El esp¨ªritu de De Gaulle sigue vivo 60 a?os despu¨¦s
Macron conmemora este jueves el aniversario de la Constituci¨®n de 1958, que alumbr¨® la V Rep¨²blica
Colombey-les-Deux-?glises es una especie de centro espiritual de la Francia moderna. Episodios decisivos en el ¨²ltimo siglo de historia de este pa¨ªs tuvieron por escenario este pueblo de 700 habitantes a 260 kil¨®metros de Par¨ªs. Uno de ellos ¡ªel regreso del general Charles De Gaulle al poder en plena guerra de Argelia y la gestaci¨®n de la actual Constituci¨®n francesa, que alumbr¨® la V Rep¨²blica¡ª cumple este jueves sesenta a?os.
Llegando por la carretera, se avista a lo alto de una colina una inmensa cruz de Lorena, s¨ªmbolo de la resistencia contra los nazis. En la plaza de la iglesia, el centro de este pueblo que parece congelado en un tiempo inmemorial, reside la ¨²ltima persona que vio en vida, si se except¨²a a sus allegados, al hombre que situ¨® Colombey-les-Deux-?glises en el mapa: De Gaulle.
¡°S¨®lo le ve¨ªamos cuando volv¨ªa de misa. Pero estaba al corriente de todo lo que ocurr¨ªa en Colombey¡±, dice en la cocina de su casa Ren¨¦ Piot, el agricultor que visit¨® a De Gaulle, a primera hora de la tarde del 9 de noviembre de 1970, en su finca, La Boisserie. Hablaron de un asunto de tierras y arrendamientos.
De Gaulle muri¨® unas horas despu¨¦s. Pero sobrevivi¨®, por retomar la frase que abre sus memorias, ¡°una cierta idea de Francia¡±, idea que se plasm¨® en la Constituci¨®n promulgada el 4 de octubre de 1958.
En Francia, las rep¨²blicas se numeran seg¨²n los cambios de Constituci¨®n. La III Rep¨²blica fue la m¨¢s longeva: setenta a?os. Y acab¨® con la derrota de 1940 ante la Alemania nazi. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la IV Rep¨²blica fue una sucesi¨®n de 17 primeros ministros en 12 a?os y 24 gobiernos que, pese a la creciente prosperidad, naufrag¨® en la inestabilidad parlamentaria y la par¨¢lisis ante la insurrecci¨®n argelina y la amenaza golpista de los militares franceses.
De Gaulle, h¨¦roe de la Francia libre y entonces retirado en Colombey-les-Deux-?glises, se postul¨® como salvador de la naci¨®n durante la crisis de mayo de 1958 en Argel. Fue as¨ª como tom¨® el poder y dise?¨® una Constituci¨®n que podr¨ªa llamarse de autor. Como ant¨ªdoto a la inestabilidad parlamentaria y a lo que ¨¦l denominaba ¡°el r¨¦gimen de los partidos¡±, postul¨® un gobierno que ¡°no procediese del Parlamento, es decir de los partidos, sino, por encima de estos, de una cabeza con el mandato directo del conjunto de la naci¨®n, y la que se le permitiese querer, decidir y actuar¡±.
En Francia no todos son gaullistas, aunque el gaullismo fuese un movimiento transversal, pero todos juegan con las normas gaullistas. La V Rep¨²blica la concibi¨® De Gaulle a la medida de De Gaulle, y todos sus sucesores, hasta Emmanuel Macron, que este jueves visitar¨¢ la tumba del general en Colombey-les-Deux-?glises, se han mirado en el espejo gaullista. Incluso se ha dado el caso de que uno de los cr¨ªticos m¨¢s feroces del gaullismo en sus primeros a?os, Fran?ois Mitterrand, que hablaba de "un golpe estado permanente" para definir aquel sistema, dos d¨¦cadas despu¨¦s acab¨® encarnando a la perfecci¨®n el poder tal como lo hab¨ªa concebido el general.
Las cr¨ªticas iniciales persisten. El veterano polit¨®logo Paul Alli¨¨s las resume en un art¨ªculo publicado en el blog La Constitution d¨¦cod¨¦e (La Constituci¨®n descodificada), del constitucionalista Jean-Philippe Derosier. Alli¨¨s sostiene que la V Rep¨²blica es "una democracia en parte", "una Rep¨²blica anacr¨®nica" y un "exotismo" entre los pa¨ªses democr¨¢ticos. Debido a la debilidad de los contrapoderes y la concentraci¨®n de poderes en la figura presidencial, propicia una "irresponsabilidad creciente" del poder ejecutivo.
