Los 15 minutos que marcaron la g¨¦lida relaci¨®n entre Isabel II y Margaret Thatcher
La reina y la primera ministra se respetaban pero no se entend¨ªan fuera de horario laboral. Su historia de desencuentros se cuenta en la cuarta temporada de ¡®The Crown¡¯
De Isabel II de Inglaterra y Margaret Thatcher, la mujer que ocup¨® el cargo de primera ministra del pa¨ªs desde 1979 a 1990, se dec¨ªa que se tragaban pero no se llevaban. Se podr¨ªa haber esperado complicidad femenina entre dos mujeres ¨Cque adem¨¢s solo hab¨ªan nacido con seis meses de diferencia¨C sobre las que pesaba la tarea de dirigir el Reino Unido, pero sus personalidades eran muy distintas y su relaci¨®n no dej¨® nunca de ser correcta institucionalmente y casi g¨¦lida en el trato personal.
Ni una ni otra cometieron errores ni indiscreciones sobre su relaci¨®n, todo lo m¨¢s lo que Margaret Thatcher lleg¨® a comentar cuando public¨® sus memorias, donde describi¨® sus encuentros semanales con la reina en el palacio de Buckingham como ¡°muy profesionales¡±, una ¡°relaci¨®n de trabajo¡±. All¨ª llegaba cada semana la primera ministra con 15 minutos de adelanto, y all¨ª la dejaba la reina, tambi¨¦n cada semana, 15 minutos esperando para marcar la distancia que separaba a un pol¨ªtico, que van y vienen, de una soberana que se ha convertido en la m¨¢s longeva del planeta.
Lo bueno y lo malo de esa relaci¨®n, el fr¨ªo inicial y la tibieza que lleg¨® a unirlas tras a?os de relaci¨®n, tiene un segundo round en la actualidad, siete a?os despu¨¦s de la muerte de Thatcher. Porque una cosa y otra son parte central del argumento de la cuarta temporada de The Crown, que ya va calentando motores con los primeros trailers de los nuevos cap¨ªtulos de la famosa serie que llegar¨¢ a Netflix a partir del 15 de noviembre.
Margaret Thatcher admiraba a Isabel II por lo que era, la reina; pero esta detestaba esa deferencia que entend¨ªa como condescendencia. El tiempo situ¨® a cada una en su lugar e Isabel II lleg¨® a mejorar su opini¨®n sobre aquella mujer de la que le molestaba tanto su impaciencia. Seg¨²n los cronistas de la ¨¦poca, la Dama de Hierro no entend¨ªa lo que era perder el tiempo y en pol¨ªtica no hallaba el t¨¦rmino medio, todo era ¡°o conmigo o contra m¨ª¡±. Para Isabel II, acostumbrada a conocer gente sin parar como parte de su trabajo, la armon¨ªa y la cordialidad formaban parte de su d¨ªa a d¨ªa.
Entre ellas hubo momentos tensos en el desempe?o del poder, pero tambi¨¦n en encuentros m¨¢s cotidianos. Los analistas coinciden en que entre los primeros el peor ocurri¨® en 1985, cuando la reina temi¨® que la oposici¨®n de Thatcher a imponer sanciones al r¨¦gimen racista de Sur¨¢frica fracturara la Commonwealth. Thatcher era m¨¢s del gusto de la reina madre, Isabel Bowes-Lyon, m¨¢s cercana a su pol¨ªtica de derechas que su hija Isabel II. A la reina no le gustaron nada la fragmentaci¨®n y los altercados que hubo en el Reino Unido a causa de algunas de las decisiones de su primera ministra, entre ellas los graves conflictos con los mineros en 1984 y 1985.
El humor seco de Isabel II tampoco casaba bien con la carencia que Thatcher demostraba de esta cualidad. El documental The Queen and her prime ministers llega a decir que su relaci¨®n lleg¨® a ser ¡°a veces inc¨®moda¡±. Seg¨²n escribi¨® en 1982 el periodista Anthony Sampson, conocedor de sus diferencias, ¡°el estilo de la reina es m¨¢s pr¨¢ctico y dom¨¦stico, mientras que la se?ora Thatcher (que es m¨¢s alta) es la que se comporta como si fuera la reina¡±. Otros afirman que realmente prevalec¨ªa la admiraci¨®n, al menos por parte de la primera ministra. As¨ª lo se?al¨® la dramaturga brit¨¢nica Moira Buffini, autora de la obra Handbaged, que afirm¨® sobre Thatcher: ¡°Sus sombreros, sus guantes y sus abrigos eran ella buscando parecerse a la mujer que admiraba¡±.
Otro libro, The real Elizabeth, de Andrew Marr, relata algunas an¨¦cdotas sobre la relaci¨®n personal entre ambas. Como cuando la reina exclam¨®: ¡°Puede alguien decirle a esa se?ora que se siente?¡±, aburrida de que la Dama de Hierro se ofreciera insistentemente a ayudar en la barbacoa anual que celebra en Balmoral. O cuando la monarca le dijo ir¨®nicamente a uno de sus ayudantes sobre si Thatcher se unir¨ªa a una excursi¨®n por la monta?a durante una de sus estancias veraniegas en el palacio favorito de Isabel II: ¡°Creo que se dar¨¢ usted cuenta de que la se?ora Thatcher solo camina por la carretera¡±.
Sea como fuere, a la reina brit¨¢nica le molest¨® mucho la forma en la que Margaret Thatcher fue retirada de su cargo, despu¨¦s de que Michael Heseltine, miembro de su propio partido, desafiara su tipo de liderazgo. Solo dos semanas despu¨¦s de este suceso, Isabel II concedi¨® a la ex primera ministra la Orden del M¨¦rito, y cuando muri¨® acudi¨® a su funeral. Era la primera vez que asist¨ªa al funeral de un primer ministro desde que lo hizo para mostrar sus respetos por Winston Churchill.
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