Megan Rapinoe, la futbolista que lucha contra las injusticias
La campeona del mundo y azote de Trump publica su libro de memorias, en el que reflexiona sobre la desigualdad salarial femenina o el racismo
En la autobiograf¨ªa de todo deportista hay ciertas frases, t¨®picos o temas que todo el mundo espera que salgan a relucir: infancias especiales, logros deportivos y lesiones. Pero pocos aguardan que de la escritura de la futbolista profesional probablemente m¨¢s conocida del mundo salgan frases como ¡°la FIFA es vieja, masculina y rancia¡±. Y todav¨ªa menos a¨²n leer alegatos sociales como una reflexi¨®n sobre que ¡°la precariedad de la vivienda entre los j¨®venes es el punto de cohesi¨®n en el que se re¨²nen otros asuntos¡±.
La autora de todas ellas es Megan Rapinoe (Redding, California, 35 a?os), una mujer que en los ¨²ltimos a?os se ha convertido en m¨¢s que un s¨ªmbolo del f¨²tbol femenino. Pionera en este deporte en Estados Unidos, quien ya es una de las veteranas de su selecci¨®n nacional ha vivido los palos de una industria a la que no duda en colocar calificativos de injusta, frustrante y poco comprometida. Pero tambi¨¦n ha logrado que el f¨²tbol, que en Europa es el rey, se vea en EE UU como un deporte, si no de masas, s¨ª a considerar. Y sobre todo ha convertido su fama planetaria en todo un altavoz.
Rapinoe lanz¨® el 3 de febrero su libro de memorias One Life (Libros C¨²pula), la que es una autobiograf¨ªa singular para una mujer singular. Constancia de ello deja la cita con la que arranca el libro: ¡°Dime, ?Qu¨¦ planes tienes para tu ¨²nica, salvaje y preciosa vida?¡± (Mary Oliver, El d¨ªa de verano). A partir de ah¨ª, Rapinoe desgrana una existencia guiada por el f¨²tbol, la familia y un creciente inter¨¦s por el bienestar social poco com¨²n en muchos deportistas. Algo que ella sabe y que, en las 214 p¨¢ginas del libro, afea sin temor a muchos otros privilegiados como ella.
La autora naci¨® en una familia numerosa en Redding, un pueblo de California, con multitud de hermanos, primos, t¨ªos y sobrinos pululando a su alrededor y que siguen siendo su n¨²cleo. En especial su gemela, Rachael Rapinoe. ¡°Mi caja de resonancia, mi espejo, mi red de seguridad¡±, la describe. Por el libro aparece tambi¨¦n su hermano Bryan, convicto por delitos de drogas y hurtos que ha pasado 16 de los ¨²ltimos 20 a?os entrando y saliendo de la c¨¢rcel. Situaci¨®n que, como casi todo a su alrededor, la invita a reflexionar. Para ella, la actitud de su hermano hizo que las gemelas fueran ejemplares ante sus padres y que se esforzaran m¨¢s en sus trayectorias deportivas y acad¨¦micas. Pero la futbolista explica que Bryan no es culpable por s¨ª mismo. Su entorno le marc¨®: su pueblo est¨¢ en un ¡°¨¢rea rural arrasada por las drogas¡± donde los opi¨¢ceos y las sobredosis son comunes.
Rapinoe es quien es por su infancia, por esa furgoneta con la que recorr¨ªa su Estado, partido a partido, cada fin de semana. ¡°Me encant¨® desde el primer momento. Hab¨ªa algo en el ritual del f¨²tbol que lo hac¨ªa especial¡±, dice de la pasi¨®n de su vida. Pese al continuo apoyo de sus padres, argumenta que desde ni?a ¡°nunca¡± se lo plante¨® como ¡°una carrera profesional¡±. De hecho, se?ala a los progenitores que creen ¡ªy hacen que sus hijos crean¡ª que por ser peque?os prodigios ser¨¢n estrellas adultas.
El libro desgrana los m¨¦ritos profesionales de la jugadora, desde su incorporaci¨®n a la selecci¨®n sub-17 para jugar en Francia hasta sus logros adultos en Mundiales, Juegos Ol¨ªmpicos o el Bal¨®n de Oro. Lo m¨¢s interesante es observar c¨®mo Rapinoe se ha adue?ado de su ¨¦xito, y no al rev¨¦s. Desde muy joven afirma: ¡°La popularidad de mi equipo me dot¨® de una plataforma¡±. Y esa plataforma ha ido creciendo con los a?os y los triunfos.
Al principio habla de lo m¨¢s cercano: su homosexualidad. Nunca ocult¨® que era lesbiana como tantas otras jugadoras pero ella decidi¨® anunciarlo. ¡°Exponer mi sexualidad hab¨ªa sido la mejor decisi¨®n que pod¨ªa tomar y cre¨ªa que incluso hab¨ªa mejorado mi forma de jugar¡±, escribe. Fue el primer paso para dotar de decencia a su profesi¨®n, algo que se puede lograr con pocos gestos pero a lo que pocos se atreven, se lamenta. Salir del armario fue el inicio, pero por lo que se gan¨® admiraci¨®n y cr¨ªticas fue por atreverse a hincar la rodilla mientras sonaba el himno de EE UU como protesta por la violencia racial, en un gesto imitando al quarterback de los 49ers Colin Kapernick.
Nada escapa de la mirada ¨¢vida y cr¨ªtica de Rapinoe. Ni esa violencia, ni la falta de empat¨ªa por parte de su equipo, ni la igualdad salarial por la que lleg¨® con sus compa?eras a plantear una demanda formal contra la federaci¨®n, que fue desestimada y planea recurrir. Sabiendo que dar cifras ¡°suele ser tab¨²¡±, arranca uno de los cap¨ªtulos (titulado precisamente Merecedora) diciendo: ¡°Gan¨¦ unos 500.000 d¨®lares en 2018¡å. Porque para ella ¡°sin transparencia¡± las quejas no se materializan. ¡°Yo prefiero saberlo y contarlo. De otro modo, intentar precisar cu¨¢nto vale el propio trabajo es como disparar en la oscuridad¡±. Pero no se trata de ganar dinero por ganarlo. ¡°El poder es de los que tienen dinero y las atletas femeninas estamos muy mal pagadas¡±, afirma.
Tampoco deja correr cuestiones como ¡°la cultura de la infantilizaci¨®n que rodea al deporte femenino, en el que los entrenadores tienen m¨¢s potestad que las jugadoras¡±, la pobreza de la clase media baja estadounidense, la injusticia del sistema penal, las c¨¢rceles privadas, el sesgo de la cadena Fox... Todo pasa por la lupa de Megan Rapinoe, lo estudia a fondo y encuentra una explicaci¨®n.
La mujer de pelo rosa y car¨¢cter pele¨®n no teme llamar la atenci¨®n. Algo que la ha llevado a atacar en m¨¢s de una ocasi¨®n ¡ªabierta pero someramente¡ª al expresidente Donald Trump. Ella fue la autora de un ¡°no pienso ir a la puta Casa Blanca¡± si ganaba el Mundial de 2019 (cosa que el equipo logr¨®). Como resume una de las frases en su libro de forma clara y pedag¨®gica: ¡°Cuando eliges posicionarte sobre un tema, ayudas a muchas otras causas que ni siquiera conoces. Cuando se palia la desigualdad de un grupo, el resto del espectro se beneficia¡±.
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