El inesperado retiro de Carolina de M¨®naco
La princesa vive apartada del foco medi¨¢tico desde hace muchos meses. No acude a actos oficiales y no se ha dejado ver este verano con sus hijos
La ¨²ltima noticia que hay de Carolina de M¨®naco data de hace dos semanas cuando la prensa francesa inform¨® de que su barco Pach¨¢ hab¨ªa atracado en la isla siciliana de Pantelleria, en la que su amiga y ahora consuegra Carole Bouquet tiene una casa de verano. Carolina de M¨®naco lleg¨® all¨ª para celebrar el cumplea?os de su hija Carlota. Pero pese al seguimiento de los paparazis no hay fotos de ese momento ni de las jornadas posteriores. En realidad solo hay una imagen de la princesa desde hace seis meses. Se obtuvo en el funeral de su prima Elizabeth-Ann de Massy. Vestida de riguroso luto y con un velo que cubr¨ªa parte de su rostro presentaba un aspecto muy desmejorado.
No parece que la ausencia de la vida p¨²blica de Carolina de M¨®naco, de 63 a?os, tenga que ver solo con la irrupci¨®n de la pandemia y de su deseo de confinarse. Su inesperado retiro parece que est¨¢ ligado con su intenci¨®n de aparcar las diferencias que mantiene desde hace a?os con su cu?ada Charl¨¨ne con la que no se ha entendido nunca y menos desde que se convirti¨® en la esposa de Alberto de M¨®naco. Hubo un tiempo en que ambas mujeres pugnaron por dejar su impronta en los actos oficiales. Luego la tensi¨®n fue tal que optaron por no coincidir, siempre con el pr¨ªncipe como mediador. Ahora parece que Carolina ha dejado el camino despejado a Charl¨¨ne. A estas alturas de su vida le interesan m¨¢s otras cosas que ser portada de revistas. Carolina es elegante, simp¨¢tica, educada pero tambi¨¦n, dicen los de su entorno, ambiciosa, cabezota, altiva y conspiradora. No cree que Charl¨¨ne est¨¦ a la altura del papel que ocupa. Y si al principio la acogi¨® fue porque pens¨® que pod¨ªa tutelarla, pero la exnadadora sudafricana no se ha dejado.
Con su hermana Estefan¨ªa ha vivido tambi¨¦n momentos de alejamiento en los que casi ni se ve¨ªan. Ahora, con los a?os, la situaci¨®n se ha calmado. No son amigas, pero al menos se relacionan.
La princesa de Hannover, que mantiene su t¨ªtulo porque todav¨ªa no se ha decidido a divorciarse de su marido Ernesto, prefiere ejercer de madre y en especial de abuela. Carolina no ha tenido suerte en el amor, aunque ha conocido muchos. El ¨²ltimo con Ernesto de Hannover, padre de su hija menor. Una uni¨®n a la que lleg¨® tras a?os de amistad y que se rompi¨® por la vida de excesos de ¨¦l. Es un misterio por qu¨¦ la pareja no ha firmado el divorcio pese a que ha transcurrido una d¨¦cada desde que se dijeron adi¨®s. Hay medios alemanes que aseguran que se debe al deseo de la princesa a serlo de Hannover, que tiene m¨¢s entidad entre los miembros de la realeza que serlo de M¨®naco. As¨ª, en el ranking de nobles su puesto protocolario est¨¢ por delante del de su cu?ada Charl¨¨ne.
Como sus cuatro hijos y siete nietos, prefiere vivir de puertas para dentro en sus mansiones y barcos, y dejarse ver solo lo justo. Ella que, precisamente, fue portada desde el d¨ªa en que naci¨®, ya que sus padres Rainiero y Grace Kelly hicieron de su matrimonio y luego de sus tres hijos el mejor reclamo para recuperar el glamur perdido del Principado.
Carolina ha decidido que ese trabajo le corresponde a su hermano y a su cu?ada que, con sus gemelos, son los que ahora acaparan el inter¨¦s. Pero la imagen que proyecta la actual familia principesca nada tiene que ver con la anterior. Por eso, quiera o no, los paparazis de medio mundo seguir¨¢n buscando una foto de ella. La hermana mayor de Alberto de M¨®naco, que presume de arrugas frente al desfigurado rostro de Charl¨¨ne por tanta cirug¨ªa, sigue triunfando. Pero no solo por su aspecto: Carolina sigue reinando en un Estado sin reyes. Su pasi¨®n por la cultura y sus fundaciones despiertan m¨¢s adeptos que los que promueve su cu?ada.
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