?Ser¨¢ el Jerez el pr¨®ximo 'nuevo gin-tonic'?
Despu¨¦s de d¨¦cadas en las que su venta y producci¨®n descendi¨® dr¨¢sticamente, el Jerez recupera un lugar de honor en bares, vinotecas y restaurantes.
?Ser¨¢n los vinos de Jerez el pr¨®ximo nuevo gin-tonic?
Creo que lo ser¨¢n. O no. A ver, no s¨¦. Quiz¨¢ lo sea el vodka, o el whisky, o quiz¨¢ alg¨²n otro espirituoso al que se le puedan a?adir frutas, hortalizas, menestras, un ?u, macedonias o lo que sea con tal de justificar los 15 eurazos por consumici¨®n que nos van a cobrar.
Realmente no s¨¦ cu¨¢l ser¨¢ el pr¨®ximo gin-tonic, pero lo que s¨ª s¨¦ es que una de las bebidas denostadas, pr¨¢cticamente desaparecidas en combate ¨Cl¨¦ase barras, cartas de restaurantes...- pero que parece que asoma la patita cual Ave F¨¦nix son los vinos de Jerez.
Y t¨² pensar¨¢s: ?me est¨¢s diciendo que ahora que me he acostumbrado al verm¨² ¨Cque tambi¨¦n gana enteros¨C y a echarle guindas a la ginebra me voy a poner a beber finos y palo cortado?
Pues mira, s¨ª. Igual que el gin-tonic hasta no hace tanto tiempo se asociaba ¨Cy no me digas que no¨C a cierta caspa, a alcoholismo (con gintonic ahogando la menopausia, hora en la peluquer¨ªa para tapar esas canas¡ que cantaba Ismael Serrano cuando escuchar cantar a Ismael Serrano molaba). Pero de un tiempo, quiz¨¢ ya demasiado, a esta parte se ha convertido en lo que hay que beber s¨ª o s¨ª, y adem¨¢s pagando la copa a precio de bono-metro de 10 viajes en Madrid, ciertos indicios hacen del vino de Jerez un candidato ganador a ser el pr¨®ximo producto denostado a rescatar.
?Y a qu¨¦ viene eso? Por partes:
1. Una pel¨ªcula/documental dirigida por Jos¨¦ Luis L¨®pez Linares y producida por Antonia Saura llamada Jerez y El misterio del palo cortado en la que se desgrana la historia y la elaboraci¨®n de este tipo de bebidas est¨¢ recogiendo elogios de p¨²blico y cr¨ªtica (c¨®mo me gusta esta frase) y est¨¢ haciendo bastante ruido en medios de comunicaci¨®n.
2. En los ¨²ltimos meses han abierto varios locales en diferentes puntos de Espa?a dedicados al consumo de vinos de Jerez.
3. Los grandes restaurantes, los de estrellas, los incluyen como vinos recomendados y en sus men¨²s maridados.
4. Los japoneses de categor¨ªa lo mismo.
5. En los Tapas Bar de EEUU son la bebida de moda.
???Qu¨¦ est¨¢ pasando con el Jerez?! Lo primero que hago es conseguir una copia del citado documental para verlo. Como escribo para EL PA?S me lo pasan r¨¢pido, suerte que tiene uno. No est¨¢ mal (lo de que me pasen el documental, lo otro lo discutimos con un sherry en la mano). Dura como hora y media y en ¨¦l participan bodegas elaboradoras, prensa especializada, cocineros de renombre, consumidores entregados a la causa¡ Y, oye, uno acaba de verlo con ganas de meterse un ¨Co varios¨C palo cortado entre pecho y espalda, y de viajar a Jerez a sumergirse entre barricas. Todo un logro, la verdad. Si te gusta el vino o tienes un m¨ªnimo inter¨¦s en esto del jerez, te lo recomiendo. A ver, la peli no es un descojono rollo Ocho apellidos vascos, pero para ser cine espa?ol se ve muy a gusto. Y adem¨¢s, es educativa.
Bien empapado de Jerez ¨Cno literalmente, sino de datos¨C le pego un toque a Jes¨²s Barqu¨ªn, cofundador de Equipo Navazos, un joven proyecto de vinos de Jerez no muy grande, pero que est¨¢ haciendo mucho ruido. Jes¨²s me cuenta que ¨¦l es uno de los ide¨®logos del documental, y que dio forma al guion porque realmente ¡°hab¨ªa una historia que contar¡±. Cuando le pregunto si la pel¨ªcula puede ayudar a que aumente el consumo de ¨¦stos me dice que no es un instrumento para tal, pero que no hay una acci¨®n concreta que vaya a reactivar el consumo. ?Realismo o pesimismo? ¡°Si miro de d¨®nde venimos, soy optimista¡±, reconoce.
Y es que no han sido buenos a?os para este vino: desde los a?os 80 se han arrancado m¨¢s de dos tercios de cepas en Jerez ¨Cmientras en el siglo XIX supon¨ªa el 10% de total de las exportaciones espa?olas¨C; Edgar Allan Poe, siempre tan festivo ¨¦l (una guasa de hombre), le dedic¨® un relato y en los a?os 50 del siglo XX no hab¨ªa pel¨ªcula de Hollywood en la que no se brindara con un buen sherry. En cambio, hoy¡ hoy son muchos los que ni siquiera saben que el Jerez es un vino, que cuando les preguntas si quieren un amontillado te dicen que no beben licores. As¨ª estamos. Para llorar.
