D¨®nde comen y beben los 'indies': Los bares favoritos de los grupos espa?oles
Los m¨²sicos son gente de barra, y pilotan tanto las ciudades como la carretera. En el libro 'Bares indiespensables' descubrir¨¢s los favoritos de Nixon, Mishima, Sidonie o La Habitaci¨®n Roja.
Para La Habitaci¨®n Roja, la comida siempre ¡°ha sido una forma de celebrar la vida, la amistad y de sublimar m¨¢s si cabe la m¨²sica y el acto de viajar¡±. Lo dice en el pr¨®logo de Bares indiespensables (Ediciones Hidroavi¨®n), libro de la periodista de la Cadena SER Elisa Mu?oz que naci¨® a ra¨ªz del podcast Play Gastro. Hay dos formas de recorrer este libro, dos ¨ªndices: el primero por provincias, el segundo por grupos. Ambos est¨¢n ligados, en realidad, porque es un grupo (o varios) de cada provincia el que aconseja bares de la misma. As¨ª que la ruta, en estricto orden alfab¨¦tico, empieza en Almer¨ªa donde Nixon reciben al lector tomando tortilla de La Macla.
Todo pasa por los bares, y claro, todo pasa por los imprescindibles restaurantes de carretera con tambi¨¦n imprescindibles bocatas de 'lomoqueso'. Pero eso ya dar¨ªa para otro libro, o para otro tomo de la enciclopedia Espasa: ¡°Los artistas tienen un control de los bares de carretera incre¨ªble. He descubierto, incluso, que hay un grupo de Whatsapp de varios road managers en el que comparten sus paradas. Todo el mundo habla de El Churrasco de Oro, en A Gudi?a, por ejemplo. Es como un templo¡±, nos cuenta Mu?oz, d¨¢ndonos muchas ganas de formar parte de esta gu¨ªa Michel¨ªn, de las de rueda de furgoneta y Coca Cola para llevar.
Los m¨²sicos recorriendo kil¨®metros, comiendo -y malcomiendo-, y bebiendo -y bebiendo-, son un punto recurrente del imaginario colectivo. En el Bar Soria, en Granada, siguiendo la pista de Ni?os Mutantes uno se puede encontrar a los Lori Meyers. Pero el local que marc¨® su carrera se llamaba Ruido Rosa: tanto que Noni, el cantante de los Lori, sirvi¨® ca?as al otro lado de la barra. Tambi¨¦n pinch¨® all¨ª un d¨ªa la maqueta del grupo, apareci¨® un catal¨¢n preguntando qui¨¦nes eran esos que sonaban y acab¨® ofreci¨¦ndoles un contrato.
En Bodega Camacho, en Sevilla, te puedes encontrar tanto a Sr Chinarro como a Pony Bravo escudri?ando caracoles con un buen vaso de cerveza helada. Dice Sr Chinarro que le entran ganas de llamar a la banda solo de pensar en ¡°las papas ali?¨¢s¡±. Del t¨ªo de Irene, una de las integrantes de las Despechadas Pinchadiscos, sali¨® el nombre de Las delicias de Teruel: ¡°?l fund¨® el hostal Milagro y decidi¨® sacar este plato a la carta¡±, cuenta. De la vecina Zaragoza es Bigott, que tiene una canci¨®n que se llama Canibal Dinner, pero que curiosamente -o no- es vegetariano de m¨¦dula. Al bar Bacharach le dedica otra canci¨®n; el Bacharach que es algo as¨ª como el Caf¨¦ Gij¨®n del indie. Tambi¨¦n Carlos Sadness -que por cierto, ilustra magistralmente el libro- se inspir¨® en un bar para componer una canci¨®n. ¡®Miss Honolulu¡¯ nace de la decoraci¨®n de una de sus hamburgueser¨ªas preferidas de Barcelona, Makamaka.?
