Aprende a cocinar con los ositos
La sola idea de un libro de cocina dirigido a personas con una determinada orientaci¨®n sexual da un poco de grimilla: ?no es una monumental bobada que gays, bisexuales o bicuriosos guisen diferente que los heteros? Los recetarios publicados en el pasado en esa direcci¨®n confirman la absurdez de tal tem¨¢tica: aunque el rollo camp de The gay cookbook, publicado en los sesenta en EEUU, pueda tener su gracia, intentos m¨¢s modernos como el megacursi Cocina para gays daban ganas de volver al armario por pura verg¨¹enza, cuando no de someterse a electroshocks para borrar de ti cualquier posible rastro de homosexualidad.
Por eso conviene aclarar desde el principio que Cooking with the bears no es un libro de cocina para osos, sino de recetas hechas por osos. La comida es una excusa para entrar en la intimidad de algunos miembros de esta subcultura gay, que se caracteriza por su rechazo a los c¨®digos est¨¦ticos del hombre homosexual musculado, depilado y vestido de Dolce&Gabbana. Los ositos son peludos, barbudos, gordezuelos y mullidos; el clich¨¦ dicta que lleven vaqueros y camisas de le?ador, aunque su facci¨®n m¨¢s leatherona no haga ascos al cuero. En cuanto a sus h¨¢bitos alimentarios, por sus lorcillas podemos presumir que no andan comiendo lechuga ni van contando las calor¨ªas como los adictos al gimnasio con los que comparten preferencia sexual.
El autor del libro, el fot¨®grafo italiano Angelo Sindaco, quiso entrar en el universo osuno por la cocina. "La idea me vino a la cabeza hace dos a?os", cuenta a El Comidista. "Quer¨ªa explorar un mundo que es casi desconocido, sobre todo entre el p¨²blico heterosexual, usando una clave universal: la comida. Lo que hice fue dar una gran patada en los huevos a la as¨¦ptica idea de los libros donde encuentras chefs superestrella o mujeres que reflejan el estereotipo de los a?os cincuenta de las amas de casa".
Donde hay pelo hay alegr¨ªa. / ANGELO SINDACO
En Cooking with the bears, osos solitarios o en pareja comparten recetas caseras muy basadas en la tradici¨®n italiana, como la lasa?a siciliana, los bucatini a la amatriciana o los tagliatelle a la bolo?esa. Tambi¨¦n hay apetecibles variantes de cl¨¢sicos como la "caponata alternativa", m¨¢s los previsibles postres contundentes como el "cielo de mascarpone" o el Guinness cake. "Viajamos por toda Italia, y estuvimos en las cocinas m¨¢s bonitas y m¨¢s horribles que puedas imaginar", recuerda Sindaco, "pero la comida siempre fue de primera". De una forma un tanto ir¨®nica, pues no estamos precisamente ante un libro de ensaladitas, el subt¨ªtulo anuncia "recetas saludables por hombres peludos". "En Italia decimos que lo que no mata, engorda. Eso significa que mientras lo disfrutes, est¨¢ bien. Y por cierto, !la pasta es muy sana!".
La carga er¨®tica de la obra es evidente desde su portada. En las fotos no faltan las carnes desnudas, las poses provocativas y los evidentes gui?os al sexo, pero siempre desde una perspectiva humor¨ªstica. "Es m¨¢s que nada un libro provocador. Hay gente que se escandaliza: '?Parejas gays peludas cocinando juntas? ?EST?S LOCO?'. ?se era el objetivo. Otros lo encuentran er¨®tico, bien por ellos. Andrea Signori, uno de mis mejores amigos, fue una gran ayuda para enfocar el proyecto. Pasamos meses -y largas cenas- discutiendo c¨®mo desarrollarlo sin caer en los estereotipos er¨®ticos gays. Es curioso que muchas mujeres est¨¦n comprando el libro en todo el mundo y apoy¨¢ndolo con entusiasmo".
Osos para todos los gustos. / ANGELO SINDACO
El estilo fotogr¨¢fico de Cocinando con los osos dista mucho de las sobreproducidas puestas en escena habituales en los libros de cocina. Sindaco lo relaciona con el punk, y no le falta raz¨®n: las vajillas cuquis, los mantelitos de cuadros y las cocinas de casa en la Provenza dejan paso a escenarios mucho m¨¢s crudos, menos amables y hasta podr¨ªamos decir que guarrillos, pero definitivamente m¨¢s vivos y reales. En este sentido, el fot¨®grafo se niega a retocar sus im¨¢genes, que son "100% sin photoshop". "Lo hago porque soy una mierda retocando. Si la foto no es buena, ya habr¨¢ suerte la pr¨®xima vez. Y definitivamente no soporto a los t¨ªos que me dan la tabarra con el rollo 'pel¨ªcula versus digital'. Yo uso cualquier c¨¢mara en cualquier condici¨®n, incluso mi tel¨¦fono cutre. Prefiero preocuparme del proceso creativo".
M¨¢s all¨¢ del sexo y la comida, lo que hace verdaderamente especial a Cooking with the bears es que cuenta historias humanas como la de Enzo, empleado en una cadena de fast food y coleccionista de Barbies; Ilario, jugador de rugby y cocinero oficial de su familia, o Mauro, conductor de ambulancias y modisto vocacional. Personas que han aceptado sus cuerpos como son y se han atrevido a rechazar los modelos de belleza imperantes. Como dice Angelo Sindaco, "gente incre¨ªble de una u otra forma".
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