Cuando De Gaulle dejaba de ser ¡®De Gaulle¡¯
Una pel¨ªcula biogr¨¢fica sobre el hombre que dijo no a la ocupaci¨®n nazi y fund¨® la V Rep¨²blica ilumina el papel de su esposa, Yvonne, y de su hija Anne
¡°Mi querida y amada mujercita¡±. As¨ª encabezaba las cartas Charles de Gaulle a su esposa, Yvonne. Era el De Gaulle ¨ªntimo. El que raramente se mostraba. El hombre despojado de la solemnidad p¨²blica. El h¨¦roe de la naci¨®n cuando se convert¨ªa en ciudadano privado. El t¨®tem cuando se volv¨ªa de carne y hueso. El marido, el padre.
Porque hab¨ªa un ¡®De Gaulle¡¯ y hab¨ªa un De Gaulle, como observa uno de sus mejores bi¨®grafos, el historiador brit¨¢nico Julian Jackson, autor de A certain idea of France: the life of Charles de Gaulle (Una cierta idea de Francia: la vida de Charles de Gaulle), publicado en ingl¨¦s en 2018. ¡®De Gaulle¡¯ era el personaje p¨²blico: el general y el presidente. El soldado que salv¨® el honor de su pa¨ªs en 1940 neg¨¢ndose a la rendici¨®n ante la Alemania nazi, exili¨¢ndose a Londres, llamando a la resistencia ante el ocupante, armando las fuerzas de la Francia libre que contribuyeron a liberar el pa¨ªs. Y el pol¨ªtico que en 1958 fund¨® la V Rep¨²blica, a¨²n vigente, y model¨® la Francia moderna: su sociedad y sus instituciones, hasta el punto de que hoy no hay figura hist¨®rica m¨¢s celebrada y admirada. En todo el espectro pol¨ªtico ¡ªde la extrema izquierda a la extrema derecha que en su tiempo tanto lo combatieron¡ª hay gaullistas.
De Gaulle ¡ªdistinto de ¡®De Gaulle¡¯¡ª era otra persona. Poco conocida, celosa de su intimidad y de la de su familia, recluida en la austeridad del hogar y al¨¦rgica a los oropeles y la pompa que rodean la vida p¨²blica en Francia que el otro, ¡®De Gaulle¡¯, supo usar para realzar la grandeur.
Los pilares que sosten¨ªan esa vida privada eran dos mujeres: Yvonne y Anne. Su mujer y su hija peque?a, la tercera. Yvonne era su ¡°querida y amada mujercita¡±, la chica bien de Calais, en el norte de Francia, que se cas¨® con un muchacho ambicioso que desde peque?o quer¨ªa ser un gran escritor y un gran general. Fue el inicio de una historia de d¨¦cadas, que les llevar¨ªa por medio mundo durante la Segunda Guerra Mundial, y periodos de separaci¨®n forzada por el conflicto, y hasta la vejez en el Palacio del El¨ªseo, donde la tarea de jefe de Estado le ocupaba la mayor parte del d¨ªa. ¡°El tiempo, bien corto, que no me ocupa el ejercicio de mis funciones lo paso con mi mujer en la intimidad¡±, escribe en sus Memorias. ¡°Por la noche, la televisi¨®n y, a veces, el cine hacen desfilar ante nosotros a nuestros contempor¨¢neos, en vez de que sea lo contrario¡±.
Anne era su ¡°alegr¨ªa¡± y su ¡°fuerza¡±. ¡°Es la gracia de Dios en mi vida¡±, le confes¨® a un capell¨¢n del Ej¨¦rcito al inicio de la Segunda Guerra Mundial. ¡°Sin Anne quiz¨¢ no habr¨ªa hecho todo lo que hice. Me hizo entender tantas cosas¡±, dijo el general, citado por otro de sus mejores bi¨®grafos, Jean Lacouture. No es casualidad que Anne de Gaulle ¡ªy en parte Yvonne¡ª sean el hilo conductor de De Gaulle, la pel¨ªcula dirigida por Gabriel de Bomin y protagonizada por Lambert Wilson. Estrenada en Francia a principios de a?o, antes del confinamiento, ahora sale en Blu-Ray y DVD. Anne es la v¨ªa que la gran pantalla encuentra ¡ªtal vez la ¨²nica posible¡ª para humanizar a ese gigante de la historia.
