El lunes empiezo: por qu¨¦ hacer dieta tras las vacaciones de verano es una p¨¦sima idea
Existen m¨²ltiples razones que desaconsejan ponerse a r¨¦gimen, y a¨²n m¨¢s en este momento: desde centrar nuestra salud en lo que pesamos y no en lo que comemos y hacemos, hasta el peligro de caer en la meritocracia de los kilos.
Parec¨ªa que no iba a llegar, pero ya est¨¢ aqu¨ª. Hace cinco minutos que te sentaste frente al ordenador de nuevo y es como si hubieran pasado cinco meses desde la ¨²ltima vez que disfrutaste de la brisa marina tumbado sobre la toalla. Algo que, por cierto, pas¨® antes de ayer, pero la distancia emocional entre esa vida y la vuelta a la realidad hace que, al lado de esto, la Odisea de Ulises parezca una escapada de media jornada.
Ese malestar de ahora es normal y se te va a pasar; lo sabes porque cada a?o es igual y en unas horas o pocos d¨ªas est¨¢s como nuevo. Pero en este instante todo est¨¢ mal, cada email que tienes pendiente de responder te parece un reto inasumible y, para rematar, en un impulso totalmente autodestructivo esta ma?ana te subiste a la b¨¢scula y confirmaste lo que ya sab¨ªas: el odioso n¨²mero no es el mismo que el de hace un mes. Tu pedante, insoportable y obtuso compa?ero de puesto ya se ha encargado de dej¨¢rtelo caer entre risas con un ¡°c¨®mo te has cuidado¡± (aprovecho para dar un consejo que no has pedido: dejemos de opinar sobre el cuerpo de la gente, ni siquiera aunque pensemos que estamos haciendo un cumplido: no sabes qu¨¦ le pasa a esa persona para que haya adelgazado tan llamativamente).
En definitiva: est¨¢s especialmente vulnerable. Como tant¨ªsima gente estos d¨ªas. As¨ª que te conviertes en un target, una diana, un p¨²blico objetivo sobre el que bombardear mensajes de dietas, productos milagrosos y cuerpos esculturales conseguidos en una semana. Tu parte racional sabe que no es buena idea agarrarte a ese ¡°plan definitivo¡± para perder cinco kilos y que no hay dietas milagro. Pero necesitas rebajar tu desaz¨®n como sea y cuanto antes, y ?qui¨¦n dice que esta dieta no pueda ser la buena?
El peso nos distrae de lo importante
Partimos de una idea err¨®nea que lo condiciona todo: el peso es el eje sobre el que giran tu salud y tu propia satisfacci¨®n con tu imagen corporal. Este enfoque tiene varios problemas, como se recoge en Ciencia del peso: evaluando la evidencia para un cambio de paradigma. Varios de ellos ya tratados por Juan Revenga en otros art¨ªculos de El Comidista: el peso por s¨ª mismo nos da poca informaci¨®n sobre nuestra composici¨®n corporal, la p¨¦rdida de peso no est¨¢ necesariamente relacionada con una mejor salud, centrarse en el peso lleva a la estigmatizaci¨®n de personas que est¨¦n fuera del canon, la preocupaci¨®n por el peso est¨¢ detr¨¢s de trastornos de la conducta alimentaria, ?qu¨¦ m¨¢s necesitamos para apartar la b¨¢scula de nuestra idea de salud?
Las gu¨ªas de pr¨¢ctica cl¨ªnica ya le est¨¢n quitando protagonismo. Las directrices europeas pr¨¢cticas y centradas en el paciente para el tratamiento de la obesidad en adultos en atenci¨®n primaria indican que al abordar a un paciente con obesidad ¡°el objetivo debe ser enfocarse en cambios en el estilo de vida, composici¨®n corporal y reducci¨®n de la circunferencia de cintura, en lugar de centrarse en la p¨¦rdida de peso per se¡±. Es decir, hacer cambios en tu vida que te lleven a adquirir h¨¢bitos saludables va a repercutir positivamente en tu salud, independientemente de si estos van asociados a perder peso o no.
¡°Hacer dieta¡± no funciona para perder peso
Voy a matizar: ¡°hacer dieta¡± no funciona si lo que quieres es perder peso y mantener esa p¨¦rdida en el tiempo. Las dietas s¨ª que pueden servirte para meterte en el traje de esa boda que tienes en 15 d¨ªas, siempre que a cambio no te importe recuperar esos kilos m¨¢s alguno de regalo y disparar una de las balas que te quedan para mejorar tu salud y tu composici¨®n corporal. Ojo, que entiendo perfectamente que es tentador buscar la soluci¨®n a corto plazo evitando mirar a medio o largo plazo. Necesitamos resolver algo que ahora mismo nos parece un problema y necesitamos resolverlo ya.
Para empezar, tenemos que dinamitar el concepto mismo que tenemos de ¡°hacer dieta¡±, esa idea de seguir un plan de alimentaci¨®n que implica cambios durante un tiempo limitado. Porque, ?qu¨¦ pasa cuando la ¡°dieta¡± acaba? El British Medical Journal public¨® en 2020 una revisi¨®n sistem¨¢tica y metaan¨¢lisis de estudios realizados sobre 14 dietas populares -clasific¨¢ndolas en bajas en hidratos de carbono, bajas en grasas y con aporte moderado de macronutrientes- comparando su efectividad a los seis y a los 12 meses, y con todas ellas se consegu¨ªa cierta p¨¦rdida de peso a los seis meses, pero esta se reduc¨ªa a los 12 meses (muchos estudios ni siquiera hac¨ªan un seguimiento de un a?o). Los autores concluyen que la diferencia entre dietas es peque?a, por lo que cada persona deber¨ªa escoger la dieta que mejor se adapte a sus preferencias. Y, lo que es m¨¢s importante y apuntala esta idea, indican que una adherencia a la dieta durante m¨¢s tiempo probablemente habr¨ªa llevado a mejores resultados sobre la p¨¦rdida de peso y sobre los factores de riesgo cardiovascular.
