Los Simpson desfilan para Balenciaga y sacuden los axiomas del lujo
El v¨ªdeo de la casa francesa conquista la pasarela de Par¨ªs y muestra c¨®mo es posible establecer una conexi¨®n emocional con una audiencia sobresaturada
Desfiles grabados, v¨ªdeos con avatares y hasta piezas de arte y ensayo firmadas por Luca Guadagnino. La industria de la moda lleva un a?o y medio ensayando distintas f¨®rmulas para mostrar sus colecciones digitalmente ¡ªen la mayor parte de los casos con m¨¢s presupuesto que acierto¡ª, pero el s¨¢bado pasado Balenciaga rompi¨® la baraja. Nada puede competir con un episodio de Los Simpson. El que se proyect¨® en el teatro Chatelet de Par¨ªs contaba c¨®mo Homer, Marge y los vecinos de Springfield viajaban a la capital francesa para desfilar a las ¨®rdenes del director creativo de la firma, Demna Gvasalia, que ten¨ªa su propio personaje. El corto bromeaba con el precio estratosf¨¦rico de las prendas de Balenciaga, la falta de criterio de la prensa especializada y el concepto de fealdad: ¡°Esta ciudad es lo m¨¢s deprimente que he visto en mi vida, y eso que he nacido en la Uni¨®n Sovi¨¦tica¡±, dec¨ªa la versi¨®n amarilla del dise?ador georgiano.
Punto y partido para Gvasalia. Con el desfile de Los Simpson para Balenciaga, la firma acapara la conversaci¨®n en la semana de la moda de Par¨ªs, revienta Instagram y consigue que un fashion film trascienda las audiencias cautivas de la moda para convertirse en un verdadero fen¨®meno viral (m¨¢s de medio mill¨®n de visualizaciones al cierre de este reportaje). Decir que Gvasalia es un experto en llamar la atenci¨®n es minimizar la capacidad del dise?ador para conectar emocionalmente con una audiencia global sobresaturada, una cualidad imprescindible en la industria del lujo contempor¨¢nea, pero que, a juzgar por lo visto este mes sobre las pasarelas internacionales, pocos dise?adores poseen.
Recurriendo a Los Simpson en plena crisis pospand¨¦mica, Gvasalia apela a esa ¨¦poca situada entre finales de los noventa y principios de los 2000 en la que todo parec¨ªa posible y el grueso de sus consumidores eran felices adolescentes. Otras marcas reivindican este periodo desde el punto de vista est¨¦tico, pero Balenciaga recurre a sus s¨ªmbolos, demostrando, una vez m¨¢s, su dominio de la semi¨®tica de la moda.
La firma francesa no solo le habla al coraz¨®n de la generaci¨®n X, sino que maneja como pocas el lenguaje de milenials y zetas. Lo prueba que el 35% de sus compradores lo sean y tambi¨¦n la edad media de la marabunta que se congreg¨® alrededor del teatro parisino. La raz¨®n, el listado de famosos que Gvasalia invit¨® a desfilar ¡ªCardi B, Paris Jackson, Eliott Page, Lewis Hamilton, Anne Imhof¡ª y que mezcl¨® con miembros de su propio equipo y prebostes del sector como Anna Wintour, Naomi Campbell o Juergen Teller. Todos pasaron por una alfombra roja situada en plena calle y cuyas im¨¢genes se proyectaban en el escenario del teatro. Una vez dentro, los modelos se iban sentando mezclados entre el p¨²blico. Gvasalia cuestiona as¨ª, una vez m¨¢s, los arcaicos axiomas del lujo ¡ªla exclusividad, el buen gusto, la divisi¨®n por clases¡ª e ironiza sobre una de las ¨²ltimas cr¨ªticas que ha recibido: que el m¨¢s transgresor entre los transgresores ha lanzado una l¨ªnea de alta costura porque, para reforzar su imagen, debe entrar en el juego de las alfombras rojas igual que cualquier marca convencional. ?No quieres caldo? Toma dos tazas.
Valentino tambi¨¦n sac¨® su colecci¨®n a la calle. El desfile tuvo lugar en un mercado y, al terminar, los modelos salieron y posaron frente a los rebosantes caf¨¦s de Le Carreau du Temple. La intenci¨®n de dinamizar la marca y acercarse a las nuevas generaciones era patente en los patrones XL de las camisas ¡ªpropuestas tanto para hombres para mujeres¡ª, el corto cort¨ªsimo de las faldas y la reinterpretaci¨®n en clave sport de algunos de sus cl¨¢sicos. Pero si las comparaciones son siempre odiosas, a veces resultan tambi¨¦n reveladoras. La de Valentino representa una forma de entender el futuro de la moda y el di¨¢logo con los consumidores m¨¢s j¨®venes opuesta a la de Balenciaga. Si combinar bell¨ªsimos vestidos brocados con botas militares resulta relevante creativa y comercialmente solo el tiempo, las cuentas de resultados y la calle lo dir¨¢n.
Tambi¨¦n Ann Demeulemeester inaugura etapa. Hace un a?o la firma belga fue adquirida por Claudio Antonioli, cofundador de la compa?¨ªa que est¨¢ detr¨¢s de Off White y Palm Angles, y el s¨¢bado celebr¨® su primer desfile en Par¨ªs bajo esta nueva propiedad desplegando un cat¨¢logo de sastrer¨ªa sobredimensionada y denim.
M¨¢s que otro modelo de negocio, Herm¨¨s es casi una isla. Pero de cara al pr¨®ximo verano, tambi¨¦n rejuvenece su propuesta a trav¨¦s de piezas m¨¢s sexies, entendiendo que este concepto tiene un significado en Versace ¡ªtops de goma roja¡ª y otro muy distinto en la centenaria maison francesa: delicados bustiers, tops con escote halter en malla de seda, shorts de cuero y vestidos en muselina semitransparente con mosaicos de piel. Desarollada en apetecibles tonos tierra y pre?ada de gui?os a la marroquiner¨ªa de la firma, la colecci¨®n se present¨® en un aer¨®dromo situado a una hora y media de Par¨ªs a donde la marca traslad¨® a todos los invitados en m¨¢s de 300 coches. Una grandilocuente invitaci¨®n a la evasi¨®n, pero tambi¨¦n una constataci¨®n de que todav¨ªa hay una parte de la industria que no ha entendido que el mundo ha cambiado y hoy el tiempo ¡ªy no un bolso de piel¡ª es el verdadero lujo.
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