La resurrecci¨®n de Suzanne Mubarak, antigua ¡®reina¡¯ de Egipto
Primera dama durante 30 a?os, la esposa del fallecido dictador depuesto en la revoluci¨®n de 2011, ha recibido el reconocimiento p¨²blico del presidente Al Sisi en unos funerales de Estado
Ella siempre lo neg¨®, pero durante los 30 a?os en los que ostent¨® el poder omn¨ªmodo de un fara¨®n, su marido, el recientemente fallecido presidente Hosni Mubarak, Suzanne Saleh Sabet, por sus apellidos de soltera, ejerci¨® como verdadera reina en la sombra de Egipto. En 2002 inauguraba con gran boato junto a las consortes espa?ola y hachem¨ª, Sof¨ªa de Grecia y Rania de Jordania, la renacida biblioteca de Alejandr¨ªa. Nueve a?os despu¨¦s tuvo que abandonar protegida por sus guardaespaldas el palacio presidencial tras la revoluci¨®n de la plaza de Tahrir de El Cairo que derroc¨® al dictador.
¡°Nunca intervine en el Gobierno, no tuve que ver nada con la pol¨ªtica¡±, declaraba Suzanne Mubarak en 2015 a un peri¨®dico kuwait¨ª para romper el silencio que le impuso la primavera ¨¢rabe. Antes tuvo que permanecer detenida en un hospital militar acusada de corrupci¨®n y devolver al erario p¨²blico m¨¢s de tres millones de euros y un palacete en Heli¨®polis, el distrito m¨¢s acomodado de la capital egipcia, para quedar en libertad.
Apenas volvi¨® a saberse de ella. Salvo por las escasas fotos familiares que sus nietos aireaban en las redes sociales, la antigua reina de Egipto cay¨® en el olvido hasta el sepelio de su marido. Hace apenas tres meses, su familia expresaba preocupaci¨®n por su ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital cairota. Pero la semana pasada, el actual presidente egipcio, el antiguo mariscal del Ej¨¦rcito Abdelfat¨¢ al Sisi, le dio personalmente el p¨¦same en el funeral de Estado en el que se rindieron honores militares al depuesto mandatario, en un gesto que ven¨ªa a rehabilitar ante la sociedad egipcia a la familia del dictador.
Corr¨ªa septiembre de 2004 cuando la entonces primera dama indiscutida del pa¨ªs del Nilo ocupaba el lugar m¨¢s destacado en un debate celebrado en un lujoso hotel de El Cairo. En el acto se escenific¨® el mete¨®rico lanzamiento de la carrera pol¨ªtica de su hijo menor. Secretario pol¨ªtico del partido gubernamental fundado por su padre, Gamal Mubarak se presentaba ante una audiencia de diplom¨¢ticos y periodistas extranjeros, entre ellos este corresponsal, como la cara amable de un r¨¦gimen opresivo y delf¨ªn de la dinast¨ªa fara¨®nica que pretend¨ªa instaurar su madre.
Gamal, que hoy tiene 56 a?os, y su hermano Alaa, de 59, acabaron como su padre ente rejas. Los tres fueron juzgados y condenados por desv¨ªo de fondos p¨²blicos a tres a?os de prisi¨®n. Las investigaciones sobre la fortuna del clan de los Mubarak elevaron a m¨¢s de 300 millones de euros los fondos depositados en el extranjero, as¨ª como numerosas propiedades en Nueva York, Par¨ªs o Londres.
En el subconsciente colectivo de los 100 millones de egipcios, la larga dictadura de Hosni Mubarak se asocia hoy a una era de estabilidad frente a los sobresaltos de la revoluci¨®n de Tahrir y el golpe militar que derroc¨® dos a?os despu¨¦s al islamista Mohamed Morsi, el primer presidente elegido en unos comicios plurales y tambi¨¦n el ¨²nico civil que ha ocupado el cargo desde 1952 en Egipto. Para muchos, Suzanne sigue siendo mam¨¢ Mubarak, la primera dama que encabez¨® campa?as de alfabetizaci¨®n y de control de la natalidad en su pa¨ªs, y que recibi¨® el reconocimiento de organismos internacionales por sus acciones filantr¨®picas.
Como trasunto egipcio de Carmen Polo, la esposa del dictador Francisco Franco, Suzanne fue tambi¨¦n la refinada joven provinciana, hija de un m¨¦dico local y una enfermera brit¨¢nica, que contrajo matrimonio con un militar que acabar¨ªa haciendo carrera en la guerra. La ofensiva contra Israel que Mubarak dirigi¨® como jefe de la Fuerza ?rea en 1973, le vali¨® la consideraci¨®n de h¨¦roe nacional y el t¨ªtulo de vicepresidente. A la muerte de Anuar el Sadat en 1981, en un atentado en el que ¨¦l mismo result¨® herido, fue cooptado como jefe del Estado por sus compa?eros de armas. A partir de entonces, Suzanne acentu¨® un perfil elitista y occidentalizado de primera dama que se codeaba con casas reinantes y mandatarios de grandes potencias. La educaci¨®n en la Universidad Americana de El Cairo, donde se gradu¨® en Sociolog¨ªa, y un refinado acento ingl¨¦s le abrieron las puertas de palacios y foros internacionales.
Sus numerosos detractores entre la acallada oposici¨®n liberal y la proscrita Hermandad Musulmana la acusaron de haberse convertido durante d¨¦cadas en una figura esnobista y aristocr¨¢tica que viv¨ªa de espaldas al pueblo, pese a la propaganda oficial de sus iniciativas altruistas. Pero sobre todo fue se?alada por haber ejercido en la sombra como reina con temible influencia para designar y destituir ministros. Su antojo de fundar una nueva dinast¨ªa fara¨®nica con su familia ¨Cal margen de la casta castrense encumbrada en el poder desde hace cerca de siete d¨¦cadas por el golpe del coronel Gamal Abdel Nasser¨C, es visto como una causa principal de la ca¨ªda de Mubarak en la revuelta de Tahrir, que fue contemplada con inusual pasividad por el Ej¨¦rcito. Ahora vuelve su imagen al escenario p¨²blico de la mano de otro caudillo militar.
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