La relaci¨®n amorosa de Marta de Suecia y el presidente Roosevelt que revela la ¡®The Crown¡¯ noruega
La serie ¡®Atlantic Crossing¡¯ aborda la vida en el exilio de la madre del rey Harald en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial
La pol¨¦mica princesa Marta Luisa de Noruega debe su nombre a su abuela paterna, mucho menos conocida fuera de Escandinavia, la princesa heredera Marta, madre del rey Harald, cuya muerte temprana, a los 53 a?os a causa de un c¨¢ncer, no le dejar¨ªa convertirse en reina de los noruegos. Despu¨¦s de m¨¢s de medio siglo de su fallecimiento, la televisi¨®n p¨²blica noruega NRK le ha dedicado este oto?o una serie, la primera sobre la Segunda Guerra Mundial en Noruega que tiene a una mujer como protagonista, que recrea su exilio involuntario a Estados Unidos a ra¨ªz de la ocupaci¨®n alemana del pa¨ªs n¨®rdico hace 80 a?os.
Bajo el t¨ªtulo Atlantic Crossing, la catalogada como la The Crown noruega, por su argumento similar a la famosa ficci¨®n brit¨¢nica, no solo atribuye a la mujer de Olav V un papel determinante en la decisi¨®n del presidente Franklin D. Roosevelt a que su pa¨ªs entrara en la contienda. Esta ficci¨®n seriada tambi¨¦n abre la puerta a la lectura de un posible romance entre el pol¨ªtico y la princesa, lo que ha levantado debates entre los historiadores noruegos.
Hija del pr¨ªncipe Carlos de Suecia y la princesa Ingeborg de Dinamarca, su hermana menor fue Astrid, reina consorte de B¨¦lgica, que muri¨® en un accidente automovil¨ªstico en 1935. Seis a?os antes, Marta de Suecia contrajo matrimonio con su primo hermano Olav, con el que tuvo tres hijos. En 1940, la invasi¨®n alemana de Noruega forz¨® a la familia real al exilio. Tras una breve estancia en Suecia, la princesa heredera, junto con sus hijos Ragnhild, de 10 a?os, Astrid, de 8, y el peque?o Harald, de 3, huyeron v¨ªa Finlandia, cruzando el Atl¨¢ntico a bordo del American Legion, para establecerse en Estados Unidos por invitaci¨®n del presidente Roosevelt. El pr¨ªncipe heredero Olav y el rey Haakon, en cambio, viajaron con el gobierno noruego a Londres.
¡°Roosevelt era como un abuelo¡±, record¨® su hija Astrid en una entrevista a NRK en 2001. El presidente les ayud¨® a encontrar escuela para los ni?os, adem¨¢s de la casa en Pook¡¯s Hill en Washington a la que se mudaron, e incluso un cachorro. La realeza noruega se convirti¨® en una segunda familia para Roosevelt. A la princesa Marta le gustaba tener compa?¨ªa y gente agradable a su alrededor. La mayor parte del tiempo ejerc¨ªa de madre soltera en los EE UU, pero su marido Olav ven¨ªa de Londres a visitarla cuando ten¨ªa oportunidad, de dos a tres meses al a?o. Ten¨ªan una relaci¨®n particularmente estrecha. ?l estaba orgulloso de sus esfuerzos durante la guerra.
En sus encuentros con Roosevelt, la princesa heredera le cont¨® historias de la guerra diferentes a las que el presidente escuchaba de los diplom¨¢ticos, pol¨ªticos y militares. Adem¨¢s de dominar siete idiomas, Marta pose¨ªa el carisma y el encanto para atraer contactos para el presidente Roosevelt. ¡°El expresidente Theodore Roosevelt fue un referente para Franklin, y ¨¦l fue buen amigo del rey Haakon y la reina Maud¡±, explica el historiador Trond Nor¨¦n Isaksen. En 1910, Theodore escribi¨® una carta a su amigo el rey Haakon, en la que se compromet¨ªa en ayudar a su hijo si alguna vez fuera necesario. ¡°Y Franklin mantuvo esta promesa cuando dio la bienvenida a la familia del pr¨ªncipe heredero a los EE UU durante la guerra¡±, se?ala este historiador, que ha encontrado evidencia de que la princesa heredera Marta pas¨® la totalidad o parte de 248 d¨ªas con el presidente Roosevelt en el per¨ªodo 1940-1945.
La ¡°gran favorita¡± del presidente
Mucho se ha hablado de si la princesa heredera y Roosevelt llegaron a compartir una aventura amorosa durante los a?os de la guerra. A partir del quinto episodio de la serie, se les presenta como buenos amigos, adem¨¢s de que Marta tambi¨¦n se convirtiera en una buena amiga de la primera dama Eleanor Roosevelt.
Tras la emisi¨®n de cada uno de los ocho episodios, la cadena NRK, responsable de la serie, publica en su sitio web art¨ªculos de verificaci¨®n de hechos para distinguir entre ficci¨®n de cada entrega y lo que realmente ocurri¨®. A la pregunta de si la prensa realmente escribi¨® sobre la relaci¨®n de Roosevelt y Marta de Noruega, la cadena recuerda que lo hizo especialmente el Chicago Tribune, donde uno de sus titulares se?alaba en 1941 a la princesa como ¡°la gran favorita del presidente¡±. El periodista que cubri¨® la relaci¨®n fue Walter Trohan, en cuyas memorias Political Animals, adem¨¢s de reconocer que ¡°la relaci¨®n influy¨® en la pol¨ªtica exterior estadounidense m¨¢s que cualquiera otra de sus relaciones conocidas¡±, escribi¨® que en el oto?o de 1941 recibi¨® un aviso de que la princesa Marta visitaba la casa de campo del presidente todos los fines de semana ¡°sin estar en la lista de invitados¡±. ¡°El responsable de prensa Steve Early me llam¨® y me pidi¨® que parase de publicar¡±, relata Trohan en su libro.
Analistas como Tor Bomann-Larsen, especialista en la realeza noruega, ha acusado a NRK de ¡°falsificar innecesariamente¡± eventos hist¨®ricos para hacerlos m¨¢s entretenidos en la serie. El debate lleg¨® a su culmen tras el episodio en el que la princesa heredera de Noruega contribuy¨® a la famosa Ley de pr¨¦stamo y arrendamiento de Roosevelt, que ten¨ªa como objetivo proporcionar armas a Gran Breta?a para luchar contra la Alemania nazi. Fueron sus pedidos personales de ayuda para su pa¨ªs, sugiere la serie, lo que convenci¨® a Roosevelt a prestar ayuda a Gran Breta?a, no a Winston Churchill.
Los responsables de la serie afirman que la princesa heredera Marta rara vez obtuvo un reconocimiento por sus esfuerzos durante la contienda. ¡°Se le pidi¨® que hiciera cosas y que se esforzara, pero nunca se le dio cr¨¦dito¡±, recalca Linda May Kallestein, historiadora cultural y coautora del guion de la serie. Para sus creadores, no hay duda de que Roosevelt pidi¨® a los estadounidenses que ¡°miraran a Noruega¡± como inspiraci¨®n durante la guerra. ¡°La princesa Marta no fue la ¨²nica que influy¨® en ¨¦l, pero desempe?¨® un papel que al menos gan¨® la simpat¨ªa y la atenci¨®n de Roosevelt. Nadie sabe la verdad completa sobre todo lo que sucedi¨® hace 80 a?os. Los historiadores saben tan poco como nosotros¡±, sostiene la guionista.
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