?Existen los alimentos afrodis¨ªacos?
Si tienes pensado ponerte hasta las patas de ostras, miel o suplementos de gingseng este San Valent¨ªn para entregarte con m¨¢s ganas a la zumba horizontal, la ciencia tiene un par de cosas que decirte.
Pocos motores hay m¨¢s potentes en el mundo que la manduca y el sexo. No es casualidad, ya que ambos cuentan con un aliado insuperable: nuestro instinto. En el primer caso, el de supervivencia -para vivir hemos de comer-; y en el segundo el de pervivencia: mantener la especie m¨¢s all¨¢ de nuestra propia existencia. Quiz¨¢ por eso la naturaleza ha gratificado la culminaci¨®n de estos instintos con una importante sensaci¨®n de placer: comer y¡ lo otro, son dos actividades a las que nos sentimos, por naturaleza, especialmente inclinados.
Desde este punto de partida, no hay que ser una lumbrera para darse cuenta de las relaciones que se pueden establecer entre ambas actividades: imaginaos lo id¨®neo de una comida que, adem¨¢s de saciar el instinto de supervivencia, facilite la coronaci¨®n del segundo. Eso se supone que son los alimentos afrodis¨ªacos: una pescadilla que se muerde la cola (en el concepto m¨¢s amplio de la palabra).
Dos perspectivas afrodisiacas
Desde tiempos inmemoriales y en todas las culturas, se ha trasladado a ciertas comidas la capacidad de estimular y aumentar el deseo, o bien de mejorar el rendimiento sexual (as¨ª define la FDA el concepto de ¡°producto afrodis¨ªaco¡±). Ya sean alimentos o sustancias y extractos obtenidos de ellos, existe un ancestral y ampl¨ªsimo grupo a los que se les atribuyen propiedades en este terreno. Una buena parte centran su efecto en una supuesta capacidad para solucionar o mejorar los casos de disfunci¨®n er¨¦ctil: sin disfunci¨®n de por medio, garantizar¨ªan de alg¨²n modo a los varones la posibilidad de mantener relaciones maratonianas. En comparaci¨®n, son muchos menos los que centran su efecto en la posibilidad de aumentar el deseo con independencia del g¨¦nero.
Hay dos or¨ªgenes respecto al supuesto efecto afrodisiaco de los alimentos: por un lado est¨¢n los que por su aspecto recuerdan alguna parte de los atributos sexuales, como pl¨¢tanos, almejas, higos, pepinos o fresas. Desde un punto de vista estrictamente libidinoso, para un comensal con imaginaci¨®n cualquier alimento puede ser afrodis¨ªaco, ya sea por la forma de acercarse una alb¨®ndiga a la boca o por los lametazos con los que se come un helado.
El uso de la boca, y m¨¢s a¨²n de la lengua -¨¦se ¨®rgano sexual que los antiguos usaban para hablar- a la hora de comer en compa?¨ªa, junto con una mirada intencionada puede acabar en una caidita de Roma por todo lo alto, incluso despu¨¦s de regalarse en compa?¨ªa un bocata de buen chorizo picante de Le¨®n. Algo as¨ª explicaba en su libro Recetas inmorales Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, cuando escribi¨® que: ¡°No se trata de buscarle tres pies al gato de una supuesta cocina afrodisiaca, sino de concebir el comer en compa?¨ªa como una situaci¨®n afrodisiaca en s¨ª misma, sobre todo si la qu¨ªmica de los alimentos se corresponde con la de los comensales¡±.
Tambi¨¦n tenemos otros alimentos a los que se les atribuye, per se, la capacidad de excitar. Por supuesto la ciencia no se ha quedado de brazos cruzados a la hora de emitir su juicio: la literatura cient¨ªfica se ha pronunciado bastante respecto a la eficacia de los alimentos y los productos afrodisiacos ¡®naturales¡¯. Ning¨²n estudio es concluyente: incluso los m¨¢s entusiastas reconocen que el alimento o la sustancia que sea tienen (solo) buenas perspectivas y que hay que seguir investigando. Las revisiones m¨¢s confiables y menos partidistas sugieren, de una forma m¨¢s o menos clara, que si quieres mandanga con la comida mejor vayas pensando en numeritos del tipo Nueve semanas y media.
