Ca¨ªda y desaparici¨®n del millonario due?o de Alibaba
Jack Ma permanece en paradero desconocido en medio de una campa?a del Gobierno chino en su contra y con la inc¨®gnita de su futuro legal
Durante d¨¦cadas Jack Ma pareci¨® capaz de volar. Este hombre de origen humilde logr¨®, a base de empe?o y tenacidad, levantar de la nada una de las organizaciones m¨¢s valiosas del mundo, Alibaba, e ingresar en las listas de los ricos, poderosos y afamados. Pero en su ensue?o olvid¨® que por arriba tambi¨¦n hay l¨ªmites. Su altura se volvi¨® excesiva a ojos del Partido y, como si de un ¨ªcaro chino se tratara, sus alas comenzaron a derretirse. Ahora, en medio de una campa?a contra sus empresas, el magnate ha desaparecido del ojo p¨²blico, despertando r...
Durante d¨¦cadas Jack Ma pareci¨® capaz de volar. Este hombre de origen humilde logr¨®, a base de empe?o y tenacidad, levantar de la nada una de las organizaciones m¨¢s valiosas del mundo, Alibaba, e ingresar en las listas de los ricos, poderosos y afamados. Pero en su ensue?o olvid¨® que por arriba tambi¨¦n hay l¨ªmites. Su altura se volvi¨® excesiva a ojos del Partido y, como si de un ¨ªcaro chino se tratara, sus alas comenzaron a derretirse. Ahora, en medio de una campa?a contra sus empresas, el magnate ha desaparecido del ojo p¨²blico, despertando rumores sobre su futuro y situaci¨®n legal.
A la ca¨ªda precede, siempre, el ascenso. En su caso, desde lo m¨¢s bajo. Nacido en Hangzhou, Ma fue rechazado una y otra vez en todo tipo de empleos y centros educativos. Inasequible al desaliento, comenz¨® una carrera profesional como profesor de ingl¨¦s hasta que, durante un viaje a Estados Unidos en 1995, descubri¨® una cosa llamada Internet. Cuatro a?os m¨¢s tarde, fundar¨ªa desde su apartamento Alibaba, hoy la novena empresa del mundo por capitalizaci¨®n burs¨¢til.
Alibaba comenz¨® como punto de encuentro para proveedores chinos y actores extranjeros interesados en hacer negocio con el gigante asi¨¢tico: la puerta de entrada ideal a un mercado del que todos quer¨ªan participar, pero nadie sab¨ªa c¨®mo. A partir de ah¨ª y bajo la direcci¨®n de Ma, la compa?¨ªa fue creciendo hasta transformarse en un gigante del comercio electr¨®nico con presencia en m¨²ltiples industrias tecnol¨®gicas, desde servicios financieros hasta inteligencia artificial.
En septiembre de 2019, convertido en multimillonario y celebridad global, dio un paso al lado. ¡°No quiero morir en la oficina, quiero morir en la playa¡±, hab¨ªa declarado un a?o antes al anunciar su decisi¨®n de abandonar Alibaba. Ya entonces su prematura retirada destap¨® especulaciones acerca de su relaci¨®n con el Gobierno e hipot¨¦ticas presiones, algo que ¨¦l, miembro del Partido Comunista Chino ¨Cm¨¢s imperativo social que hecho anecd¨®tico¨C, siempre neg¨®.
Ma cumpl¨ªa ese mismo d¨ªa 55 a?os. De acuerdo a su filosof¨ªa, ¡°de los 50 a los 60 hay que formar a la siguiente generaci¨®n¡±, pretend¨ªa dedicar gran parte de su tiempo a la filantrop¨ªa, al medio ambiente y a la formaci¨®n de nuevos emprendedores. Desde entonces, su colaboraci¨®n con diversas agencias de Naciones Unidas a trav¨¦s de su Jack Ma Foundation ha contribuido a mejorar la imagen internacional china. Cuando la pandemia se extendi¨® en marzo, don¨® decenas de millones de mascarillas y equipamiento m¨¦dico a pa¨ªses de todo el mundo.
