Una cerveza demasiado amarga
Multimillonarias maniobras burs¨¢tiles il¨ªcitas de la compa?¨ªa Guinness ponen en entredicho a la City
Durante d¨¦cadas, un anuncio comercial escueto y directo, repetido hasta la saciedad en los cinco continentes, hab¨ªa conseguido identificar pr¨¢cticamente la cerveza negra con una sola marca. "Guinness is good for you" (Guinness es buena para usted), proclamaba el anuncio orgullosamente en las vallas publicitarias de todo el mundo, desde la peque?a Irlanda, su lugar de origen, a Australia y Nueva Zelanda, pasando por Estados Unidos y Sur¨¢frica.
Sin embargo, y como consecuencia de lo que ya se conoce en los c¨ªrculos financieros mundiales como el esc¨¢ndalo Guinness, es muy posible que el eslogan tenga que ser abandonado, a pesar de la bondad del stout irland¨¦s, que nadie pone en duda y que hace que sea consumido a raz¨®n de siete millones y medio de ca?as diarias en el mundo.Lo que un diputado brit¨¢nico ha descrito como "el mayor esc¨¢ndalo que haya afectado a la City en una generaci¨®n", salt¨® a las primeras p¨¢ginas de los medios de comunicaci¨®n mundiales a mediados de la pasada semana, aunque los expertos ten¨ªan las antenas conectadas desde principios de diciembre. En esa fecha, el departamento de Comercio e Industria decidi¨® abrir una investigaci¨®n especial sobre las circunstancias que rodearon la adquisici¨®n del grupo de bebidas escoc¨¦s Distillers, fabricante y comercializador de marcas tan conocidas en los mercados mundiales como el whisky Johnnie Walker y la ginebra Gordon's.
Distillers fue comprado en abril de 1986 por el grupo Guinness, dirigido desde 1981 por el agresivo empresario Ernest W. Saunders, que pag¨® por la compa?¨ªa la cantidad de 2.700 millones de libras esterlinas (unos 540.000 millones de pesetas), con lo que desbanc¨® totalmente al otro comprador, el grupo Argyll.
Saunders, antiguo directivo de Nestl¨¦, fue contratado por la familia Guinness -descrita humor¨ªsticamente como lo m¨¢s parecido a una familia real que tienen los irlandeses- hace cinco a?os y puesto al frente del conglomerado como presidente y primer ejecutivo del grupo, con un sueldo de: 110.000 libras (unos 23 millones de pesetas) anuales, que se convirtieron el pasado a?o en 375.000 (m¨¢s de 70 millones de pesetas).
Desde entonces, Saunders se traz¨® como objetivo principal la conversi¨®n de Guinness en el primer grupo de bebidas del Reino Unido y en uno de los primeros del mundo. La pol¨ªtica de absorciones se inici¨® entonces, y culmin¨® el a?o pasado con la compra de Distillers, despu¨¦s de haberse tragado a otros muchos en a?os anteriores; entre ellos, a los fabricantes del whisky Bells, en 1985.
La compra de Distillers parece que se convirti¨® en una especie de obsesi¨®n para Saunders. Las ¨®rdenes eran aparentemente llegar a hacerse con el control de la compa?¨ªa a toda costa.
El mi¨¦rcoles 14 de enero, el Consejo de Administraci¨®n de Guiness se reuni¨® en Londres, despu¨¦s de que los peri¨®dicos brit¨¢nicos empezaran a publicar informaciones sobre la investigaci¨®n emprendida a principios de diciembre pasado por los inspectores del Departamento de Comercio e Industria (DTI), bajo cuya jurisdicci¨®n caen las fusiones y compras de compa?¨ªas.
La bomba estall¨® tras la reuni¨®n del consejo de administraci¨®n. Un comunicado de la compa?¨ªa anunciaba la destituci¨®n de Saunders como presidente y primer ejecutivo, y a?ad¨ªa que se le hab¨ªa solicitado igualmente su dimisi¨®n como consejero. La causa fue la certeza de que Saunders hab¨ªa ordenado la utilizaci¨®n de 100 millones de libras esterlinas (unos 20.000 millones de pesetas) a trav¨¦s de una cuenta en un banco suizo con el fin de hacer subir artificialmente las acciones de Guinness.
Los detalles de esta operaci¨®n, totalmente ilegal de acuerdo con la presente ley de sociedades an¨®nimas y otras normas jur¨ªdicas brit¨¢nicas, fueron revelados tras una auditor¨ªa hecha por Price Waterhouse, los propios auditores de Guinness, en un informe debatido en la reuni¨®n del consejo de administraci¨®n de la sociedad.
Un consejero de Guinness revel¨® a Financial Times que Saunders "se obnubil¨® totalmente con la operaci¨®n y s¨®lo se dio cuenta de lo que hab¨ªa hecho una vez finalizada la compra de Distillers". Fuentes financieras han manifestado que el importe de los pagos hechos para apoyar la operaci¨®n de compra de acciones fue de tal magnitud que hubiera sido descubierto por los auditores de la compa?¨ªa al hacer el an¨¢lisis del balance a finales del presente a?o fiscal.
Al d¨ªa siguiente de la reuni¨®n del consejo, el nuevo presidente de Guinness, sir Norman McFarlane, admiti¨® en una carta a los accionistas que "no se hab¨ªan encontrado explicaciones satisfactorias" por pagos ordenados por un total de 25 millones de libras (unos 5.000 millones de pesetas). La carta expresaba asimismo el temor del nuevo presidente de que estos pagos hubieran estado relacionados con "acciones burs¨¢tiles en apoyo de la operaci¨®n de compra de Distillers".