Alimentos y productos afrodisiacos, uno a uno?
Una de las revisiones m¨¢s recientes Natural Aphrodisiacs¡ªA Review of Selected Sexual Enhancers (Afrodisiacos naturales: revisi¨®n de una serie de estimulantes sexuales) arroja desde mi punto de vista una de las opiniones m¨¢s sensatas a este respecto, centrada en los alimentos o sustancias con m¨¢s fama de ayudar a encender el horno. Veamos algunas:
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La miel: usada ancestralmente como facilitadora del amor en el matrimonio -de ah¨ª la expresi¨®n ¡°luna de miel¡±-, no existen ensayos cl¨ªnicos debidamente dise?ados que aporten fiabilidad a sus poderes afrodis¨ªacos en general. Aunque hay una variedad de miel conocida como mad honey que se elabora en oriente medio a partir del n¨¦ctar de una especie concreta de flores (Rhododendron ponticum) que contiene grayanotoxina. De su consumo se dice que estimula el deseo tanto en hombres como en mujeres; pero no hay m¨¢s pruebas de ello que las que alegan sus vendedores y promotores. Lo que s¨ª est¨¢ probado es que la grayanotoxina a peque?as dosis produce hipotensi¨®n y bradicardia; y en grandes; s¨ªncope, bloqueo auriculoventricular y asistolia. Que se lo pregunten a este matrimonio -de 50 y 42 a?os- que sufri¨® a d¨²o un bonito infarto de miocardio tras ponerse hasta las trancas de la famosa miel para darse gustirrin¨ªn.
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Las ostras: la diosa Afrodita naci¨® en el mar, y tal vez por esta raz¨®n se les traslada a muchos de sus frutos propiedades afrodis¨ªacas. El afamado seductor Giacomo Casanova tambi¨¦n pudo tener algo que ver, ya que afirmaba que antes de sus maratones horizontales se zampaba 50 ostras, una tras otra, para aumentar su virilidad y resistencia. Malas noticias: ni un solo estudio aleatorizado ha confirmado estos efectos.
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Sapos del g¨¦nero Bufo: aqu¨ª la cosa se pone un tanto surrealista e incluso asquerosa. Hay quien se dedica a dar lametazos a ciertos sapos para obtener un efecto afrodisiaco gracias a la toxina que secretan (bufotoxinas). Tampoco hay pruebas, a pesar de lo que sostienen la medicina tradicional china y algunas tribus de indios americanos (tanto que llaman a estos sapos ¡°la piedra del amor¡±). Lo que s¨ª est¨¢ m¨¢s que contrastado es el car¨¢cter alucin¨®geno y el potencial efecto letal de las bufotoxinas.
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El chocolate: cuenta la leyenda que el rey azteca Moctezuma beb¨ªa chocolate para reforzar su virilidad antes de visitar a su har¨¦n de esposas. Quiz¨¢ no estuviera muy desencaminado ya que el cacao contiene aminas biog¨¦nicas, tiramina, feniletilamina, metilxantinas y ¨¢cidos grasos similares a los cannabinoides, que le han supuesto al chocolate ciertas capacidades afrodis¨ªacas, relacionadas con la elevaci¨®n de los niveles de serotonina. Puede ser muy tentador atribuir al chocolate esta clase de propiedades, pero de momento no se han encontrado resultados cl¨ªnicamente relevantes.
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Cantaridina: Se trata del principio activo que se encuentra en el extracto seco de una clase de cole¨®ptero (Lytta vesicatoria). El polvo, cuando se le pretende atribuir un efecto afrodisiaco, recibe el nombre popular de 'mosca espa?ola' o 'Spanish fly'. Sin andarse por las ramas: es un potente veneno. Su efecto consiste en inhibir la fosfodiesterasa, la fosfatasa y estimular los receptores beta. El resultado: la congesti¨®n vascular de los ¨®rganos sexuales y la inflamaci¨®n del tracto urogenital. Al mismo tiempo, la toxina puede quemar la boca, la garganta y provocar infecciones genitourinarias, hematuria y cicatrizaci¨®n de la uretra. El consumo excesivo tambi¨¦n causa insuficiencia renal, hemorragia gastrointestinal y muerte. ?Sexy? No lo creo.