"Yo respondo ante el pueblo franc¨¦s", dijo este verano Macron en pleno esc¨¢ndalo por las im¨¢genes de su jefe de seguridad, Alexandre Benalla, agrediendo a manifestantes. As¨ª resum¨ªa el esp¨ªritu de la V Rep¨²blica: el presidente, elegido por sufragio universal desde 1965, responde ante el pueblo, no ante el parlamento.
La VI Rep¨²blica, que promueven partidos como la izquierda de La Francia Insumisa, no est¨¢ al orden del d¨ªa. "Aunque tenga 60 a?os, la edad de su jubilaci¨®n no ha llegado a¨²n", dice por tel¨¦fono Derosier, que discrepa de Alli¨¨s en su visi¨®n de la Constituci¨®n de 1958.
Derosier sostiene que, en la V Rep¨²blica, el poder del presidente depende en gran medida de su mayor¨ªa parlamentaria, que no tiene por qu¨¦ ser siempre tan amplia como la de Macron. "Mientras que en Espa?a, en Alemania, en Italia, en Reino Unido s¨®lo se vota una vez para elegir un ¨²nico jefe, en Francia se vota dos veces para elegir un ejecutivo dual, entre el presidente y el gobierno", dice Derosier por tel¨¦fono. "As¨ª que, decir que la V Rep¨²blica no es democr¨¢tica porque da todo el poder al presidente de la Rep¨²blica me parece, como m¨ªnimo, c¨®mico".
Todo depende, adem¨¢s de la mayor¨ªa parlamentaria del presidente, de su estilo al gobernar. Fran?ois Hollande, antecesor de Macron, quer¨ªa ser el presidente normal: m¨¢s un primer ministro escandinavo que un jefe de Estado gaullista. Macron, que antes de alcanzar el poder teoriz¨® sobre la nostalgia que los franceses sienten por el rey decapitado en 1793, ha recuperado a De Gaulle. Su gaullismo ¡ªla concentraci¨®n del poder, el af¨¢n por realzar la autoridad, la debilidad de la oposici¨®n y los contrapoderes¡ª se le puede volver en contra.
En Colombey-les-Deux-?glises, tendr¨¢ tiempo para meditar sobre el mensaje de De Gaulle. Quiz¨¢ coincida con Ren¨¦ Piot y escuche sus recuerdos del ¨²ltimo d¨ªa del general.
Piot, que entonces ten¨ªa 27 a?os, explica que, unos meses antes, hab¨ªa visitado La Boisserie y De Gaulle le ofreci¨® un cigarrillo y un licor. La segunda vez, el 9 de noviembre de 1970, no le ofreci¨® nada. Cuando ya se marchaba, su esposa, Yvonne, le rega?¨®: "No has ofrecido nada al se?or Piot". "Oh, se?or Piot, tome algo", dijo compungido De Gaulle, el hombre que dijo no a la rendici¨®n a Alemania y que trajo el actual r¨¦gimen constitucional. Estaba a punto de cumplir 80 a?os. "No, gracias, mi general", replic¨® Piot. Cruz¨® la puerta y se march¨®. A la ma?ana siguiente, como el resto de Francia, recibi¨® la noticia de su muerte.
Estabilidad o contrapoderes
Al hacer balance de la V Rep¨²blica, el principal argumento a favor es la estabilidad. Tras d¨¦cadas de inestabilidad parlamentaria, invasiones y guerras con los vecinos, la V Rep¨²blica ha tenido siete presidentes desde 1958 y a medio plazo es improbable que Francia se dote una nueva Constituci¨®n. Har¨ªa falta una crisis grave, como en 1940 o 1958, para dinamitar el sistema. En el cap¨ªtulo de las cr¨ªticas, la principal es la acaparaci¨®n del poder en manos del presidente. Cuando, como ocurre ahora, este dispone de una mayor¨ªa parlamentaria holgada, su poder supera el de otros presidentes o primeros ministros en democracias parlamentarias. De Gaulle cre¨ªa que un pa¨ªs como Francia necesitaba, por su propio car¨¢cter nacional, un presidente fuerte. ¡°Sin [un poder fuerte]¡±, escribi¨® en sus memorias, ¡°la multiplicidad de tendencias que nos es propia, en raz¨®n de nuestro individualismo, de nuestra diversidad, de los fermentos de divisi¨®n que nos han dejado nuestras desgracias, reducir¨ªan al Estado a no ser, de nuevo, m¨¢s que la escena de la confrontaci¨®n de simulacros de acci¨®n ideol¨®gica, de rivalidades fragmentarias, de simulacros de acci¨®n interior y exterior sin duraci¨®n ni alcance¡±.
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