Enfadarse est¨¢ bien
Ahora que ya tenemos claro que lo de ¡°el lunes empiezo¡± no tiene pinta de acabar bien, te voy a dar los argumentos definitivos para que mandes las dietas, los productos milagros y a los gur¨²s que las promocionan a tomar viento. Voy a apelar, sin ning¨²n tipo de cortapisa, a tu cabreo. Que estar hasta el n¨ªspero es muy motivador y valoramos poco el potencial de la mala leche como aliciente para hacernos cambiar. Lo que pasa cuando ¡°haces dieta¡± es que se est¨¢n forrando contigo
En alg¨²n lugar hay un se?oro fum¨¢ndose un puro en yate y tirando langostas a sus subordinados -ll¨¢males asalariados, ll¨¢males esclavos- mirando c¨®mo crece su cuenta de resultados a costa de tu frustraci¨®n. Seg¨²n Grand View Research, el mercado de la p¨¦rdida de peso supuso m¨¢s de 132.000 millones de d¨®lares en 2021 y se prev¨¦ que no pare de crecer (se calcula que lo har¨¢ cerca de un 10 % anual hasta 2030). De las diferentes categor¨ªas que se miden -equipamiento de fitness, equipamientos quir¨²rgicos, servicios y dietas- la mayor parte de las ganancias del mercado se la llevan las dietas (comidas destinadas a la p¨¦rdida de peso, bebidas y suplementos).
El mercado de estos productos crece y el sobrepeso y la obesidad tambi¨¦n. No solo no parece funcionar, sino que se aprovecha de que no funciona. Por cierto, seguramente ese respetable caballero tiene unas poquitas acciones repartidas en los medios de comunicaci¨®n que nos han creado y perpet¨²an estereotipos sobre c¨®mo deben ser nuestros cuerpos. Jugada maestra.
Pierdes el tiempo en un esfuerzo infructuoso: a ti, que te faltan horas en el d¨ªa, que vives permanentemente agotado, que tienes la carga mental laboral y familiar todo el d¨ªa sobre tus hombros, solo te faltaba ocuparte de contar calor¨ªas, sumar puntos, calcular hidratos de carbono o lo que quiera que te exija esa nueva dieta que te han jurado que es la definitiva. En el aparente ¡°mejor de los casos¡±, puedes perder los kilos que quieres, mantenerte un tiempo as¨ª y recuperarlos; algo que, seg¨²n la revisi¨®n La dieta no es la respuesta, sucede en la mayor¨ªa de los casos (Juan Revenga lo explica pormenorizadamente en este art¨ªculo).
La cosa puede ir a peor
En un escenario menos agraciado, tambi¨¦n puedes recuperar m¨¢s de lo perdido y entrar en una din¨¢mica de enganchar una dieta con otra, lanzado a un c¨ªrculo vicioso de dieta-privaci¨®n-comer para sentirse mejor-decepci¨®n y culpa por haber comido-vuelta a la dieta. Todo puede empeorar si la dieta te exige un esfuerzo extra porque supone que tienes que hacer comidas especiales o dejar de hacer cosas que disfrutas como comer en familia: si te complica la vida, no es una buena dieta.
Tambi¨¦n caes en la (repugnante) idea de la meritocracia: si bajas de peso es porque tienes fuerza de voluntad. Si no lo haces es porque no te has esforzado lo suficiente. Tienes que intentarlo m¨¢s. Tu cuerpo es el que te mereces. Vale ya. El estigma alrededor del peso nace en gran parte porque atribuimos la responsabilidad a la persona individual y es un error garrafal (como se recoge aqu¨ª o aqu¨ª).
No todos partimos con los mismos factores biol¨®gicos, ni tenemos las mismas circunstancias sociales o econ¨®micas, ni hemos crecido en el mismo ambiente, ni tenemos el mismo acceso a alimentos saludables, ni tenemos condicionantes psicol¨®gicos similares (s¨ª, todo esto afecta a nuestro peso como puedes ver en el Obesity System Map desarrollado por el gobierno brit¨¢nico).
Ya has conseguido resistir como un jabato al bombardeo del ¡°si quieres puedes¡± en su versi¨®n econ¨®mica y entiendes el cinismo y la carga social que hay tras esa idea, solo tienes que trasladar tu escepticismo a otro campo, porque el mensaje y la perversidad son los mismos. No hacer dieta es una forma de revoluci¨®n: hoy lo ¨²nico que tiene que preocuparte es superar el (asqueros¨ªsimo) d¨ªa de vuelta al trabajo. Olv¨ªdate de la b¨¢scula y manda a la vocecita castigadora a escuchar en bucle la Salchipapa. Date un margen.
Si dentro de unos d¨ªas -cuando se te pasen las ganas de coger el bolso y largarte de la oficina para siempre sin m¨¢s explicaci¨®n- sigues con la idea de que tienes que cambiar h¨¢bitos para estar f¨ªsica y mentalmente mejor, quiz¨¢ es el momento analizar de forma realista qu¨¦ puedes mejorar de tu dieta y tu estilo de vida.
Beatriz Robles es tecn¨®loga de alimentos, dietista-nutricionista y obsesionada por batallar contra la desinformaci¨®n. Docente en el Grado de Nutrici¨®n Humana y Diet¨¦tica de la Universidad Isabel I y divulgadora cient¨ªfica, ha publicado el libro Come seguro comiendo de todo, para ayudarte a no meter la pata en la cocina y comer sin riesgos.
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