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Cuerno de rinoceronte: la similitud, dicen, del cuerno de rinoceronte con el miembro viril es la causa del efecto potenciador del polvo elaborado con este ap¨¦ndice (no s¨¦ qu¨¦ clase de miembros viriles tiene la gente, ni quiero saberlo). Pero este polvo tiene la misma composici¨®n, m¨¢s o menos que tus huesos y u?as, y nadie ha contrastado un especial estado de lujuria entre los que se las comen. Si no me crees, te sugiero que te apliques a tus u?as o las de otro y dejes de promover la extinci¨®n de estos animales, propiciada por la caza furtiva por este absurdo motivo.
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Los frutos del ¡®sauce gatillo¡¯: conocidas en el mundo anglosaj¨®n como ¡®chasteberries¡¯ o 'bayas de la castidad' los frutos de esta planta (Vitex agnus-castus) se han usado desde tiempos de Hip¨®crates para el tratamiento de los s¨ªntomas menstruales. Tiene diversos principios activos capaces de modificar los niveles de prolactina y progesterona, pero no tiene efecto en el deseo sexual. Debido a su actividad hormonal, su uso puede interaccionar y modificar el efecto de f¨¢rmacos anticonceptivos y otros tratamientos.
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Turnera diffusa: el extracto de este arbusto de origen mejicano contiene dos principios activos, la apigenina 7-gluc¨®sido y la Z-equinacina, con capacidad estrog¨¦nica. No hay estudios en humanos sobre su eficacia y seguridad; sin embargo en un estudio con animales se contrast¨® su efecto a la hora regenerar la capacidad de c¨®pula en ratones sexualmente agotados.
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Extractos de fenogreco: ampliamente recomendado en la medicina ayurv¨¦dica para estimular la l¨ªbido, esta planta (Trigonella foenum-graecum) posee saponinas de car¨¢cter esteroideo que podr¨ªan servir de precursores de estr¨®genos y testosterona. Hay un par de ensayos cl¨ªnicos con placebo -este de aqu¨ª y este otro-, relativamente peque?os que contrastaron que los participantes que usaron un suplemento de fenogreco mejoraron la funci¨®n sexual, la excitaci¨®n y el orgasmo. Curiosamente ambos ensayos fueron financiados por GencorTM, una empresa centrada en la comercializaci¨®n de suplementos ayurv¨¦dicos, y en concreto de Testofen?, el suplemento cuya eficacia se contrast¨® en los experimentos mencionados. M¨¢s all¨¢ de estos peque?os detalles, es preciso saber que los suplementos de fenogreco han mostrado la capacidad, in vitro, de estimular las c¨¦lulas de c¨¢ncer de mama y pueden interactuar con los f¨¢rmacos anticoagulantes como la warfarina.
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Extractos de Ginkgo biloba: es una de las especies vegetales m¨¢s lejanas o ancestrales, y la medicina tradicional le traslada infinidad de beneficios, entre ellos los de mejorar los problemas relacionados con la sexualidad. Un reciente ensayo cl¨ªnico aleatorizado no mostr¨® ninguna diferencia significativa en estas cuestiones; adem¨¢s su uso debe ser observado con precauci¨®n en pacientes con problemas de coagulaci¨®n o que se mediquen por este motivo.
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Extractos de ginseng rojo coreano: ampliamente recomendado para casi todo, al ginseng tambi¨¦n se le ha trasladado el efecto de mejorar la disfunci¨®n er¨¦ctil. Esta revisi¨®n, lleg¨® a ¡°resultados esperanzadores¡± sobre su efecto en este problema. No obstante, incluye, la calidad de los estudios realizados fue demasiado baja y menciona que se precisan investigaciones m¨¢s rigurosas.
