El cl¨ªmax repostero de Tamara Falc¨®
En las ¨²ltimas semanas, m¨¢s de un infeliz que me ve como una autoridad en la materia me ha preguntado si petar¨¢ pronto la burbuja de la gastronom¨ªa. Como no tengo la menor idea de cu¨¢ndo terminar¨¢ esto de seguir concursos de cocineros en la tele o de colgar en Instagram hasta los bocatas de chopped, me pongo el disfraz de experto y la peluca de Sandro Rey para predecir tres o cuatro banalidades que me sacan del apuro: ¡°Alg¨²n d¨ªa acabar¨¢, todas las modas pasan, y el n¨²mero premiado en Navidad de 2035 ser¨¢ el 67039¡±.
As¨ª que tengo que agradecer de coraz¨®n a Tamara Falc¨® que me haya proporcionado mi primera certeza al respecto, que no s¨¦ si afecta al conjunto del arte culinario, pero desde luego s¨ª a la reposter¨ªa. La publicaci¨®n de su primer recetario, Cupcakes de Tamara, marca un antes y un despu¨¦s para uno de los herpes m¨¢s furibundos que han atacado nuestros paladares en este lustro: el de las magdalenas con crema al estilo americano. Veo esta magna obra como un cl¨ªmax, cuya trascendencia en el universo maleni bien se podr¨ªa comparar a la del Sgt. Peppers en el pop o el David de Miguel ?ngel en la escultura. Estamos ante un libro que lleva la pasteler¨ªa creativa tan arriba que, a partir de ahora, todo ser¨¢ ocaso y declive.
Cupcakes de Tamara lo tiene todo. Primero, una autora salida del underground cuya relaci¨®n p¨²blica con la gastronom¨ªa se hab¨ªa limitado hasta ahora a declarar que el Papa es la pera y a organizar megapijas cenas pro monarqu¨ªa, de esas que incitan a desempolvar la guillotina. Despu¨¦s, una cuidada edici¨®n gr¨¢fica con la cursiler¨ªa, la afectaci¨®n y la falsedad exigibles en un producto de sus caracter¨ªsticas.Y para rematar, la gran aportaci¨®n de la artista: un enriquecedor texto de cuatro p¨¢rrafos que se titula La mejor anfitriona.
Al libro no le ha faltado ni su micropol¨¦mica: la aut¨¦ntica reina del cupcake en Espa?a, Alma Obreg¨®n, revel¨® en Twitter que la editorial le hab¨ªa pedido que hiciera las magdalenas para las fotos del recetario, de lo que podr¨ªamos deducir, ?oh gran sorpresa!, que ni un gramo de mantequilla, de az¨²car o de harina fueron maltratados por la propia Tamara en la producci¨®n de su obra. Pero no nos paremos en nader¨ªas autorales: lo importante aqu¨ª es que nunca la insustancialidad de un personaje y la de una moda alimentaria hab¨ªan encajado tan bien en una publicaci¨®n, por lo que los responsables de la misma merecen mi m¨¢s sincera enhorabuena.
Esta columna se public¨® originalmente en la Revista S¨¢bado de la edici¨®n impresa de EL PA?S.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.