Ricky Falkner cuenta que cualquier proyecto musical que recuerda ha comenzado siempre en un bar, ca?as mediante y delante. Especialmente del Bar Vinil de Barcelona, ¡°enemigo ac¨¦rrimo de nuestros h¨ªgados¡±, apunta. Ricky es uno de los integrantes de la bautizada como ¡®Gastrobrigada¡¯: ¡°Andru Conill (Andy Tornado), guitarrista de Santos, nos cita en un lugar misterioso de calidad indiscutible y disfrutamos junto a los amigos Alex Pi (Sidonie), Juli¨¢n Saldarriaga (Love of Lesbian) o Gon?al Planas¡±. Adem¨¢s de la Gastrobrigada -que debemos decir que tiene un nombre cojonudo- destaca tambi¨¦n otra cita culinaria por excelencia: la cal?otada pop de los cumplea?os de Marc Ros de Sidonie.
Cualquier an¨¦cdota de la febril escena musical de una ciudad pasa por sus bares. ¡°Todos los artistas son muy de bares. Al principio muchos no recordaban, pero luego les sal¨ªan decenas de sitios, donde se re¨²nen despu¨¦s de los ensayos, donde quedan despu¨¦s de un concierto¡±, describe Elisa. Algunos grupos, incluso, se conocieron dentro de un bar, como los leoneses Bright, que lo hicieron cantando una canci¨®n de Bob Dylan en El Gran Caf¨¦. Bonito comienzo de una cualquier biograf¨ªa.
Todos los artistas son ¡°de bares¡±, que es algo as¨ª como una categor¨ªa propia del documento nacional de identidad, pero adem¨¢s muchos se describen como foodies. La M.O.D.A dice en la letra de su tema Miles Davis que el mejor sitio para conducir despacio hacia ninguna parte es la cocina. Joan Pons (El Petit de Cal Eril) dedica su cuarto trabajo al arroz integral, a las algas y al pl¨¢tano frito. En Soria, el bater¨ªa de The Wildborns recoge setas. Y, a menudo, quedan en sus casas para comerlas y componer nuevas canciones. Otro que tiene buena mano con la cocina es el albacete?o de adopci¨®n Joaqu¨ªn Pascual, que posa en el libro con arroz dominguero como cualquier integrante de Instagram.
Aunque para arrocero de lujo, Jorge Mart¨ª -el cantante de La Habitaci¨®n Roja-, que ha alimentado a todo el indie espa?ol, o eso dice la leyenda urbana. Xoel L¨®pez hizo su primer caldo gallego hace poco -con lo que ha conseguido el diploma definitivo de galeguidad- y aconseja probarlo al d¨ªa siguiente, que el grelo coge fuerza. Mikel Izal recog¨ªa perretxikos con su abuelo. Mishima tiene incluso su propia marca de vinos, y David Carab¨¦n, vocalista y compositor del grupo, su propio bar, La Javanesa, en Barcelona, donde un enorme piano se dibuja en las paredes.
¡°Me han sorprendido muchas de las recomendaciones que hacen, por ejemplo, de casquer¨ªa. Y he descubierto mucha gastronom¨ªa local que desconoc¨ªa: el empanadico en Huesca, o la mamadeta de Tarragona¡±, describe Elisa para qui¨¦n hay un punto com¨²n denominador en todo este recorrido gastromusical: ¡°Todo el mundo piensa que la gastronom¨ªa de su provincia es la mejor¡±. Mira, en eso estamos de acuerdo artistas y dem¨¢s humanos terrenales. Y otro rasgo en com¨²n: muchos artistas descubrieron al viajar que no todo lo que se come en su provincia est¨¢ en las estanter¨ªas de los supermercados de otra. Javier, de Kiev cuando nieva, pensaba que las tortetas eran universales hasta que se fue a estudiar a Cuenca. Algo parecido le pas¨® a Santi, el guitarrista de Templeton, cuando dej¨® Cantabria. Lleg¨® a Madrid pidiendo -iluso ¨¦l- ¡°una de rabas¡± y le pusieron ¡°una de bravas¡±.
En definitiva, el objetivo del libro es que si no comes aqu¨ª, en tu provincia, comas en cualquier otra parte, que cantar¨ªa Dorian. A vosotros ya os dejo elegir qu¨¦ os emociona m¨¢s, si un buen plato o buena canci¨®n.
Las 10 recomendaciones de la autora
Venta El Toro, Santa Luc¨ªa. Vejer de la Frontera?