Sin embargo, a medida que pasan los d¨ªas, las cantidades destinadas aparentemente a la manipulaci¨®n del precio de las acciones aumentan. El mi¨¦rcoles, Financial Times informaba que los propios directivos de Guinness parecen ahora convencidos de que las cantidades destinadas a hinchar los precios ascienden a 200 millones de libras (unos 40.000 millones de pesetas).
La red internacional utilizada parece que se va descubriendo poco a poco. Seg¨²n informaciones de la Prensa internacional parece que parte de las cantidades fue depositada en una cuenta en el Banco Leu, de Z¨²rich, uno de los m¨¢s importantes de Suiza, cuyo presidente no ejecutivo, Arthur Fuerer, era consejero de Guiness. Fuerer y Saunders hab¨ªan trabajado juntos en el pasado para Nestl¨¦. De acuerdo con estas informaciones, parece que el banco suizo particip¨® en la compra de acciones de Guinness antes de que se completara la adquisici¨®n del grupo Distillers.
Temblor en la City
Otra de las conexiones internacionales que investigan en la ac tualidad los inspectores del DTI brit¨¢nico es la posible participaci¨®n en la compra de acciones por parte del agente de Bolsa de Wall Street Ivan Boesky, multado con 100 millones de d¨®lares (unos 130.000 millones de pesetas) el a?o pasado por pr¨¢cticas ilegales consistentes en la compra de acciones vali¨¦ndose del secreto profesional. Boesky compr¨® un paquete de acciones en Distillers a finales de 1985 e increment¨® su participaci¨®n poco antes de que se completase la compra del grupo escoc¨¦s por parte de Guinness. Sin embargo, la compa?¨ªa mantiene que nunca facilit¨® informaci¨®n confidencial sobre sus intenciones a Boesky.
El esc¨¢ndalo Guinness ha sacudido a la City en sus cimientos y ha iniciado una cadena de dimisiones y despidos que afectan a varios de sus miembros m¨¢s respetados. Al mismo tiempo ha servido para poner en evidencia la pol¨ªtica del Gobierno de Margaret Thatcher de permitir toda clase de operaciones financieras y de fusiones sin intervenci¨®n de las autoridades, con la excusa de que "el mercado se regula mejor ¨¦l solo".
De momento, la banca Morgan-Grenfell, una de las m¨¢s respetadas de la City, que ha dirigido en el pasado la colocaci¨®n de acciones de compa?¨ªas y bancos espa?oles, entre ellas las de Tele-
Una cerveza demasiado amarga
f¨®nica, en la Bolsa de Londres, anunci¨® el pasado 30 de diciembre su decisi¨®n de dejar de asesorar a Guinness, al tiempo que conunicaba la dimisi¨®n de su director financiero, Roger Seelig. Pero, la sangria de Morgan-Grenfell no termin¨® ah¨ª. El pasado viernes, el banco anunciaba las dimisiones de su primer ejecutivo, Christopher Reeves, y del director de financiaci¨®n corporativa, Graham Walsh.Morgan-Grenfell se apresur¨® a manifestar que su misi¨®n "no significaba en absoluto que estuvieran envueltos personalmente" en el caso Guinness, sino m¨¢s bien que ambos directivos aceptaban su "responsabilidad gerencial", una forma diplom¨¢tica de decir que no se hab¨ªan enterado a tiempo de la operaci¨®n.
Las dimisiones en Morgan-Grenfell parecen ser la consecuencia directa de las presiones ejercidad sobre el banco por el canciller de Exchequer (ministro de Hacienda), Nigel Lawson, y el gobernador del Banco de Inglaterra, Robin Leigh-Pemberton. En un debate sobre el estado de la econom¨ªa en la C¨¢mara de los Comunes, Lawson prometi¨® la m¨¢xima firmeza en la regulaci¨®n de los mercados, y manifest¨® que, si era necesario, se pedir¨ªan varios procedimientos en el caso Guinness, incluso antesde que terminara la investigaci¨®n oficial del Ministerio de Comercio.
Penas triplicadas
Por su parte, el ministro del Interior, Douglas Hurd, anunci¨® el pasado lunes el env¨ªo urgente de un proyecto de ley a la C¨¢mara para multiplicar por m¨¢s de tres -de dos a siete a?os- las penas contra aquellos que practican lo que en ingl¨¦s se denomina como inside dealing y que afecta a aquellas personas que se aprovechan de su situaci¨®n para manipular la compra de acciones. Dado que todos los partidos est¨¢n de acuerdo en poner t¨¦rmino a la situaci¨®n, es muy posible que el proyecto se haya convertido en ley antes de un mes.
El caso Guinness plantea asimismo una serie de interrogantes sobre la regulaci¨®n de las ¨ªnstituciones de la City. Como dec¨ªa en un editorial Financial Times, "no se trata de aprobar nuevas leyes, sino de preguntarse sobre la posibilidad de c¨®mo se ponen en vigor las actuales.
El esc¨¢ndalo actual es el m¨¢s grave en la historia de la compa?¨ªa, fundada en 1759 por Arthur Guinness con un legado de 100 libras que le hab¨ªa dejado al morir un arzobispo.
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