Almudena Cid: ¡°Me olvid¨¦ de m¨ª en la pareja¡±
La gimnasta, escritora y actriz presenta ¡®Caminar sin punteras¡¯, un libro donde relata su crisis personal y c¨®mo su experiencia en el deporte de ¨¦lite la ayud¨® en su proceso de superaci¨®n del duelo tras su ruptura con Christian G¨¢lvez

Llega a la Redacci¨®n de EL PA?S al volante de su coche, un Mini de esos mon¨ªsimos. El dato es relevante. Ella misma ha confesado que, m¨¢s de un d¨ªa, en lo peor de su duelo por su ruptura matrimonial con el comunicador Christian G¨¢lvez, sinti¨® la tentaci¨®n de dar un volantazo y acabar con todo. Se asust¨® tanto que se mud¨® al centro de Madrid por no tener que conducir para llegar al teatro, donde representaba la obra Una historia de amor en plena debacle de la suya. Hoy, Almudena Cid (Vitoria, 42 a?os), simpatiqu¨ªsima, parece animosa, incluso alegre, aunque, en alg¨²n momento de la charla, sus ojos amenazan agua. Intuyo que, contando lo suyo, cuenta menos de lo que calla.
?Tanto duele el desamor?
F¨ªjate, yo no sufr¨ª tanto por la p¨¦rdida del amor, sino por c¨®mo ocurri¨®. Fue una ruptura sorpresiva, y esa forma de acabar unilateralmente con 15 a?os de vida conjunta, estando construyendo, literalmente, una oficina en nuestra casa, fue como que cayera una bomba. No sabes si te han amputado un brazo, si est¨¢s viva o muerta, oyes incluso un pitido. Cuando el polvo empieza a reposar es cuando tomas conciencia de lo que ha sucedido, empiezas el proceso traum¨¢tico y a poder colocar, antes no sabes qu¨¦ ha pasado, ni por d¨®nde empezar.
Suena a que le hicieron ghosting, a que desaparecieron sin m¨¢s.
Hubo falta de responsabilidad afectiva. Yo ya conoc¨ªa el abandono y el rechazo. He rechazado y he sido rechazada. Abandon¨¦ a mis padres para ir a formarme a Barcelona, al centro de alto rendimiento deportivo, a los 14 a?os. Me rechaz¨® la Federaci¨®n. He abandonado y me han abandonado novios y amigos. Pero esa ruptura, as¨ª, no entraba en mi cabeza, no la contemplaba mi mente. No la entend¨ªa.
?Necesit¨® ayuda psicol¨®gica?
Mucha. Yo soy de terapia a muerte. Durante mi carrera deportiva, iba para entender mi mente y sostenerme en la presi¨®n de tener que jug¨¢rmelo todo en 90 segundos. Cuando me retir¨¦, segu¨ª para superar el duelo, la crisis de identidad. Cuando ocurri¨® mi ruptura necesit¨¦ ir semanalmente porque estaba destruida, y ya ni siquiera ten¨ªa el asidero de la gimnasia.
Cuando todo estalla me quedo sin la admiraci¨®n del otro y con la sensaci¨®n de que todo se hab¨ªa ido con ¨¦l¡±
Una gimnasta tiene que agradar a los jueces. ?Eso le ha pasado tambi¨¦n en las relaciones?
Puede. En el deporte mi persona quedaba en un segundo o tercer plano, a favor del objetivo que quer¨ªas lograr. Necesitas que te admiren, aunque t¨² sientas que no vales nada. El final de mi carrera coincidi¨® con el comienzo de mi pareja. Sent¨ªa que ¨¦l me admiraba. Que ten¨ªa que hacerme merecer su amor. Ahora lo pienso y digo, ostras, no se puede vivir de esta manera. Cuando todo estalla me quedo sin la admiraci¨®n del otro y con la sensaci¨®n de que todo se hab¨ªa ido con ¨¦l. Me sent¨ªa un despojo. Se me olvidaron mis diplomas, mis libros, mis actuaciones. Igual que cuando ten¨ªa 12 a?os y cre¨ªa que era una mierda y luego, con los a?os, he visto que era sensacional, entonces pens¨¦ que era una in¨²til, una fracasada. Ahora s¨¦ que no. Pero de eso me he dado cuenta cuando he remontado.
Y, encima, fue a los 40 a?os, la edad de la supuesta crisis vital.
F¨ªjate, eso no me afect¨® tanto. Yo, a los 20, ya era considerada una vieja en la gimnasia, y segu¨ª compitiendo hasta los 28. Mi lucha como gimnasta fue lograr una gimnasia sostenible, poder permanecer en la competici¨®n hasta que tu cuerpo aguante.
?Se sinti¨® maltratada?
Digamos que no me he tratado bien yo.
D¨ªgalo como quiera decirlo.
Digamos que como deportista pude madurar en muchos aspectos de mi vida, pero no tuve tiempo para madurar en las relaciones personales y de pareja. Y he repetido un patr¨®n desde el primer novio que tuve largo, de cuatro a?os, que coincide, exactamente, con el de mi ¨²ltima pareja.
D¨ªgame c¨®mo es ese patr¨®n.
No puedo, por respeto.
?Se arrepiente de algo?