Anne De Gaulle naci¨® en 1928 con s¨ªndrome de Down. ¡°Renunciar¨ªamos a todo, a la ambici¨®n, a la fortuna, etc¨¦tera, si esto pudiera mejorar la salud de nuestra peque?a Anne¡±, escribi¨® Yvonne a una amiga. Lo cuenta Jackson en su biograf¨ªa, que explica el contexto de la ¨¦poca y el impacto que el nacimiento de Anne tuvo en los De Gaulle. El s¨ªndrome de Down ¡ªentonces a¨²n conocido como mongolismo¡ª estaba rodeado de misterio y fantas¨ªas. Yvonne lleg¨® a creer que se deb¨ªa al trauma que durante el embarazo sufri¨® al presenciar una pelea callejera en Tr¨¦veris, la ciudad de la Alemania ocupada tras la Gran Guerra a la que su marido estaba destinado como militar. ¡°A los ni?os con discapacidades mentales irreversibles se les sol¨ªa enviar a asilos u hospitales¡±, escribe Jackson. ¡°Yvonne y Charles decidieron quedarse con la ni?a en casa (¡) Presumiblemente, la decisi¨®n se anclaba en una profunda fe cat¨®lica¡±.
Nunca se separaron de ella. Los hizo m¨¢s celosos de su intimidad, apuntal¨® el muro que separaba la vida privada de la p¨²blica. Charles estableci¨® con ella una relaci¨®n ¨²nica, una conexi¨®n casi m¨¢gica que podr¨ªa explicarse, seg¨²n el historiador, porque Anne era la ¨²nica persona a la que la presencia de su padre no impresionaba ni paralizaba. Para ella no era De Gaulle. Ni ¡®De Gaulle¡¯. Era ¡°pap¨¢¡±. Queda una foto de ambos jugando en una playa de Breta?a en 1933, el a?o que Hitler lleg¨® al poder. ¡°Aquel hombre extra?amente austero al que tanto le costaba expresar afecto, pasaba horas jugando con su hija, cant¨¢ndole canciones, cont¨¢ndole historias que ella no pod¨ªa entender¡±, explica Jackson.
Es significativo que en las Memorias de De Gaulle, Yvonne y Anne raramente aparezcan. Son memorias del hombre p¨²blico. ¡°Durante las vacaciones, nuestros hijos, nuestros nietos, nos rodean con su juventud, excepto nuestra hija Anne, que abandon¨® este mundo antes que nosotros¡±, dice en un momento, con sobriedad y sin dramatismo. Anne de Gaulle muri¨® de una bronquitis en los brazos de su padre el 6 de febrero de 1948 en Colombey-les-deux-?glises, el pueblo donde pose¨ªan una casa, y donde est¨¢n enterrados. Ten¨ªa veinte a?os. ¡°Ahora¡±, dijo De Gaulle, ¡°ella es como los dem¨¢s¡±.
"Obviamente le han prohibido maquillarse"
Fue Winston Churchill quien les convenci¨®, seg¨²n el historiador Julian Jackson. El primer ministro brit¨¢nico, anfitri¨®n de Charles De Gaulle durante la ocupaci¨®n de Francia por los nazis, considera que el general era poco conocido en Gran Breta?a y que necesitaba una campa?a de relaciones p¨²blicas. Logr¨® que los De Gaulle aceptasen una sesi¨®n fotogr¨¢fica para la prensa en la casa que por entonces ocupaban en Berkhamsted, a 50 kil¨®metros de Londres. Era el oto?o de 1941. Las fotos les mostraban en escenas de la vida cotidiana. Charles e Yvonne las detestaban. El otro hogar de los De Gaulle durante la guerra fue Argel. Ellos, siempre acompa?ados de su hija peque?a Anne, no encajaban con el ambiente mundano de aquel microcosmos de pol¨ªticos, militares y esp¨ªas. Jackson cuenta que los invitados a su casa se sorprend¨ªan por la "austera simplicidad", y a veces les miraban con desprecio. "Madame De Gaulle es una mujercita que da l¨¢stima, creo que ha tenido una vida dif¨ªcil", coment¨® un pol¨ªtico brit¨¢nico. "Obviamente le han prohibido ponerse maquillaje".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.