El clan Guinness, tragedias familiares y ¨¦xito empresarial
La muerte a los 19 a?os de una de las herederas de la famosa marca de cervezas en extra?as circunstancias durante un d¨ªa de reuni¨®n entre amigos, el ¨²ltimo de los infortunios de la saga
Regar un ¨¦xito empresarial con cerveza como ha ocurrido con los herederos de Arthur Guinnes, el fundador de la famosa cerveza negra seca tipo stout irlandesa, no exime de tragedias a lo largo de los a?os. La idea del dublin¨¦s Arthur Guinness comenz¨® cuando compr¨® una empresa cervecera en Leixlip con la herencia de 100 libras que le hab¨ªa dejado su padrino, el arzobispo de Cashel. En 1759, cuando ten¨ªa 34 a?os, dej¨® este negocio en manos de su hermano menor y decidi¨® probar suerte en Dubl¨ªn, la capital de su pa¨ªs. El siguiente golpe definitivo para su escalada empresarial fue centrarse en la cerveza negra y fuerte que comenzaba a llegar de Londres y abandonar la elaboraci¨®n de cerveza rubia. Corr¨ªa el a?o 1770 y desde entonces el ¨¦xito no ha abandonado a la marca de cerveza que ¨¦l cre¨®.
Arthur Guinness se cas¨® con una rica heredera, Olivia Whitmore y con ella tuvo 21 hijos, de los cuales solo sobrevivieron 10 de ellos. Eran tiempos duros, con altas cifras de mortalidad infantil, pero cada una de estas muertes dej¨® su huella en una familia cuyo padre dej¨® una considerable fortuna personal a morir que solo ha significado la base para un crecimiento mucho mayor que llega hasta nuestros d¨ªas.
Pero esta semana la noticia sobre la familia Guinness no es ni su negocio ni su fortuna. Porque lo que se ha conocido ahora es el resultado de la investigaci¨®n sobre una nueva tragedia familiar ocurrida este verano: la muerte de Honor Uloth, de 19 a?os, una de las herederas de la saga Guinness, hija de lady Louisa Jane Guinness y de Rupert Uloth, exsubdirector de la revista Country Life. El suceso ocurri¨® el viernes 31 de julio, un d¨ªa que acab¨® en tragedia cuando hab¨ªa comenzado como una divertida reuni¨®n, con barbacoa incluida, en la mansi¨®n que la familia posee en el puerto de Chichester, en Sussex, Reino Unido. Honor Uloth era una de las invitadas junto a otros 18 personas a pasar all¨ª un d¨ªa que acab¨® con una cena alrededor de una hoguera.
Alrededor de las 11 de la noche, Honor se fue con dos amigas hasta el jacuzzi que hab¨ªa junto a la piscina de la vivienda y tras salir de all¨ª, sus amigas afirman que la perdieron de vista. La encontr¨® su hermano Rufus, de 15 a?os, inm¨®vil en el fondo de la piscina. Cuando la sacaron trataron de reanimarla mientras llegaba una ambulancia, que finalmente la traslad¨® con vida primero hasta un hospital cercano y despu¨¦s al centro St. Thomas de Londres. Unos d¨ªas despu¨¦s, el 6 de agosto, Honor Uloth fallec¨ªa sin que nadie de los que se encontraban ese d¨ªa en la reuni¨®n conocieran las circunstancias de su muerte.
La investigaci¨®n que ha visto ahora la luz determina que la joven no hab¨ªa bebido nada de alcohol y la polic¨ªa especula con que Honor saltara desde una roca que se utiliza como trampol¨ªn de la piscina familiar y terminara por golpearse con ella, lo que le caus¨® una fractura en el hombro y lesiones cerebrales. Otra de las hip¨®tesis que han manejado los investigadores es que la joven se resbalara y se golpease con el bordillo de la piscina, porque lo ¨²nico que se tiene claro es que lo que provoc¨® su muerte fue un golpe en la cabeza.
