La saga de los Guinness
Nobles, cl¨¦rigos y banqueros alrededor del imperio de la cerveza
La familia Guinness puso en el lugar que le correspond¨ªa a Ernest Saunders, con firmeza, muy poco despu¨¦s de que se incorporara en 1981 a su imperio de fabricantes de cerveza con el cargo de gerente ejecutivo y con un sueldo de veintid¨®s millones de pesetas al a?o. Los Guinness le hab¨ªan invitado a una boda familiar y se encontr¨® con que no s¨®lo no le hab¨ªan sentado, con la famlia, sino que ni siquiera estaba cerca de la mesa principal. Estaba junto, a un adminstrador de fincas y un jefe de guardabosques, en una mesa reservada para empleados de confianza de la familia.
No es nada nuevo para los Guinness encontrarse alguna cosa desagradable al fondo del barril: el esc¨¢ndalo, la tragedia y una famosa maldici¨®n han descubierto que su apellido lleva un estigma.
Entre los delitos que le echan en cara, la familia cree que Saunders planeaba quitar el nombre de Guinness de la marca de un nuevo consorcio que controlar¨ªa las ventas en todo el mundo de la cerveza negra que produc¨ªan y de los licores que hab¨ªan obtenido a trav¨¦s de la compra de Arthur Bell Distillers.
El sentimiento de horror por el esc¨¢ndalo actual lo comparten la mayor¨ªa (de los 700 miembros vivos del clan Guinness. Todos ellos se mantienen en contacto con la rama de la familia que se dedica a la cerveza y que recopila su propio Qui¨¦n es qui¨¦n, actualiz¨¢ndolo cada 10 a?os, y lo venden a los parientes a 25 libras el ejemplar.
Porque hay mucho m¨¢s que fabricantes de cerveza o banqueros entre los Guinness (el hermano del cervecero Arthur, Samuel, utiliz¨® sus 100 libras para hacerse orfebre, y puso los cimientos de la banca comercial de la familia). Tambi¨¦n est¨¢ la rama vinculada a la Biblia: 90 Guinness han sido ordenados como cl¨¦rigos y son tradicionalmente abstemios. Tambi¨¦n hay Guinness pertenecientes a la carrera militar.
Tienen un ¨¢rbol geneal¨®gico con frutos tan diversos que los peri¨®dicos se refieren a la familia como Guinnessty y la comparan con un serial. Los Guinness tienen todav¨ªa, y de cuando en cuando, una oveja negra. Sebastian, el hijo de 23 a?os del honorable Jonathan, banquero, pas¨® la Navidad y el A?o Nuevo en la c¨¢rcel como consecuencia de una sentencia, de cuatro meses de encierro por su participaci¨®n en un asunto de drogas en Oxford, que condujo a la muerte a su prima segunda Olivia Channon.
Un mito irland¨¦s
El esc¨¢ndalo de la City les perjudica todav¨ªa m¨¢s en Irlanda: los Guinness son lo m¨¢s parecido que tienen los irlandeses a una familia real.
Siempre han tenido cuidado al elegir los c¨®nyuges adecuados dentro de la escala social, y sus casas han estado siempre entre las m¨¢s grandes de Inglaterra e Irlanda. Al mismo tiempo han sido patronos ejemplares -la primera empresa en conceder a sus trabajadores vacaciones pagadas- y ciudadanos filantr¨®picos, que adecentaron las barriadas pobres de Dubl¨ªn.
"Sebastian supone un triste acontecimiento para una rama de la familia y ha provocado terribles titulares", dijo el honorable Desmond, fundador de la Irish Georgian Society, que ha rescatado de la decadencia a muchas de las grandes casas de Irlanda. "El asunto Saunders es muy distinto, pero muy tr¨¢gico en su propio contexto. Afecta a la imagen que tiene la familia en el mundo entero".
Pero las fortunas multimillonarias que ha producido la f¨¢brica de cerveza han apartado la atenci¨®n de la familia de la gesti¨®n de la empresa.
Se considera err¨®neamente que la llamada maldici¨®n de la casa Guinness comenz¨® en los felices a?os sesenta. Pero la tragedia acecha a la familia ya desde el siglo XVIII, cuando uno de los nietos de Arthur se envenen¨® accidentalmente, los otros tres se convirtieron en unos alcoh¨®licos y a dos los encerraron en manicomios.
Las dos ¨²ltimas d¨¦cadas se han cobrado numerosas v¨ªctimas. En los a?os sesenta, los Beatles inmortalizaron a Tara Browne, sobrina de lady Dufferin, una anciana tataranieta de Arthur, en su canci¨®n A day in the life, despu¨¦s de que muriera al chocar con su Lotus Elan contra un coche aparcado en Chelsea; Patrick Guinness se mat¨® en un accidente de un coche suizo, y, seg¨²n parece, un principe alem¨¢n casado con una prima Guinness muri¨® arroj¨¢ndose a un r¨ªo.
En 1978 hubo cuatro tragedias: la hermana del actual lord Iveagh se tir¨® de un puente despu¨¦s de fugarse con un camionero italiano; el mayor, Denys Guinness, y la nieta adolescente de lady Dufferin murieron de lo que se sospecha fueron sobredosis de drogas, y un beb¨¦ Guinness muri¨® en un accidente de coche.
Devotos
Pero muchos de la familia piensan que la decisi¨®n del actual lord Iveagh de renunciar a la presidencia de la empresa y colocar a Saunders en ese cargo puede haber supuesto el mayor golpe contra la progenie de los Guinness.
Sin embargo, los cl¨¦rigos de la familia Guinness dicen que Arthur Guinness "se estremecer¨ªa en su tumba" si pudiera saber c¨®mo han sido abandonados los valores cristianos a cambio de la b¨²squeda de la riqueza material.
Uno de ellos, el reverendo Christopher Guinness, de 43 a?os, dice: "El nombre de Guinness siempre se ha asociado con un devoto cristiano. Arthur Guinness ten¨ªa la costumbre de trabajar siempre con la Biblia sobre su mesa. Es muy triste descubrir que se ha transigido con nuestros principios".
Se sabe que Benjam¨ªn Guinness, lord Iveagh, est¨¢ tremendamente afligido por los recientes acontecimientos, pero sus cr¨ªticos dicen que la bandeja de plata entregada por el primer Arthur Guinness "al var¨®n de m¨¢s edad de mi familia... que se dedique al negocio de la cerveza" no tendr¨¢ el mismo aura cuando llegue el momento de pas¨¢rsela al cuarto conde.
? Sunday Times.
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