Jes¨²s Barqu¨ªn, que siendo un apasionado de esto del sherry tampoco es especialmente optimista, me facilita dos pistas s¨ª dan cierta esperanza (y adem¨¢s a mi me sirven como argumento para votar Jerez como bebida de moda a futuro). Primero, la alta gastronom¨ªa: no hay restaurante con estrella en Espa?a que no apueste fuerte por sus vinos para maridar sus vanguardistas ¨Cmarcianas a veces¨C propuestas. Y ya sabemos que los cocineros son los nuevos futbolistas, as¨ª que es un gran comienzo. Y segundo, lo que m¨¢s me sorprende: los bares de tapas de Estados Unidos.
Hablo con un amigo periodista que vive en Nueva York y me dice que ¨¦l no est¨¢ all¨ª para ir a bares de tapas, cosa que me parece estupenda, pero me comenta que un all¨ª conocido portal de reservas llamado Travel & Leisure hab¨ªa publicado hace poco un ranking con los mejores Tapas Bar del continente. Tiro del hilo y veo que en las cartas de tres de los cinco primeros clasificados los vinos de Jerez tienen una presencia mucho mayor que la que tienen en cualquier local en Espa?a: C¨²rate, en Ashville, cuya carta presenta los jereces tras los espumosos, pero antes que los blancos, tintos, etc; The Iberian Pig, en Atlanta, ofrece una magn¨ªfica selecci¨®n de manzanillas, amontillados¡; y el que m¨¢s lo peta, el neoyorquino La Vara, que apuesta por el jerez para abrir la carta.
Ya sabemos que cosa que se pone de moda en los States antes o despu¨¦s se planta en Espa?a: mirad el crossfit, los programas de cocineros y los DJ?s. Y en este caso parece m¨¢s antes que despu¨¦s.
Mi siguiente entrevista es con la presidenta de Bodegas Tradici¨®n, Helena Rivero, a quien acompa?a Jaime Sabido, responsable del departamento comercial de la bodega. Son ellos quienes me orientan de la llegada de los Sherry Bars, tan conocidos en Gran Breta?a y Estados Unidos, a Espa?a. En Madrid recientemente ha abierto cerca de la Puerta del Sol Palo Cortado, una taberna dedicada a los diferentes vinos de Jerez; en Galicia, tierra de la albari?o y de los blancos de gran acidez, existe Vinoxia, en Culleredo (La Coru?a), posiblemente uno de los primeros bares especializados de esta comunidad aut¨®noma; en San Sebastian m¨¢s de una taberna del barrio viejo a?ade a su oferta de vinos una buena variedad de jereces en carta; algo parecido ocurre en algunos locales de Bilbao¡ ?Ser¨¢ tendencia ya?
¡°Poco a poco, barra a barra, llegar¨¢¡±, dice Jaime Sabido, que de esto de recorrer barras ofreciendo los exclusivos y no especialmente baratos vinos de Bodegas Tradici¨®n sabe un rato. Helena, la presidenta, reconoce que no es f¨¢cil, pero que se ha conseguido mucho. De hecho, los datos de ventas de esta bodega, que a finales del siglo XX tom¨® el testigo de una casi abandonada bodega que apunta a ser la primera creada en Jerez, la extinta CZ, apoyan el aumento: cuando Tradici¨®n comenz¨® vendi¨® mil botellas. Part¨ªa de cero. En sus primeros a?os lleg¨® a vender 12.000 botellas. La crisis fren¨® la crecida pero no llegaron a bajar. Hoy venden 28.000 botellas al a?o, cuando en 2010 la cifra era de menos de 20.000, me dice su presidenta. Es decir, que alrededor de la mitad del crecimiento se ha producido en el ¨²ltimo lustro. ?Hay o no hay esperanza?
¡°Al principio quer¨ªa que el Jerez se pudiera de moda. Despu¨¦s me di cuenta que no, que ten¨ªa que tener un consumo constante, no una moda, como el champ¨¢n¡±, comenta Helena. Y es que el consumo de los vinos de Jerez es lento y reposado, de peque?os tragos. ¡°Para los que buscan una experiencia sublime¡±, a?ade Jes¨²s, de Equipo Navazos.
Sublime o no ¨Cque va a ser que s¨ª¨C, si la ginebra ha conseguido que aparquemos los vasos de tubo en favor de la copa ancha de bal¨®n, y que sustituyamos el lim¨®n por diferentes hortalizas, quiz¨¢ el Jerez sea capaz de ense?arnos a beber m¨¢s lento y a disfrutar de cada trago. ?Y la copa? ¡°La copa normal, la de vino normal, para que se exprese, como el champ¨¢n, que tambi¨¦n dicen que se debe beber en copa normal¡±, me dicen en Bodegas Tradici¨®n.
Quiz¨¢ no sea ma?ana, ni pasado. Quiz¨¢ pas¨¦ una d¨¦cada, y mientras tanto bebamos otras modas, pero el Jerez llegar¨¢, se lo ha ganado, por historia, por trabajo, porque merece volver a encontrar el momento de consumo. Y ya no ser¨¢n Edgar Allan Poe (?qu¨¦ guas¨®n el Edgar, qu¨¦ relatos!), ni Humphrey Bogart en sus pel¨ªculas, ni ser¨¢n The Beatles los que vengan a firmar botas (que es como se denominan a las barricas).
Entonces ser¨¢n Ian McEwan o Noah Gordon quienes dediquen un libro al sherry, y veremos en pantalla a George Clooney ¨Cque ya habr¨¢ dejado la cafe¨ªna¨C brindar con uno con la hija de Scarlett Johansson, y cuando Justin Bieber (que ya estar¨¢ gordo, o algo) venga a Espa?a firmar¨¢ una bota. Y ese d¨ªa Espa?a volver¨¢ a formar parte del mapa mundial por ser el origen de uno de los mejores manjares. Esto no ha hecho m¨¢s que empezar. Sherry rules!
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