Pimientos rojos guisados con ajo y vinagre

Despu¨¦s de chiquicientos a?os trabajando en la causa comidista, de vez en cuando me doy cuenta que alguna de las recetas que preparo muy a menudo en casa a¨²n no han aparecido por aqu¨ª, y no deja de sorprenderme c¨®mo a veces el ¨¢mbito dom¨¦stico y el laboral anden tan separados -sobre todo cuando parte de mi trabajo es hacer recetas dom¨¦sticas-, pero por suerte estamos a tiempo de remediarlo. Ah¨ª van estos pimientos guisados, que son un fijo en temporada y sirven para casi todo.

Los pimientos asados son uan delicia, pero encender el horno a estas alturas del a?o empieza a ser menos apetecible que un tiro en la rodilla, as¨ª que aprovechar cualquier momento en el que tengas que trastear en otras cosas por la cocina para prepararlo os llevar¨¢ poco esfuerzo y mucha satisfacci¨®n posterior. S¨¦ que el vinagre -y los sabores ¨¢cidos en general- no gustan a todo el mundo, pero en este caso contrastan perfectamente con la dulzura del pimiento, as¨ª que os animo a probarlo aunque sea en peque?a cantidad.

La cantidad de pimiento que pod¨¦is cocinar a la vez depende mucho del tama?o de vuestra cazuela y de la paciencia que teng¨¢is: lo ideal es que no haya 20 capas de esta hortaliza, porque en este caso quedar¨ªa m¨¢s hervido que compotado, y el resultado me parece menos sabroso. Pero si tienes paciencia y no te importa ir destapando y removiendo a menudo, puedes conseguir un guiso igual de delicioso aunque amontones el pimiento.

Puede parecer que la receta lleva mucho ajo, pero es que en este caso el ajo es parte intr¨ªnseca de la receta: me encanta preparar una tostada de buen pan de centeno y untar sobre ella una buena cantidad de este ajo delicioso, poner los pimientos encima con un poco de su jugo de cocci¨®n, un toque de pimienta y un poco de sal en escamas y comerlo tal cual; sin nada m¨¢s, para desayunar o merendar.

Si tanto minimalismo te mata, hay un mont¨®n de cosas con las que puedes acompa?ar estos pimientos. Sin moverte de la tostada, el aguacate le va de muerte, igual que un par de cucharadas generosas de hummus o cualquier untable de legumbres. No se me ocurre ninguna conserva de pescado que no le vaya bien: lo he comido con at¨²n, bonito, caballa, sardinas, melva y anchoas con excelente resultado; y en una ensalada con garbanzos o lentejas, cebolla encurtida y estas mismas conservas el ¨¦xito est¨¢ asegurado. Un buen jam¨®n cocido o lac¨®n ahumado tambi¨¦n ser¨¢n buenos compa?eros, y casi cualquier queso fresco o curado, ya que tiene un punto dulce y ¨¢cido a la vez que les hace venirse arriba.

?M¨¢s ideas? En una ensalada con patata, cusc¨²s o pasta, acompa?ando un simple lomo o solomillo de cerdo a la plancha, troceado sobre cualquier sopa fr¨ªa, en tropecientos bocadillos o como relleno de unos huevos duros, mezclado simplemente con su yema. Las posibilidades son tantas que creo que termino antes si os digo donde no lo pondr¨ªa: en un postre (y seguro que todo es ponerse para encontrarle el encaje).

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