b¨²squeda y el an¨¢lisis de joyas de la cultura popular: I?aki Berazaluce, de mi favorit¨ªsimo blog Strambotic; Javier Ikaz y Jorge D¨ªaz, autores del blog y el libro-exitazo Yo tambi¨¦n fui a EGB, y ?ngel Sanchidri¨¢n, h¨¦roe de las inconmensurables Sinopsis de Cine en Facebook y tambi¨¦n en libro. Ellos son los que le dan la calidad a la pel¨ªcula, y nosotros completamos con nuestras particulares obsesiones en forma de magdalena perdida o refresco extinto.
TULICREM
Hija marr¨®n y dulzona del Tulip¨¢n y prima tercermundista de la Nocilla y la Nutella, Tulicrem arras¨® entre los ni?os del pasado por su alto contenido en grasa y por usar reclamos como los personajes de Mortadelo y Filem¨®n. "Leche, cacao, avellanas y az¨²car¡ Nocilla. Semejante combinaci¨®n no era del agrado de las madres conscientes, esa generaci¨®n educada con los Consejos Nutrexpa, que necesitaban de una coartada para que sus reto?os se hincharan de pan con chocolate", explica I?aki Berazaluce. "Tulip¨¢n vino a satisfacer esta demanda latente con Tulicrem, una suerte de margarina impregnada en Cola Cao y con textura de sobrasada. Cuando mi madre se enter¨® de que Tulip¨¢n, la nave nodriza, discontinuaba la fabricaci¨®n de la p¨®cima, compr¨® un pal¨¦ en el Pryca para garantizarnos a los cinco hermanos el suministro hasta la mayor¨ªa de edad".
"Cuando todos nos hab¨ªamos enganchado al sabor de esta crema de chocolate aceitosa que nuestras madres compraban por ser la m¨¢s barata, va y desaparece del supermercado de un d¨ªa para otro y sin avisar" recuerda Jorge D¨ªaz. "Hay quien todav¨ªa lo sigue buscando desesperadamente: a m¨ª me trajeron uno de Portugal (d¨®nde se sigue vendiendo) pero no sabe igual. ?Que vuelva el Tulicrem original ya!".
DUPIS
El Dupis era "el hermano grasiento y deforme del donut", como bien lo define ?ngel Sanchidri¨¢n. Sin embargo, este invento de Bimbo no tuvo fortuna a la hora de competir con el superbollo frito de Panrico, a pesar de su bajo precio. "No ten¨ªa az¨²car por encima y era tan blandito que no ten¨ªa ni forma redonda, te ven¨ªan en la caja aplastados. Pero aun as¨ª no hab¨ªa placer mayor que coger un dupis y mojarlo en el nesquik (o colacao, seg¨²n el bando al que pertenecieras) metiendo todos los dedos hasta los nudillos. Y qu¨¦ bien absorb¨ªa la leche el dupis, qu¨¦ festival del chorreo".
MAGDALENAS ORTIZ
Cuando desaparecieron las magdalenas Ortiz -mis favoritas en la infancia- y se mantuvieron las de La Bella Easo -las que m¨¢s odiaba- aprend¨ª que el mundo era un lugar intr¨ªnsecamente injusto, y puede que incluso dejara de creer en Dios en ese momento. Todav¨ªa hoy me pregunto el por qu¨¦ de semejante cataclismo, que nos priv¨® de la mejor magdalena industrial de todos los tiempos: jugosa, con un ¨ªndice de consistencia al mojarla en leche perfecto y el retrogusto qu¨ªmico m¨¢s delicioso que este zampabollos haya conocido jam¨¢s. Como es l¨®gico, tambi¨¦n me fascinaban los Gitanitos Ortiz, pastelito a medio camino entre el Phoskito y el Bony cuyo nombre pel¨ªn racista ser¨ªa inviable en la actualidad que al parecer se sigue vendiendo en algunos rincones del planeta.
FRIGUR?N
?Por qu¨¦ el Frigur¨®n era azul y sab¨ªa a pi?a? I?aki Berazaluce descifra el misterio: "El amarillo est¨¢ pillado por el lim¨®n y el naranja por la naranja, as¨ª que al sabor a pi?a le toc¨® el color azul en la ruleta crom¨¢tica de los sabores. Los sugus de pi?a ten¨ªan envoltura azul, de modo que el Frigur¨®n estaba condenado a saber a pi?a (el color precede al sabor en el dise?o del polo)". Este producto nacido en los ochenta no tuvo la suerte que merec¨ªa, quiz¨¢ eclipsado por otras superstars de la misma marca. "?Qu¨¦ hac¨ªa semejante paquete en la alineaci¨®n de Frigo del 82, el dream team de la marca? Flanqueado por los legendarios Dr¨¢cula y Frigopi¨¦, el Frigur¨®n era el Prosinecki del equipo, un loser, un wannabe".