No. La transici¨®n que hice como deportista fue la que pude hacer, y, personalmente, me confund¨ª al sentir que me estaban protegiendo. Lo que he entendido en este a?o y medio desde la ruptura es que hice lo que pude con las herramientas que ten¨ªa. He podido seguir vinculada al deporte como comentarista, desarrollarme como actriz, como escritora...

?Y como Almudena Cid?
He pegado un gran cambio, a mejor. Despu¨¦s de esta experiencia soy la misma, pero soy otra.
?Se olvid¨® de vivir, como cantaba Julio Iglesias?
Pues s¨ª, me olvid¨¦ de m¨ª en la pareja. Prevalec¨ªa lo que ten¨ªa que hacer, o c¨®mo me ten¨ªa que comportar, o c¨®mo ten¨ªa que perdonar y aceptar cosas, antes de pensar en que me estaba perdiendo yo, en que me estaba dejando mi esencia en todo ese proceso.
?Cu¨¢nto dolor ha soportado en su vida deportiva?
Uf, tengo el umbral del dolor alt¨ªsimo. Me he dado tantos golpes, he tenido tantos moratones, tantas heridas. He competido con el menisco y el coraz¨®n roto. Entonces, estaba orgullosa, porque eso era s¨ªntoma de esfuerzo, de sacrificio, de trabajo. En el deporte tienes que jugar entre esos l¨ªmites, pero no excederte para poder seguir compitiendo, y eso es muy peligroso.
?Y en la vida personal?
Trasladas esa falsa idea de que una tiene que aguantar todo, creyendo que luego hay un premio, un objetivo, la medalla, el podio. Y es un error. ?Sabes la f¨¢bula de la gallina y el cerdo que quieren poner un restaurante, y la gallina pone los huevos y el cerdo, el bacon? El sacrificio no es el mismo. Yo me he sacrificado mucho.
Usted ha puesto el bacon y otros solo han puesto los huevos.
Exacto.
?C¨®mo est¨¢ ahora?
Estable. Se me ha pasado la amnesia. Tengo mucha informaci¨®n de m¨ª, y ahora tengo la responsabilidad de escucharme, de prestarme atenci¨®n, de respetarme. Un d¨ªa, tumbada bocarriba en la cama, tuve una revelaci¨®n. Me vi all¨ª, sola, trist¨ªsima, todo se hab¨ªa desmoronado, pero, como ya no ten¨ªa nada, pod¨ªa decidir qu¨¦ hacer ese d¨ªa, y el resto de los d¨ªas. Sobre ese instante revelador se fue construyendo todo. Vas juntando instantes, se?ales de que est¨¢s mejor, y vas saliendo de la rueda.
Ahora quiero escucharme, no tanto priorizarme, sino tener la valent¨ªa de que, si algo no lo veo, no pasa nada por decir no¡±
?Qu¨¦ ya no quiere hacer?
No escuchar a mi intuici¨®n. Ahora quiero escucharme, no tanto priorizarme, sino tener la valent¨ªa de que, si algo no lo veo, no pasa nada por decir no. Priorizar mi tranquilidad y mi necesidad de ser coherente conmigo misma.
Aunque no le agrade al otro.
Exacto. Y aunque me preocupe que pueda explotar, porque creo que una decide no dar esos pasos porque sabe que eso va a generar un conflicto, y te frenas.
?Usted callaba por evitarlo?
S¨ª. Crees que vas a generar una situaci¨®n que signifique un antes y un despu¨¦s, y sigues sacrific¨¢ndote, y no te escuchas. Ahora entiendo la vida como cambiante. Todas esas cosas de que todo es para siempre y esas frases de ¡°este es el amor de tu vida¡±, de ¡°no me falles nunca¡±, y esas cosas. Yo lo que quiero es una buena convivencia, un buen entendimiento, un poder hablarlo todo, una buena comunicaci¨®n. Si est¨¢s mal, preguntar por qu¨¦, ponerlo en com¨²n. Ahora quiero comunicaci¨®n y tranquilidad.
?Por encima de la pasi¨®n?
Ahora mismo, s¨ª, porque la pasi¨®n te puede confundir. Igual en otro momento me dar¨¢ m¨¢s igual, pero ahora mismo me estoy respetando much¨ªsimo, porque antes, a veces, no lo he hecho. Necesito hacer este acto de generosidad hacia m¨ª.
OL?MPICA Y HUMANA
Almudena Cid "abandonó", en sus propias palabras, a sus padres a los 14 años para mudarse a Barcelona y formarse como gimnasta rítmica en una carrera que la llevó a ser la única española en participar en cuatro finales olímpicas consecutivas. La última, en Pekín 2008, cuando besó el tapiz por última vez despidiéndose de su deporte, con un traje de Ave Fénix que se había diseñado ella misma. Si quisiera ponérselo ahora, en su "segundo renacimiento", se le metería "por el culete", afirma. Desde entonces, le ha cambiado el cuerpo y la mente. Tras triunfar, reconvertida en escritora de la serie de libros infantiles Olimpia, y en actriz y comunicadora televisiva, en su último libro, Caminar sin punteras, se desnuda emocionalmente como nunca antes lo había hecho contando su proceso de superación de la gran crisis de su vida: su ruptura matrimonial.
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