C. Tangana se lanza a la conquista del planeta
El m¨²sico no esconde que se llama Ant¨®n ?lvarez, ¡®Pucho¡¯ para los amigos, que viene de una familia de clase media del barrio de Usera, fue a un colegio cat¨®lico, estudi¨® Filosof¨ªa y Letras y pas¨® por el purgatorio de los trabajos basura
Para entender a C. Tangana (Madrid, 1990), hay que situarse a finales del siglo XX y recordar las peculiaridades del hip hop espa?ol. A diferencia de lo que ocurri¨® en pa¨ªses cercanos, donde surgieron estrellas masivas tipo MC Solaar o Jovanotti, aqu¨ª se mantuvo el ce?o fruncido. Generalizando, se impuso la fidelidad al canon hardcore, con ritmos ¨¢ridos y versos obsesivos sobre qui¨¦n era y no era aut¨¦ntico. El movimiento arras¨® hace cosa de 20 a?os, pero, con pocas excepciones, no ha propiciado carreras largas, aunque Mala Rodr¨ªguez todav¨ªa sea un referente.
Conviene acordarse ya que Tangana est¨¢ empe?ado en evitar la obsolescencia inherente al g¨¦nero. No ha firmado un contrato de fidelidad al rap en alg¨²n cruce de caminos del Bronx. Todo lo contrario: pas¨® al trap, con incursiones en el reguet¨®n y la EDM (Electronic Dance Music). Ahora tambi¨¦n canta, aprovechando el autotune y otras prestaciones de la grabaci¨®n moderna. Interpreta lo que ha definido como ¡°m¨²sica triste en espa?ol¡±. Y se atreve con confesiones de vulnerabilidad, en vez del modo arrogante que imperaba en el hip hop nacional.
Tampoco encaja en el prototipo del trapero. Escuchando trap, uno puede llegar a tener la sospecha de haber conectado con la cosmovisi¨®n, con los sue?os h¨²medos de la inagotable cantera de concursantes de programas de Telecinco. En vez de asegurar que vivi¨® del trapicheo, como algunos colegas, Tangana no esconde que se llama Ant¨®n ?lvarez, Pucho para los amigos. Que viene de una familia de clase media del barrio de Usera, que pas¨® por un colegio concertado cat¨®lico, que estudi¨® Filosof¨ªa y Letras, que pas¨® por el purgatorio de los trabajos basura. Su modelo profesional definitivamente no es Tony Montana, el narco encarnado por Al Pacino en Scarface que fascina a tantos raperos: prefiere destilar las ense?anzas de Salvador Dal¨ª y Andy Warhol, pintores que dedicaron m¨¢s energ¨ªas a la construcci¨®n de la imagen que al taller. Y lo explica en muchos temas: ¡°El arte de los negocios es el paso que sigue al arte./ Durante los a?os hippies la gente despreci¨® la idea de los negocios/ dec¨ªa ¡°el dinero es malo¡±, ¡°trabajar es malo¡±./ Pero hacer dinero es un arte, trabajar es un arte/ los buenos negocios son la mejor de las artes.
Se trata de crear y mantener un personaje. A su alrededor, todos tienen un nom de guerre: su productor es Alizzz, alias del barcelon¨¦s Cristian Quirante. Su m¨¢nager es Kigo, ??igo Elosegui en el DNI. Sus v¨ªdeos los firma Santos Bacana, el madrile?o ?lvaro Santos, cineasta de Altea afincado en Los ?ngeles. Y todos conversan en una jerga derivada del ingl¨¦s: chartear, crew, chopeo, mood, tirar barras, broder.
Un equipo flexible, dedicado a posicionar la marca C. Tangana. Sin prejuicios: cuando lleg¨® el momento, fich¨® con la multinacional Sony (igual que hizo su antigua novia, Rosal¨ªa). Buscaba financiaci¨®n, infraestructura y una red internacional: el control de la carrera, incluyendo decisiones musicales, sigue en sus manos. De hecho, funciona como ese inquilino que los caseros no saben muy bien a qu¨¦ se dedica: una consulta al departamento de prensa de Sony revela que ignoran exactamente cu¨¢ntos discos f¨ªsicos de C. Tangana han publicado.
Se trata, claro, del universo digital. El no depender de fabricar (y distribuir) discos permite una autonom¨ªa muy apreciable en tiempos como los presentes, cuando la pandemia ha dejado temblando el fr¨¢gil chiringuito de la industria musical. La cat¨¢strofe ha sido menor en el caso del rap y sus descendientes, que generalmente no tienen en los directos su principal fuente de ingresos. Adem¨¢s, es una m¨²sica ya habituada al teletrabajo.
La ¨¦tica laboral de C. Tangana luce impecable. Aunque asegura que desconecta uno o dos d¨ªas a la semana, cabe imaginar que dedica las 24 horas a maquinar sus siguientes acrobacias. Tambi¨¦n aprovech¨® sus viajes por Hispanoam¨¦rica para empaparse de las m¨²sicas populares. Especialmente, tuvo una epifan¨ªa en Cuba: se envenen¨® con los sonidos del caim¨¢n verde. De hecho, su apuesta para 2021 es la inmersi¨®n en el universo latino: su pr¨®ximo disco largo, El Madrile?o, puede incluir temas confeccionados con el brasile?o Toquinho, con los cubanos El¨ªades Ochoa y Omara Portuondo, con figuras del R¨ªo de la Plata como Andr¨¦s Calamaro y Jorge Drexler. Ya lo hab¨ªa avisado: ¡°Y ahora quiero triunfar y ganar/ y salir en la tele y la radio¡±.
Poco a poco, ha acostumbrado a su p¨²blico a los virajes. Para alguien que viene del underground del rap, no es peque?o reto el aceptar el dinero publicitario de Loewe o Lacoste. A¨²n m¨¢s herej¨ªa fue apostar por sonar ca?¨ª: se reinvent¨® como ¡°cantante de boleros y coplas¡± en compa?¨ªa de las voces recias de El Ni?o de Elche y La H¨²ngara en T¨² me dejaste de querer. Pas¨® por Operaci¨®n Triunfo e ignor¨® al presentador, en glorioso desprecio por las convenciones de los programas del prime time.
Otra jugada maestra fue cantar en femenino Nunca estoy, entre citas a Rosario y Alejandro Sanz. De alguna manera, estaba respondiendo a esas brigadas de inquisidores que vetaron su actuaci¨®n en las fiestas de Bilbao por ¡°el machismo¡± de sus letras. Tangana sabe que su proyecto de conquistar el mundo necesita al sector femenino, que sol¨ªa ser refractario a los rudos encantos del rap. Ahora debe aprender a nadar y guardar la ropa: en 2020, un comentario de pasada sobre la evoluci¨®n est¨¦tica de Rosal¨ªa se convirti¨® en noticia rosa. Ni Dal¨ª ni Warhol estuvieron sometidos a tanta presi¨®n.
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