"Cuando nos daban la paga corr¨ªamos a la tienda a que no se agotara nuestro helado favorito", a?ade Javier Ikaz. "Yo siempre cog¨ªa el Frigur¨®n. Era como un flash enorme de pi?a. ?Hay algo m¨¢s refrescante? Siempre he sido m¨¢s de hielo que de crema". Cual plato de El Bulli, el Frigur¨®n hab¨ªa que comerlo siguiendo un ritual espec¨ªfico. "Su gracia", asegura Berazaluce, "consist¨ªa en absorber de una chupada todo el colorante azul del helado y comerte luego el hielo transparente, que era lo mejor del combo".
PETIT SUISSE NATURAL
El Petit Suisse es en realidad un tipo de queso fresco de Normand¨ªa, pero Danone se apropi¨® de la denominaci¨®n y, para deleite de todos los ni?os de los ochenta, comenz¨® a fabricarlo de manera industrial. Este memorable producto fue la merienda favorita de la infancia de M¨°nica Escudero: "Me gustaban con trocitos de pl¨¢tanos y fresa por encima, untados en una galleta Mar¨ªa o poniendo dos en un vaso con dos cucharadas de az¨²car moreno ¨Cen los ochenta, s¨ª, mi abuelo era vegetariano y en casa tom¨¢bamos cosas que mis amigos de la ¨¦poca consideraban 'muy raras'¨C, removiendo lo m¨ªnimo para seguir notando la textura crunchi-crunchi del az¨²car".
"El t¨ªo que invent¨® el Petit Suisse era un puto genio", confirma I?aki Berazaluce. "Vender minitarrinas a precio de yogur mediano supone multiplicar por cuatro el precio del producto, una estrategia de packaging que m¨¢s tarde emularon Mini Babibel y Actimel. Los Petit Suisse de sabores eran contingentes, con la apurada excepci¨®n del de fresa, pero el natural SIN AZ?CAR era necesario". Esta maravilla desapareci¨® al transformarse el Petit Suisse en Danonino, una de esas bombas de az¨²car con las que madres y padres contempor¨¢neos engordan a sus cr¨ªas. "Supongo que le cambiaron el nombre porque de queso le queda m¨¢s bien poco. Ahora mismo lo usar¨ªa como base para salsas, como cobertura para pasteles y me lo seguir¨ªa comiendo con fruta, que estaba buen¨ªsimo".
FANTA DE MANZANA
"Hubo una ¨¦poca, muy a?orada por Iban Yarza, en la que en las fiestas infantiles se tomaban ganchitos, medias noches con Nocilla, bocatas de pan Bimbo con pat¨¦ la Piara y aceitunas rellenas de anchoa", cuenta M¨°nica. "No exist¨ªa Pinterest, los cupcakes, Zombies VS Plants ni la Fanta light, y si mal no recuerdo las vida tampoco nos iba tan mal (a pesar de la colonia Chispas, que apestaba rollo radiactivo). En una de estas celebraciones descubr¨ª la Fanta manzana sin gas, y las dos o tres veces que la prob¨¦ en mi vida se han quedado grabadas a fuego en mi memoria. Como el anuncio de la misma, que no he sido capaz de encontrar en YouTube pero que a¨²n puedo cantar de memoria (procedo): 'Sin gaaaas, sin gaaaas, ?ya puedes beber, Fanta sin gaaaas! Fanta naranjaaaaa, Fanta limooo¨®n, y ahora ademaaa¨¢s, Fanta Manzaaaana, ?tambi¨¦n sin gas!?Sin, sin, siiiin! Los tres sabooores, en dos tamaaa?os, y en teeetra brick, sin gaaaas, sin gaaaas, ?ya puedes beber, Fanta sin gaaaas!'.
"Poco despu¨¦s", prosigue embalada, "Trina sac¨® una versi¨®n gasificada de sus bebidas, que si mal no recuerdo tampoco se comi¨® un torrado, mientras que las versiones originales de ambas gozan de buena salud comercial en la actualidad. Moraleja: Si no est¨¢ estropeado, no lo arregles". De forma muy poco usual en ella, M¨°nica combinar¨ªa este extinguido refresco con un poquit¨ªn de alcohol. "Si ahora cayera una en mis manos me la tomar¨ªa con un chorrito de vodka, mucho hielo y el zumo de media lima".
PAPADELTA NARANJA
Los Papadelta son un aperitivo de patata nacido all¨¢ por 1988 y elaborado por la marca espa?ola Grefusa, tambi¨¦n responsable de las pipas El Piponazo o los ma¨ªces MisterCorn. Siguen existiendo, pero la versi¨®n que m¨¢s le gustaba a ?ngel Sanchidri¨¢n, la naranja, se han dejado de fabricar. "Hace ya m¨¢s de 20 a?os que en el recreo del instituto compraba a media ma?ana un bocata y por 15 pesetas una bolsa de Papadelta naranja. Eran como el primer morreo de COU, una delicia de ponerte los ojos blancos. Si alguien me ped¨ªa un trozo de bocadillo le daba un bocao, pero los papadelta eran solo m¨ªos, to pa m¨ª".