El abuelo de Honor, Benjamin Guinness, tercer conde de Iveagh, fue presidente de la compa?¨ªa cervecera, una empresa valorada en m¨¢s de mil millones de euros. Ahora tambi¨¦n se ha sabido que la familia don¨® los ¨®rganos de la joven, seg¨²n su voluntad, y que los recibieron cuatro personas.
El incidente ha recordado que en la historia de esta familia, adem¨¢s de la muerte de once de los 21 hijos de su fundador, se han sucedido otras desgracias. Muchos de los nietos de Arthur Guinnes se convirtieron en alcoh¨®licos y murieron pobres o fueron ingresados en instituciones mentales, otro muri¨® envenenado accidentalmente. Pero este suceso tambi¨¦n ha sacado a la luz otras dos muertes violentas en la familia, la de Peter Guinness, que muri¨® en un accidente de tr¨¢fico en 1978 cuando ten¨ªa solo cuatro a?os. Y la de lady Henrietta Guinnes que falleci¨® ese mismo a?o en Umbr¨ªa, Italia, cuando salt¨® desde un conocido acueducto del siglo XIV, Il Ponte delle Torri, en la localidad de Spoleto, a unos 160 kil¨®metros de Roma.
La mujer, hermana del conde de Iveagh, el que era jefe de la familia Guinness, ten¨ªa entonces 35 a?os y hac¨ªa tres que hab¨ªa heredado m¨¢s de 5,5 millones de euros que no la libraron. Se hab¨ªa retirado de la vida social y decidi¨® marcharse a vivir a Italia buscando una vida tranquila en el campo. All¨ª se cas¨® con un estudiante de medicina de 24 a?os, Luigi Marinori, con quien tuvo una hija, Sarah. Pero nada de eso evit¨® que padeciera una depresi¨®n a la que se atribuy¨® su muerte. Hab¨ªa tenido una vida errante, con numerosas desventuras amorosas no ajenas al inter¨¦s econ¨®mico de sus pretendientes y tambi¨¦n sufri¨® un accidente en 1963 mientras conduc¨ªa un Aston Martin descapotable en el que result¨® gravemente herida y de cuyas secuelas nunca lleg¨® a recuperarse del todo. Su lapidaria frase parece acompa?ar a su legendaria familia: ¡°Si hubiera sido pobre, habr¨ªa sido feliz¡±.
El clan Guinnes es mucho m¨¢s extenso que la rama dedicada a la fabricaci¨®n de cerveza. El hermano del cervecero Arthur, utiliz¨® sus 100 libras de herencia para hacerse orfebre y puso los cimientos de la banca comercial de la familia. Tambi¨¦n existe una rama vinculada a la religi¨®n: 90 Guinness han sido ordenados cl¨¦rigos y son abstemios. Otros Guinness optaron por la carrera familiar. Pero entre unos y otros ha habido incidentes suficientes para un serial. Por ejemplo, Sebastian, hijo de Jonathan, el banquero, pas¨® una Navidad en la c¨¢rcel sentenciado a cuatro meses por un asunto de drogas en Oxford que termin¨® con la muerte de su prima segunda Olivia Channon, algo que afect¨® al prestigio de la saga que los irlandeses tienen como lo m¨¢s cercano a su familia real.
Seg¨²n un art¨ªculo publicado por Sunday Times hace a?os, en los a?os sesenta The Beatles inmortalizaron a Tara Browne, sobrina de lady Dufferin, una anciana tataranieta de Arthur, en su canci¨®n A day in the life, despu¨¦s de que muriera al chocar con su Lotus Elan contra un coche aparcado en Chelsea. Patrick Guinness se mat¨® en un accidente de un coche suizo y un pr¨ªncipe alem¨¢n casado con una prima Guinness muri¨® arroj¨¢ndose a un r¨ªo. Y en 1978, adem¨¢s de las muertes de Peter y Henrietta Guinnes, Denys Guinness y la nieta adolescente de lady Dufferin murieron a consecuencia de lo que siempre se sospech¨® fueron sobredosis de drogas. Algunos se atreven a decir que una frase lapidaria de Henrietta parece acompa?ar a su legendaria familia: ¡°Si hubiera sido pobre, habr¨ªa sido feliz¡±.
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