El pr¨ªncipe Andr¨¦s recibe oficialmente una denuncia por abuso sexual

Ha sido un juego del gato y el rat¨®n durante las ¨²ltimas semanas. Desde que Virginia Roberts Giuffre interpuso una denuncia por abuso sexual contra el pr¨ªncipe Andr¨¦s en un tribunal de Nueva York, el pasado 10 de agosto, el hijo de Isabel II ha intentado evitar a toda costa que le llegara la notificaci¨®n formal. Incluso abandon¨® su estancia habitual de Windsor para desplazarse, junto a su exesposa, Sarah Ferguson, al castillo de Balmoral, en Escocia, donde la reina sigue disfrutando de sus vacaciones estivales.

Virginia Giuffre acusa al duque de York de abusar de ella en 2001, cuando era menor de edad (17 a?os), en el apartamento londinense de Ghislaine Maxwell, actualmente en prisi¨®n y que actuaba presuntamente entonces como conseguidora de ¡°esclavas sexuales¡± para el millonario ped¨®filo estadounidense, Jeffrey Epstein. Giuffre hace referencia en su denuncia a dos encuentros con el pr¨ªncipe Andr¨¦s, en Londres y en el apartamento de Epstein en Nueva York. El segundo hijo var¨®n de Isabel II ha negado tajantemente esta acusaci¨®n, hasta el punto de asegurar que no recuerda haber conocido personalmente a la mujer. Existe, sin embargo, una foto tomada en el mismo apartamento londinense de Maxwell en la que ve al pr¨ªncipe agarrar de la cintura a una joven Giuffre.

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Los documentos registrados en el tribunal estadounidense que lleva el caso indican que la denuncia se le notific¨® el pasado 27 de agosto. Un agente judicial hizo entrega del documento a las 9.30 de aquel d¨ªa (10.30, hora peninsular espa?ola) a uno de los oficiales de la Polic¨ªa Metropolitana que vigilaba el Royal Lodge de Windsor, las instalaciones donde residen los duques de York. El d¨ªa antes, seg¨²n el relato depositado en el tribunal, los polic¨ªas se hab¨ªan negado a recibir la notificaci¨®n.

A partir de este momento, los plazos judiciales se ponen en marcha. Andr¨¦s dispone hasta el 17 de septiembre para responder a la notificaci¨®n. Se trata, sin embargo, de una demanda civil que persigue una indemnizaci¨®n pecuniaria. No es un procedimiento penal impulsado por la Fiscal¨ªa estadounidense, con lo que el equipo legal del pr¨ªncipe puede optar por no responder, y evitar que su cliente se embarque en un litigio que perjudicar¨ªa a¨²n m¨¢s su imagen ante la opini¨®n p¨²blica.

Giuffre podr¨ªa seguir adelante con su acusaci¨®n, e incluso obtener una sentencia condenatoria que conllevara la fijaci¨®n de la cantidad a pagar. En ese caso, el pr¨ªncipe Andr¨¦s deber¨ªa pens¨¢rselo dos veces antes de viajar a Estados Unidos, porque podr¨ªa verse sometido a una orden de ejecuci¨®n forzosa.

La demanda interpuesta por Giuffre utiliza t¨¦rminos de extrema dureza para acusar al hijo de Isabel II. Asegura que fue ¡°forzada, bajo amenazas directas y expresas de Epstein, Maxwell y el pr¨ªncipe Andr¨¦s, a realizar actos sexuales con el pr¨ªncipe Andr¨¦s, hasta el punto de temer la muerte, da?os f¨ªsicos u otras repercusiones en su contra si desobedec¨ªa, a que los tres ten¨ªan conexiones poderosas, riqueza y autoridad¡±, dice el documento legal.

Aunque la reina tenga gestos de cari?o hacia el que, seg¨²n se ha entendido siempre, es el hijo al que m¨¢s afecto tiene, el palacio de Buckingham ha tomado una distancia sideral de los problemas legales de Andr¨¦s. Se ha evitado cualquier comentario oficial o extra oficial al respecto, para remitir en todo momento las consultas al equipo legal o al despacho de relaciones p¨²blicas que ha asumido la representaci¨®n del duque de York. La respuesta del despacho a las ¨²ltimas informaciones, una vez llegada a Windsor la notificaci¨®n judicial, ha sido: ¡°Sin comentarios¡±.