DRAKIS DENTADURA
Un caso claro de producto que deriva en otro por oscuros motivos comerciales y acaba perdiendo su identidad. Los Drakis fascinaron a los ni?os por su condici¨®n de comida-juguete y su inconfundible sabor a chucher¨ªa industrial bien parida, pero cuando se transformaron primero en Pandilla Drakis y, luego, en Cheetos Pandilla, la magia se esfum¨®. "Con su sabor a queso y beicon (solo te faltaban un par de huevos para ir cenado), los primeros Drakis ten¨ªan forma de dentadura y era inevitable pon¨¦rtelos de dientes antes de com¨¦rtelos", dice Jorge D¨ªaz. "?Qu¨¦ ganas de volver a pegarles un bocado!".
YOP
Yoplait fue la marca que apost¨® con m¨¢s decisi¨®n por el yogur l¨ªquido en los ochenta, cuando esta clase de extravagancias no era muy com¨²n y la mayor¨ªa de los consumidores no se sal¨ªan del natural, el de fresa y el de lim¨®n. Sin embargo, no cont¨® con el favor del p¨²blico, si exceptuamos a un reducido sector de heroin¨®manos que lo abrazaron con entusiasmo por ser barato y digerible incluso bajo el efecto de los opi¨¢ceos. Yop desapareci¨®, y sin estar en la droga ni nada de eso, algunos lo echamos de menos por haber sido el producto perfecto para pegarle un lingotazo cuando llegabas a casa un tanto borrashio, no te daba la cabeza para cocinar nada y necesit¨¢bas algo que estabilizara tu est¨®mago maltratado por el alcohol.
TAB
S¨®lo personas que han vivido muy al l¨ªmite se atreven a reivindicar una bebida como el Tab, e I?aki Berazaluce es una de ellas. "En las fresqueras de los bares ochenteros, junto a la t¨®nica Kas y las mirindas de naranja y de lim¨®n, habitaba el ¨²nico refresco del mundo que no s¨®lo no engordaba¡ ?sino que adelgazaba! Estamos hablando de Tab, por supuesto, una coca-cola un tanto flojeras creada por y para las mujeres, como insist¨ªan sus anuncios". El producto fue lanzado por la propia Coca-Cola en los sesenta en Estados Unidos, lleg¨® a Espa?a dos d¨¦cadas m¨¢s tarde, y desapareci¨® en la noche de los tiempos [salvo en algunos lugares del sur del pa¨ªs, donde se sigue vendiendo]. "El d¨ªa que apareci¨® la Coca-Cola Light", explica Berazaluce, "Tab dur¨® lo que dura un ultramarinos cuando abren un D¨ªa en el barrio".
PALUL?
"Palul¨²" es una de las muchas denominaciones que recibe el regaliz de palo, un ?alimento? que, naturalmente, sigue existiendo, pero que ya no encontramos en las tiendas de chucher¨ªas como en el pasado. La explicaci¨®n de su ¨¦xito -y quiz¨¢ tambi¨¦n de ca¨ªda en desgracia- nos la da ?ngel Sanchidri¨¢n: "El palul¨² era un asco, un cacho de ¨¢rbol, una rama amarga que chup¨¢bamos como monos en la sobremesa. Pero algo ten¨ªa que enganchaba. No s¨¦ si ser¨ªa la pose de vaquero del oeste cuando lo sosten¨ªas entre tus labios, o que nos com¨ªamos cualquier porquer¨ªa que nos vendiera la se?ora de la tienda de chuches, pero aquella ramita ten¨ªa un sabor ¨²nico que no se parec¨ªa a ning¨²n otro".
CHICLES BOOMER
"Era impensable el bolsillo de un ni?o sin chicles y, quitando los de las series televisivas de moda, estaban los Boomer con sabores a cada cual m¨¢s delirante. ?Hasta de natillas! Las posibilidades se multiplicaban por mil en la tienda", recuerda Javier Ikaz. En efecto, empe?ada en causar caries a todos los ni?os de Espa?a, esta marca no s¨®lo facturaba chicles gigantescos, sino que los impregnaba de sabores loqu¨ªsimos como la clementina, la sand¨ªa, el coco o el melocot¨®n. A pesar de su ¨¦xito se esfumaron del mercado hace unos a?os, sin que a d¨ªa de hoy se conozca el paradero del superhombre el¨¢stico que los anunciaba.
?Qu¨¦ producto del pasado te gustar¨ªa que volviera? ?Exige su retorno en los comentarios!
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