¡°Los restaurantes que recomienda Julio de la Rosa en C¨¢diz s¨ª que los he visitado todos y son maravillosos. Sin excepci¨®n. Quiz¨¢ me quedo con Venta El Toro porque, aunque su especialidad es algo tan sencillo como los huevos fritos con patatas, es una delicia tomarlos en esa terracita con un vaso de gazpacho. Es un rinc¨®n del mundo al que probablemente no llegar¨ªas nunca si no te lo dicen¡±.
Pizzer¨ªa Stop, Carretera de San Justo, km. 1.3 Villarino de Sanabria
¡°Desde que escrib¨ª el libro tengo ganas de ir. Seg¨²n cuenta Mendel en el libro, est¨¢ en mitad del campo y siempre est¨¢ llena. Deben hacer unas pizzas espectaculares. ?Qui¨¦n iba a decir que lo m¨¢s famoso de Sanabria era una pizzer¨ªa!¡±
Restaurant L?Alter, Camino Juliet, 3 Picassent, Valencia?
¡°Jorge Mart¨ª, el cantante de La Habitaci¨®n Roja, es un experto paellero. No s¨®lo las hace muy buenas sino que sabe bien d¨®nde est¨¢n las mejores, conf¨ªo plenamente en sus recomendaciones. Una de ellas es este restaurante de Picassent. Hacen las paellas con le?a de naranjo y algarrobo y ?hasta han salido en el The New York Times!¡±.
Restaurante El Candil Calle de Numa Guilhou, 1, Gij¨®n
¡°Los grupos tienen sus liturgias y una de las que comparte Nacho Vegas con su banda es comer en El Candil antes o despu¨¦s de una gira. Dice Luis Rodr¨ªguez, de Le¨®n Benavente, que el pescado es de primera calidad¡±.
Bar Soria, Calle Laurel de las Tablas, 3 Granada?
¡°Ya me lo dijeron Ni?os Mutantes y Alejandro, de Lori Meyers, me lo confirm¨®. No es dif¨ªcil encontrarte en este bar de Granada a alg¨²n m¨²sico. Un bar de los de toda la vida donde preparan platos de toda la vida exquisitos¡±.
Casa Filete, Calle de San Bernardino, 15, Madrid?
¡°Las recomendaciones de Los Punsetes en Madrid me han hecho redescubrir mi ciudad. Una de las que m¨¢s me gust¨® fue la del Filete, un bar en la zona de Conde Duque que es viejuno y hipster a la vez. Lo mejor es que todo est¨¢ muy rico. Atenci¨®n a la tortilla de patatas¡±.
La Javanesa, Calle Joan Gamper, 12 Barcelona
¡°La Javanesa ha sido una de las ¨²ltimas incorporaciones al libro porque es el bar que ha abierto recientemente el cantante de Mishima en Barcelona. Concretamente es un bar de copas con su piano y todo. Un lugar muy de barrio pero con un toque de distinci¨®n. Han hecho un estudio de diferentes c¨®cteles de medio mundo y algunos son muy antiguos¡±.
La Malhablada, Calle Mel¨¦ndez, 27, Salamanca
¡°Salamanca es de esos sitios en los que sabes que hay muchos bares con muchas tapas pero llegas t¨² y te metes en el que no dan. Uno de los sitios m¨¢s completos de los que habla Bye Bye Lullaby en el libro es La Malhablada, donde puedes cenar, ver una obra de teatro o tomarte una copa en la terraza con vistas a la Clerec¨ªa¡±.
El Rancho, Ctra ?vila-Toledo, Km. 2.6 ?vila
¡°En ?vila hay buena carne en todos lados pero Jorge Marazu se queda con la de El Racho, un sitio que huele a madera y le?a. Y ya que est¨¢s, tampoco te puedes ir de all¨ª sin probar sus patatas revolconas¡±.
Restaurante El Risco, Calle Monta?a Clara, 30, Famara
¡°En Lanzarote conviene ir bien asesorado por un lugare?o, como Ale Acosta, de Fuel Fandango. Si no, es f¨¢cil acabar comiendo fish and chips. Una pena teniendo en cuenta el magn¨ªfico pescado que hay en la isla. En una de las playas m¨¢s bonitas, en Famara, est¨¢ el restaurante El Risco. Las vistas alimentan tanto como sus platos¡±.
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