Dislexia
?Existe el pensamiento disl¨¦xico? Creo que s¨ª. Y por eso, en mi agradecimiento a ese trastorno o peculiaridad, incluyo mi manera de vestir, mi ojo para lo caro, mi olfato para lo divino y lo ef¨ªmero. Y mi tacto con lo inolvidable
Soy disl¨¦xico, un trastorno con el que naces y que te acompa?a siempre. Plantea serios problemas de adaptaci¨®n y en la formaci¨®n acad¨¦mica, aparte de los m¨¢s evidentes de orientaci¨®n y escritura. Escrib¨ª sobre ello en mi ¨²ltima novela, Tiempo de tormentas, y durante su promoci¨®n me refer¨ª a su presencia en mi vida, recordando los ejercicios que hac¨ªa con mi madre en Caracas. La memoria de aquellos c¨ªrculos que jam¨¢s llegaba a completar me nubla la mirada de l¨¢grimas. Rememorarlos mientras agradec¨ªa el premio a la visibilidad que me fue entregado durante la jornada de los Premios Nacionales de Dislexia, en el Congreso de los Diputados, el pasado mi¨¦rcoles, propici¨® que la emoci¨®n irrumpiera en mi agradecimiento.
All¨ª confirm¨¦ que no es f¨¢cil hablar en un lugar como el Congreso. La voz se agarrota, probablemente por la solemnidad del espacio, y con el calor del verano que se alarga. Me qued¨® claro que tengo que ver a los profesionales de la pol¨ªtica con un nuevo enfoque. Mantener el tipo, asumir el contexto y proyectar la voz son cosas complicadas, al menos para un principiante disl¨¦xico. Aprovecho para felicitar a la reina Letizia por su desenvuelta interpretaci¨®n de un rap durante un acto para llamar la atenci¨®n sobre la salud mental. Est¨¢ claro que ella, m¨¢s profesional que yo, ensay¨®. Luchando por contener esas gotas de llanto, pens¨¦ en la Reina y me recompuse. Pude lanzar mi mensaje: entender que la dislexia no es un trastorno. En mi vida, es un hallazgo. Porque ha sido una lucha, iniciada con aquellos ejercicios de recuperaci¨®n con mi madre, y prolongada durante a?os en los que he afianzado mi sexualidad, cultivado mi pasi¨®n por la literatura, el cine o la televisi¨®n y pulido las aristas de mi personalidad. Mucho se lo debo a la dislexia. Saber que esa discapacidad es incurable y transformarla en una herramienta es, probablemente, la motivaci¨®n que necesitaba. ?Existe el pensamiento disl¨¦xico? Creo que s¨ª. Y por eso, en mi agradecimiento a ese trastorno o peculiaridad, incluyo mi manera de vestir, mi ojo para lo caro, mi olfato para lo divino y lo ef¨ªmero. Y mi tacto con lo inolvidable.
Escribiendo esto, llegu¨¦ a ver en directo la celebraci¨®n y la pitada al presidente en funciones durante el desfile militar del 12 de octubre (nunca he entendido, como latinoamericano y nuevo espa?ol, la raz¨®n militar de este desfile). Llegu¨¦ precisamente para o¨ªr los inolvidables gritos de ¡°que te vote Txapote¡± dirigidos a Pedro S¨¢nchez, que llegaba despu¨¦s del Rolls-Royce de Franco que tra¨ªa a los reyes al punto de encuentro. Arbitraria y caprichosa, la dislexia me ha permitido asociar cosas grandes, hist¨®ricas, con otras peque?as y olvidables. Inolvidable result¨® el desfile de la Fiesta Nacional que este a?o incluy¨® los tradicionales gritos incontenibles y la incorporaci¨®n de la Princesa de Asturias vestida con el uniforme militar. Algo que me hizo pensar en mi esfuerzo para encauzar mi dislexia y en el esfuerzo que hace ?Hola! para promocionar nuevas generaciones y nuevos contenidos nobiliarios. Como la de esta semana, presentando un desfile, una reuni¨®n exclusiva de las mujeres m¨¢s elegantes del pa¨ªs. En ella destacan Isabelle Junot, Margarita Vargas y Alejandra de Rojas, la m¨¢s espa?ola de las tres, heredera absoluta de la elegancia aristocr¨¢tica de su madre, y que sientan en el trono de la elegancia de la revista, un gui?o divertido despu¨¦s que haya protagonizado otra portada en primavera desmintiendo una noticia falsa que la vinculaba al ADN de la familia real.
Tengo dislexia y tambi¨¦n buena memoria. Recuerdo manifestarme en el 2003 en la calle coreando ¡°No a la guerra¡±. Los que est¨¢bamos en esa manifestaci¨®n nos cre¨ªamos un mill¨®n. Aquel gobierno sentenci¨® que solo ¨¦ramos unos miles. Aznar no escuch¨® lo que dec¨ªamos en la calle y apoy¨® a fondo la guerra de Irak. Mi memoria tambi¨¦n es disl¨¦xica.
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