Y as¨ª se podr¨ªa estar eternamente, comentando m¨¢s que alimentos, una amplia diversidad de extractos vegetales a los que se les atribuyen maravillosas propiedades sexuales y vigorizantes: que si extractos del g¨¦nero Ptychopetalum -con el que se elabora el estimulante Muira puama-, que si de Maca (Lepidium meyenii), de batata silvestre, de Yohimbina o de, la m¨¢s conocida actualmente, Tribulus terrestris. Los tiros van siempre por ah¨ª: cuando hay un estudio favorecedor suele ser de escasa calidad, y muchos de ellos tienen probadas contraindicaciones, cuando no importantes efectos secundarios. Esto sin olvidar que los m¨ªnimos resultados positivos no son para tirar cohetes y que en ninguno de los casos -ninguno, literalmente- se ha identificado una dosis ¨®ptima y segura.
En resumen: los estimulantes sexuales son populares desde los albores de la humanidad. Hay mucho inter¨¦s en que existan, pero eso y que existan de verdad son cosas muy distintas. A d¨ªa de hoy, seg¨²n la ciencia, son un camelo creado para el beneficio de una serie de laboratorios con pocos escr¨²pulos dispuestos a asegurar su eficacia y seguridad. Hay productos claramente peligrosos: la yohimbina, la mosca espa?ola, los sapos del g¨¦nero Bufo y la ¡°miel de la locura¡±. Tambi¨¦n es cierto que algunos otros pueden haber mostrado hasta le fecha prometedores resultados, como la maca, el Tribulus terrestris, el Ginkgo, o el ginseng, pero llevan tanto tiempo siendo prometedores y nada m¨¢s que da para empezar a sospechar.
As¨ª que volvamos a Nueve semanas y media, la buena compa?¨ªa que suger¨ªa V¨¢zquez Montalb¨¢n y el chorizo picante de Le¨®n: lo dem¨¢s, son memeces.
Juan Revenga es dietista-nutricionista, bi¨®logo, consultor, profesor en la Universidad San Jorge, miembro de la Fundaci¨®n Espa?ola de Dietistas-Nutricionistas (FEDN) y un mont¨®n de cosas sesudas m¨¢s que puedes leer aqu¨ª. Ha escrito los libros ¡°Con las manos en la mesa. Un repaso a los crecientes casos de infoxicaci¨®n alimentaria¡± y ¡°Adelg¨¢zame, mi¨¦nteme. Toda la verdad sobre la historia de la obesidad y la industria del adelgazamiento¡± y -muy importante- es fan de los ri?ones al jerez de su madre.
Naturales, pero no tanto
Un reciente estudio titulado Adulteraci¨®n en suplementos diet¨¦ticos naturales y a base de hierbas con pretendida acci¨®n sobre la mejora sexual a partir de inhibidores sint¨¦ticos de la fosfodiesterasa tipo 5 observ¨®, tras evaluar 91 presentaciones comerciales de complementos alimenticios y hierbas ¡°naturales¡± para la disfunci¨®n er¨¦ctil en Estados Unidos, que ninguna de ellas reconoc¨ªa contener sustancias sint¨¦ticas. Sin embargo el 81% conten¨ªa ingredientes farmac¨¦uticos inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5, incluyendo tadalafilo y/o sildenafilo: Cialis? y Viagra?, para que nos entendamos.
De todos ellos, 18 productos conten¨ªan una dosis de esas sustancias en cantidad igual o superior al 110% de la dosis m¨¢xima aprobada para su uso farmacol¨®gico. As¨ª, conclu¨ªa el estudio, los hombres con disfunci¨®n er¨¦ctil ponen en riesgo su salud cuando recurren a productos de herbodiet¨¦tica y/o naturales ¡°de venta libre¡± que pretenden mejorar el rendimiento sexual debido a tres razones: el peligro que supone su adulteraci¨®n con f¨¢rmacos; la ausencia de advertencias sobre su seguridad; y la patente falta de calidad de los mismos.
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