La justicia brit¨¢nica blinda el testamento de Felipe de Edimburgo durante 90 a?os
El recurso presentado por el diario ¡®The Guardian¡¯ para abrir el documento no ha prosperado, lo que avala la decisi¨®n de sellar la ¨²ltima voluntad del marido de Isabel II, garantizando el secretismo que envuelve los testamentos de los Windsor
Felipe de Edimburgo se llev¨® a la tumba un llamativo secreto: su testamento. La ¨²ltima voluntad del marido de Isabel II permanecer¨¢ sellada durante 90 a?os. Es lo que dictamin¨® hace un a?o un juez del Tribunal Supremo de Londres y es lo que acaba de ratificar el tambi¨¦n brit¨¢nico Tribunal de Apelaci¨®n ante un recurso presentado por el peri¨®dico The Guardian. El litigio enfrentaba la protecci¨®n de la libertad de prensa contra el derecho a la intimidad de la reina. Al final se ha optado por proteger esta ¨²ltima, en un fallo que trasciende el caso concreto de Felipe de Edimburgo. Desde 1911, la familia real brit¨¢nica ha conseguido esquivar la ley de Reino Unido, que exige que los testamentos de los ciudadanos brit¨¢nicos sean p¨²blicos. Durante este tiempo, los Windsor han solicitado mantener en secreto 33 testamentos y se han repartido de espaldas al p¨²blico activos por valor de al menos 187 millones de libras (unos 223 millones de euros) actualizados a precios de hoy, calcula The Guardian. El poder judicial nunca ha rechazado una de estas peticiones.
El a?o pasado, tras la muerte del duque de Edimburgo, el peri¨®dico ingl¨¦s solicit¨® poder acceder al testamento. Entonces argument¨® que excluir a los medios de la lectura de este documento socavaba el principio fundamental de justicia abierta, que exige el acceso del p¨²blico a los procedimientos judiciales. Por su parte, el juez sir Andrew McFarlane, presidente de la divisi¨®n de familia del alto tribunal, reconoci¨® entender ¡°la curiosidad¡± por conocer la ¨²ltima voluntad de un miembro tan destacado de la familia real. Pero argument¨® que no ten¨ªa ¡°inter¨¦s p¨²blico¡± y que los medios solo persiguen su publicaci¨®n por un ¡°inter¨¦s comercial¡±. Para McFarlane, de hecho, resultaba necesario ¡°mejorar la protecci¨®n que se le da a ciertos aspectos realmente privados de este grupo concreto de personas¡±.
Este viernes, los tres jueces del Tribunal de Apelaci¨®n han optado por respaldar la tesis del jurista y han dictaminado que los medios de comunicaci¨®n no tienen derecho a asistir a la audiencia, ni a ser notificados sobre ella, a?adiendo que la publicidad ¡°habr¨ªa comprometido la necesidad de preservar la dignidad de la reina y la intimidad de su familia¡±.
Este enfrentamiento judicial tiene como origen un l¨ªo de faldas y joyas acaecido hace m¨¢s de 100 a?os. La pr¨¢ctica de sellar los testamentos reales comenz¨® entonces, en 1911, con la muerte del pr¨ªncipe Francisco de Teck. Este conocido mujeriego leg¨® en su testamento las joyas m¨¢s valiosas de la familia a su amante, una mujer noble y casada. La reina Mar¨ªa de Teck, hermana de Francisco y abuela de la actual soberana, solicit¨® entonces a la justicia que el testamento de su familiar fuera secreto para ahorrarse un esc¨¢ndalo. Y lo consigui¨®, instaurando un precedente al que se han aferrado los Windsor cada vez que ha muerto alg¨²n familiar, aunque este fuera lejano.
Durante este tiempo ha habido pocas explicaciones oficiales del poder judicial o del Gobierno brit¨¢nico sobre esta pr¨¢ctica. Documentos oficiales de los Archivos Nacionales brit¨¢nicos, relativos a gobiernos de los a?os setenta y ochenta, muestran que, en privado, altos funcionarios gubernamentales cre¨ªan que mantener en secreto los testamentos de la familia real era una tradici¨®n legalmente cuestionable. A pesar de ello, en 1981 sugirieron a los ministros del gobierno de Margaret Thatcher que no destacaran este aspecto en el Parlamento mientras se debat¨ªa una ley clave en la C¨¢mara de los Lores.
Felipe de Edimburgo no ha tenido esc¨¢ndalos p¨²blicos de calado durante su reinado, el m¨¢s largo que haya tenido jam¨¢s un consorte en la familia real brit¨¢nica. Parece dif¨ªcil pensar en amantes secretas y joyas de familia legadas con sigilo, pero el esconder su testamento del ojo p¨²blico puede ahorrar a los Windsor m¨¢s de una explicaci¨®n. Hay otro aspecto, menor pero relevante, que s¨ª ha trascendido. La privacidad no es la ¨²nica excepci¨®n que afecta a los testamentos en Buckingham. Seg¨²n la legislaci¨®n brit¨¢nica, hay dos supuestos que permiten ahorrarse el impuesto de sucesiones y no pagar al tesoro p¨²blico el 40% del montante: uno es cuando la herencia pasa de consorte a soberano, como en el caso de Felipe de Edimburgo a Isabel II. El otro es cuando pasa de soberano a soberano, lo que suceder¨¢ cuando la actual reina muera y su legado pase a manos de Carlos de Inglaterra, su primog¨¦nito. Probablemente sea lo ¨²nico que conozca el p¨²blico sobre su testamento.
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