El empleado del banco me mira como si en vez de cambiar divisas le hubiera pedido pistachos. Esta ma?ana no ten¨ªan dinero en la sucursal del hotel y al acudir a la calle me he enfrentado con el calvario diario del iran¨ª medio. "No pierda usted el tiempo aqu¨ª", me aconseja un se?or mayor en la cola de la caja, desatendida desde 20 minutos antes. "Cambie en la calle, dan lo mismo y se ahorra la espera", insiste el buen hombre. El lema revolucionario Ni Este ni Oeste no ha funcionado y, en lo que a burocracia se refiere, Ir¨¢n ha adquirido las peores costumbres del sistema sovi¨¦tico.El presidente Rafsanyani intenta la dif¨ªcil transformaci¨®n de un pa¨ªs anquilosado?NGELES ESPINOSA ENVIADA ESPECIAL,
Teher¨¢n