La heredera del imperio licorero que invirti¨® su fortuna en una secta
Clare Bronfman ha sido condenada a 81 meses de c¨¢rcel acusada de utilizar su ingente patrimonio para silenciar a las v¨ªctimas de la turbia organizaci¨®n
La heredera del imperio licorero Seagram, Clare Bronfman, ha sido condenada a seis a?os y nueve meses de prisi¨®n por su pertenencia a la secta Nxivm, la turbia organizaci¨®n de estructura piramidal que se hac¨ªa pasar por un grupo de autoayuda y que ha resultado ser una trama rocambolesca de oscuros negocios, blanqueo de dinero y esclavitud sexual. Una condena que llega tras tres a?os de sospechas e investigaciones y despu¨¦s de que The New York Times informara de que exist¨ªa un n¨²cleo de mujeres dentro de la organizaci¨®n que ejerc¨ªan de esclavas sexuales del l¨ªder, Keith Raniere, quien grababa a fuego sus iniciales en sus pelvis y las somet¨ªa a castigos adem¨¢s de chantajearlas. Una secta en la que Bronfman ha participado activamente hasta el punto de que con su fortuna adquiri¨® una isla en Fiji y la puso a disposici¨®n de Raniere y otros trabajadores de la organizaci¨®n como refugio cuando comenz¨® el esc¨¢ndalo.
La llegada de Bronfman a Nxivm ¡ªque se lee Nexium¡ª fue propiciada por su hermana, Sara, quien en 2002 acudi¨® por primera vez a uno de los car¨ªsimos cursos intensivos de coaching que impart¨ªa Executive Success Programs (el germen de Nxivm), una entidad fundada por Raniere en 1998 que lleg¨® a tener tent¨¢culos en 30 pa¨ªses y por cuyas charlas pasaron m¨¢s de 16.000 personas, entre ellas ricas herederas, famosas actrices de Hollywood, graduados en elitistas universidades y grandes empresarios.
Sara y Clare Bronfman nacieron de la tercera esposa de su padre, el magnate Edgar M. Bronfman, un hombre de negocios canadiense-estadounidense que trabaj¨® para la empresa de bebidas destiladas Seagram, de la que finalmente se convirti¨® en presidente, tesorero y director ejecutivo. Ambas son 20 a?os m¨¢s j¨®venes que sus hermanos, quienes a diferencia de ellas tienen estudios universitarios y reputados trabajos. Seg¨²n cont¨® Vanity Fair en 2010, despu¨¦s de que Edgar Bronfman y su tercera esposa se separaran, las ni?as, que entonces ten¨ªan siete y cuatro a?os, se criaron con su madre entre Kenia e Inglaterra.
A comienzos de la d¨¦cada de los 2000 y cumplida la mayor¨ªa de edad, Clare, quien entonces intentaba triunfar como amazona tras competir en concursos internacionales y abrir su propia cuadra para entrenar caballos, fue persuadida por su hermana para adentrarse en el grupo que, con su sede en Albany, Nueva York, ofrec¨ªa a sus miembros talleres para superar obst¨¢culos psicol¨®gicos. Al principio, Clare Bronfman mostr¨® poco inter¨¦s en unirse a Nxivm, pero tras varias reuniones con el l¨ªder Raniere, de quien aparentemente se enamor¨®, acab¨® dentro. Pero no fue una creyente m¨¢s. Su estatus y ser la heredera de una ingente patrimonio le abri¨® pronto las puertas al c¨ªrculo de ¨¦lite de la organizaci¨®n.
Durante m¨¢s de una d¨¦cada, las hermanas Bronfman utilizaron sus fortunas para financiar Nxivm de diversas formas. Seg¨²n The New York Times, Clare Bronfman se convirti¨® en un verdadero cajero autom¨¢tico para Raniere. Movi¨® contactos para que el Dalai Lama visitara Albany y puso a disposici¨®n del grupo su jet privado para transportar a las celebridades a las que intentaban reclutar. Documentos judiciales estiman que gast¨® al menos 116 millones de d¨®lares (98 millones de euros). Financi¨® las demandas de la organizaci¨®n y obtuvo patentes para las invenciones Keith Raniere. Pero Sara y Clare no fueron las ¨²nicas de la familia Bronfman que participaron en alg¨²n momento en la organizaci¨®n. El propio magnate de la licorer¨ªa Seagram acudi¨® a algunos talleres en los inicios de sus hijas, aunque r¨¢pidamente se volvi¨® enemigo de Nxivm, grupo que calific¨® de ¡°secta¡± y ¡°lavadero de cabeza¡± en un art¨ªculo de Forbes de 2003, 10 a?os antes de su muerte.
Sara finalmente se cas¨® y tuvo hijos, y su participaci¨®n en el grupo disminuy¨®. Pero Clare y su fortuna se mantuvieron fieles. Despu¨¦s de que en 2017 se hicieran p¨²blicas las pr¨¢cticas secretas de Nxivm, Bronfman sali¨® en defensa de Keith Raniere, un exprogramador inform¨¢tico de 60 a?os que sigue en la c¨¢rcel a la espera de una condena acusado de ejercer un control psicol¨®gico, econ¨®mico y sexual entre sus ac¨®litas y cuya pena podr¨ªa alcanzar la cadena perpetua. ¡°He visto muchas cosas buenas de nuestros programas y del mismo Keith¡±, escribi¨® Bronfman en su carta. ¡°Ser¨ªa una tragedia perder las ideas y herramientas transformadoras que contin¨²an mejorando la vida de tantas personas¡±.
Bronfman, de 41 a?os, que ha estado en su lujoso apartamento de Brooklyn bajo arresto domiciliario desde 2018 tras el pago de 100 millones de d¨®lares (87 millones de euros) de fianza, se declar¨® culpable en abril del a?o pasado de los cargos de conspiraci¨®n y uso fraudulento de identificaci¨®n. Adem¨¢s, admiti¨® que cometi¨® fraude con tarjetas de cr¨¦dito en nombre del l¨ªder de la secta. Este mi¨¦rcoles el juez de la corte federal de Brooklyn, Nicholas G. Garaufis, la acus¨® tambi¨¦n de utilizar su dinero para silenciar a las v¨ªctimas y cr¨ªticos del grupo. ¡°[Bronfman] utiliz¨® su incre¨ªble riqueza e intent¨® usar su estatus social y conexiones no solo para apoyar el trabajo de Nxivm, sino tambi¨¦n como un medio para intimidar, amenazar y vengarse de las personas que se atrevieron a desafiar su dogma¡±, asegur¨® el juez. Unas creencias que no se sabe si Clare Bronfman perder¨¢ durante sus 81 meses en prisi¨®n o a las que se agarrar¨¢ con m¨¢s ah¨ªnco que nunca.
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