Un as en la manga
Pero su jubilaci¨®n no era definitiva. Ma, que lleva los negocios en las venas, se guardaba una ¨²ltima apuesta ganadora. Se trataba de Ant Group, la empresa de servicios financieros digitales que naci¨® en el seno de Alibaba y de la que es accionista mayoritario. Esta estaba destinada a protagonizar la mayor salida a Bolsa de la historia en noviembre del a?o pasado, pero las autoridades chinas congelaron la operaci¨®n cuando apenas faltaban 48 horas para la fecha se?alada.
Dicho movimiento estaba motivado por el enorme poder que hubiera acumulado Ant y, por tanto, Ma. De haberse consumado su oferta p¨²blica inicial, la firma se hubiera colocado en posici¨®n de rebasar a los primeros bancos estatales. Con la ambici¨®n y la capacidad, adem¨¢s, de controlar un porcentaje significativo del cr¨¦dito nacional gracias a sus pr¨¦stamos, inversiones y seguros personalizados. En sus seis a?os de historia, Ant ya ha proporcionado liquidez a 500 millones de personas. Como el propio empresario ilustr¨®, ¡°pide prestado 100.000 y tendr¨¢s miedo del banco; pide prestado 1.000 millones y el banco te tendr¨¢ miedo a ti¡±.
El Partido, adem¨¢s, no iba a asumir riesgos con una persona que hab¨ªa puesto en duda su fidelidad absoluta. Ma siempre se hab¨ªa mostrado complaciente. ¡°Si el Gobierno necesita Alipay [servicio de pagos electr¨®nicos de Ant], se lo dar¨¦¡±, lleg¨® a afirmar en 2013. Sin embargo, poco antes de la salida a Bolsa de Ant se desmarc¨® con unas declaraciones que las autoridades recibieron como un desaf¨ªo. Durante un foro, critic¨® la legislaci¨®n del pa¨ªs en materia financiera y su mentalidad de ¡°tiendas de empe?o¡±. ¡°Debemos sustituir esa mentalidad por un sistema de cr¨¦dito basado en big data, empleando las posibilidades tecnol¨®gicas actuales¡±, proclam¨®.
Jack Ma hab¨ªa volado demasiado alto. El debut burs¨¢til de Ant fue paralizado y comenz¨® una campa?a contra Alibaba. Desde entonces, los correctivos han sido constantes. En diciembre, adem¨¢s, la Administraci¨®n Estatal para la Regulaci¨®n del Mercado anunci¨® la apertura de una investigaci¨®n por pr¨¢cticas monopol¨ªsticas. A consecuencia, Alibaba ha perdido casi un tercio de su cotizaci¨®n burs¨¢til desde finales de octubre, equivalente a la evaporaci¨®n de 340.000 millones de d¨®lares (280.000 millones de euros).
Ma no ha sido visto en p¨²blico desde entonces. Ni siquiera ha aparecido en la final de un concurso de televisi¨®n creado por ¨¦l. ¡°El se?or Ma ya no puede participar a causa de un problema de agenda¡±, adujo al diario Financial Times un portavoz de Alibaba. Quien fuera el hombre m¨¢s rico de China ha visto c¨®mo en los ¨²ltimos meses su patrimonio ha menguado de 51.000 millones de euros a 40.000, de acuerdo a datos de Bloomberg. Algunos medios apuntaban, incluso, que las autoridades le habr¨ªan advertido para no abandonar el pa¨ªs. Ma cogi¨® una altura excesiva y olvid¨® que en China nada puede, no ya superar, ni siquiera acercarse demasiado al Partido. Est¨¢ por ver si el da?o en sus alas es transitorio, o si por contra est¨¢ destinado a caer en el oc¨¦ano.